Así pueden ayudar los caballos a las personas con discapacidad.

Así pueden ayudar los caballos a las personas con discapacidad.

Numerosos estudios avalan los beneficios de los animales sobre el bienestar físico y emocional de las personas, pero si hay una terapia que ha destacado sobre las demás esa es la terapia asistida con caballos o equinoterapia.

2024. 20Minutos

José González/Merche Borja

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Esta terapia tiene muchos beneficios adicionales, como comprueban Elias, María y Curro, personas con distinta discapacidad que acuden cada semana a Ecrin terapias, un centro especializado en neurorrehabilitación con caballos regentado por la fisioterapeuta Natalia Otero.

Sanitarios especialistas en caballos

Para ofrecer terapias con caballos, hace falta mucho más de un caballo manso y espacio, hace falta, sobre todo, conocimiento, «no se trata de dar vueltas con un caballo», explica Natalia Otero, que creo Ecrin Terapias en 2016 tras ver que no era equinoterapia todo lo que relucía, «no había una metodología, no evaluaban… y para que una terapia sea tal, tiene que tener unos objetivos, una evaluación y sobre todo, tienen que estar impartida por sanitarios». En su caso, el equipo (8 personas y cinco caballos) lo forman fisioterapeutas (de personas y caballos), logopedas, psicólogos, terapeutas ocupaciones…, todos ellos, además, con experiencia en caballos y conocimientos en neurorehabilitación.

Mejora la fuerza y el equilibrio

La terapia asistida con caballos puede ayudar a muchos de personas con distintas discapacidades, desde niños con autismo o parálisis cerebral, hasta adultos con esclerosis múltiple, como María, que practica equinoterapia desde hace cuatro años, «la enfermedad me afecta a la fuerza, a la coordinación, al equilibrio… y esta terapia mi ayuda a mejorar todo eso», cuenta.
La equinoterapia es, por tanto, una terapia que permite mejorar a nivel físico, «el caballo nos ayuda mucho más a trabajar el control motor que trabajarlo en una sala», asegura Natalia.

Una motivación extra

Además de todo lo que se trabaja a nivel motor y cognitivo, la equinoterapia funciona porque proporciona una motivación extra, «estar en este entorno, ayuda a que haya una mayor adherencia al tratamiento. El entorno es la vía para esa motivación y el caballo nos ayuda a que la terapia sea más completa». Esto es especialmente beneficioso en caso de niños, como Elías, «no hay aprendizaje sin motivación», asegura Natalia Otero, «y sobre todo en el caso de los niños, es muy importante que tengan motivación, que aprendan jugando, y es mucho más motivante aprender con un caballo que en una sala».

Una mayor autoestima

Curro, de nueve años, tuvo un ictus con cinco debido a una operación de corazón. Desde entonces, para rehabilitarse, entre otras cosas, acude cada semana a hacer terapia con su caballo «en una de las manos, que manejaba muy mal, el cambio ha sido muy grande», cuenta su padre, Jacobo. Pero si hay algo que destaca sobre la salud física es la salud emocional, «el contacto con los animales siempre aporta algo bueno, a Curro le encanta y le da confianza. Subir a un caballo es algo que impone, y para niños como él, que hay muchas cosas que no pueden hacer, verse de repente subidos en un caballo mejora mucho la autoestima»

Sentirse ‘capaces’

Para María, la parte emocional de la equinoterapia también es muy importante, «la sensación que yo tengo en el caballo es como si estuviera andando, algo que cuando yo ando de verdad no siento, porque cojeo. Esto, y otras cosas, me dan mucha autoestima, porque yo antes de que me diagnosticaran esclerosis múltiple, nunca había montado a caballo. He visto que no solo soy capaz de hacer algo que antes no hacía, sino que cada vez que vengo, mejoro. Eso es una de las cosas que con una enfermedad degenerativa es muy difícil conseguir, mejorar en algo, porque suele ser al revés».

Los caballos, otros profesionales

Como cualquier terapia, para que la equinoterapia sea efectiva, tienen que darse una serie de variables: constancia por parte de la persona, trabajar en base a unos objetivos y profesionalidad, y no solo la de los sanitarios. Los caballos, como cuenta Natalia, también tiene que estar formados, «tenemos que asegurarnos de que no sean caballos de la propia escuela, caballos de tanda, mayores, sin entrenar… sino que deben ser entrenados expresamente para terapia, y para distintas terapias. No es lo mismo uno para neuropsicología o para una monta gemela, que necesitan un caballo fuerte porque va a subir a dos personas», explica.

Caballos sanos físicamente…

Natalia pide que, a la hora de contratar una terapia asistida con caballos nos fijemos también en la salud del caballo, en que esté sano y bien cuidado, «tenemos que asegurarnos de que no tengan problemas a nivel musculoesquelético, que los monten, les entrenen a nivel físico… Por eso debemos ‘huir’ si vemos que los caballos tienen algún problema físico o son muy mayores».

… y emocionalmente

También, por supuesto, si no están cuidados a nivel emocional, «no deben estar obligados o sometidos, así que recomiendo huir si llevan al caballo con un montón de hierros, si vemos caballos están tristes o si los pacientes llevan espuelas o fustas» porque no podemos esperar ayuda de un caballo que no es feliz o no es tratado con dignidad.