Así fulmina el Covid-19 el proyecto de vida de la población mayor.

Así fulmina el Covid-19 el proyecto de vida de la población mayor.

La frustración por no cumplir las expectativas de vida crea deterioro físico y cognitivo en este colectivo.

Laura Peraita

Niños que ya no van a clases extraescolares, no acuden a cumpleaños de sus amigos; adolescentes que han cancelado su año escolar en otro país, que reducen su asistencia a fiestas…; padres que limitan sus reuniones familiares, que se ven obligados a buscar un nuevo trabajo, cambiar de casa… ¿Y a las personas mayores, qué? ¿Cómo les ha cambiado la vida el Covid-19?

Los mayores parecen ser los grandes olvidados. La primera oleada del coronavirus en nuestro país dio de lleno en ellos provocando un gran número de fallecimientos, pero en aquellos mayores que han sobrevivido yace una realidad a la que se presta poca atención: el coronavirus también ha truncado su proyecto de vida.

Levantar la mirada

Poco o nada se aborda este asunto, y menos entre los jóvenes, que parecen los menos concienciados con este problema que tanto daño hace a las personas en lo que debería ser la etapa dorada de la vida. Es más, no son pocos los que desconocen, o nunca se han planteado, que los mayores también tienen objetivos e ilusiones por cumplir y que necesitan sentirse realizados y útiles cada día: realizar ese viaje soñado, apuntarse a un curso que en su juventud no pudieron hacer, recoger a sus nietos en el colegio, colaborar en actividades vecinales…

Según Marije Goikoetxea, doctora en Derechos Humanos, profesora de la Universidad de Deusto y participante del programa «Conversaciones de Mayores» de Obra Social La Caixa y ABC, la sociedad «no es consciente del daño y sufrimiento que padecen por ver incumplidos sus deseos. Actualmente el mundo está más volcado en la repercusión de la pandemia en el ámbito educativo, económico, laboral…, pero no reparamos en lo que supone para los mayores la soledad impuesta y la imposibilidad de cumplir con sus expectativas».

Considera Goikoetxea que fundamentalmente los jóvenes crecen con la idea de que los mayores son un gasto en nuestra sociedad, requieren muchos cuidados, ocupan muchas camas en los hospitales… «¡No es verdad! –apunta–. Su vida tiene un sentido y un significado. Su aportación es muy valiosa. Invito a la juventud a que levante la mirada y observe a su alrededor. Quizá, cuando estén en casa de sus abuelos, basta con que despeguen la cara de su móvil y se fijen en lo que hacen en ese momento, «seguro que se sorprenderán y se darán cuenta de que es mucho más importante que lo que están haciendo ellos visionando un vídeo tras otro en redes sociales. Apreciar lo que hacen es una lección de vida muy valiosa».

Lamenta también esta doctora en Derechos Humanos que, por ejemplo, en el País Vasco, el 60% de los mayores son abuelos y en el 27% de los casos se ocupan de los nietos una media de siete horas diarias, y otro gran porcentaje ocupa su tiempo al cuidado de otros mayores o dependientes de su familia. «En estos casos, su proyecto de vida está dirigido al cuidado de los demás. Pero, de la noche a la mañana, el Covid-19 ha hecho que se encierren en casa por riesgo a contagios y no puedan cumplir con esta responsabilidad. Su vida ha cambiado radicalmente».

Frustración

Lo mismo ocurre con aquellos mayores que han mantenido una vida muy activa y se han apuntado a talleres, jornadas, actividades de diversa índole por ser lo que deseaban hacer en esta etapa de la vida, ya que antes sus ocupaciones laborales o familiares no se lo permitían. Han tenido que abandonar de la noche a la mañana esta actividad diaria con lo que, además, limitan sus relaciones sociales, lo que resulta altamente frustrante y perjudicial a estas edades. «Dentro de este grupo –matiza Goikoetxea– se salvan aquellos que han estado integrados en asociaciones o comunidades que han sabido reaccionar y por su cuenta han tenido capacidad de seguir organizados para realizar una actividad como, por ejemplo, llevar alimentos a un determinado lugar para las personas más necesitadas. De esta forma, han seguido dando continuidad a ese sentimiento de dar sentido a la vida».

Los expertos aseguran que no es deseable que un mayor se acueste cada noche con la única satisfacción de no haberse contagiado ese día, pero sin la posibilidad de ver cumplido su deseo de hacer lo que tenía previsto. Esta sensación de frustración, les lleva a sentirse menos valorados, a bajar su autoestima y tener menos cuidado con su alimentación o actividad física, lo que favorece la aparición de un deterioro físico y cognitivo que en muchos casos es irreversible. Por todo ello, los expertos inciden en la necesidad de seguir trabajando para limar esa imagen tan negativa de la vejez y concienciar de que los mayores también tienen proyectos de vida y derecho a cumplirlos sin obstáculos.

https://www.abc.es/familia/mayores/abci-fulmina-covid-19-proyecto-vida-poblacion-mayor-202009300113_noticia.html



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