30 Nov Anciano de 60 años: un concepto impropio
La edad no nos hace ancianos; al menos, no en sí misma. No todas las personas envejecen igual, ni a la misma velocidad.
REDACCIÓN
Anciano de 60 años; así lo afirma el titular de una reciente noticia. La crónica relata que un hombre apareció flotando en el río Ulla. Lo rescataron con vida bomberos y miembros de Protección Civil de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). Fue trasladado a un centro sanitario para recibir asistencia médica. Pocos detalles más se conocen del protagonista. La noticia alude solo al sexo, la edad y la condición de anciano, dos veces señalada.
La ancianidad parece alcanzarse pronto para la agencia Europapress. No son pocos los medios de comunicación que caen en estereotipos similares. Este asunto resulta paradójico. Muchos organismos e instituciones, tanto públicos como privados, mantienen la consideración de joven hasta los 40 años. Calificar a las personas únicamente por su edad es engañoso y demasiado simple. Los límites entre los distintos periodos vitales no son fijos ni categóricos.
Anciano de 60 años: ¿cuándo comienza la vejez?
Infancia, adolescencia, juventud, etapa adulta o vejez son términos imprecisos. ¿A que edad podemos considerarnos viejos? La OMS establece esta frontera en los 60 años; un criterio defendido por la Organización de Naciones Unidas. En los países de mayor desarrollo socioeconómico puede parecer una edad temprana. Pero, al tratarse de organismos internacionales, la referencia implica al conjunto de la población mundial.
Sin embargo, la edad no nos hace ancianos; al menos, no en sí misma. No todas las personas envejecen igual, ni a la misma velocidad. Las condiciones individuales, socioculturales, económicas y políticas juegan un papel determinante en este sentido. En nuestro país, un porcentaje elevado de mayores conserva su autonomía e independencia hasta edades avanzadas. El término anciano de 60 años resulta impropio, por anacrónico. Niega un contexto concreto del tiempo actual. A esa edad, muchos mayores permanecen plenamente activos. El mundo laboral y profesional están llenos de ejemplos. Asimismo, muchos otros mayores, tras haber superado con creces esa edad, siguen activos en su entorno personal y social.
