28 Jun Amas de casa, las eternas olvidadas.
Desde mi sillón, una vez que hemos cenado, recogido y fregado los platos, pienso en mi vida. Estudié y me esforcé. Acabé mi carrera, me casé y tuve hijos. Mi marido trabajaba y yo lo hacía en mi casa, donde fui enfermera, cocinera, maestra, asesora, psicóloga, amante, economista y, sobre todo, madre.
Elena Oviedo
Ahora parecemos invisibles. Nada hicimos y a nada tenemos derecho porque no recibimos una nómina. Yo no tuve ayuda de nadie, quedé cuidando de mi casa y mis hijos. En mi pueblo no había apenas trabajo y menos para las mujeres. No me arrepiento, me dediqué a ello en cuerpo y alma, pero me gustaría no ser humo que se diluye. Por mí y por todas las miles de amas de casa que han dado todo sin pedir nada.