¿A QUE DEDICO LOS AÑOS ADICIONALES?

¿A QUE DEDICO LOS AÑOS ADICIONALES?

ANA ISABEL ESTEBAN
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional

La Asamblea mundial, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras un procedimiento largo y complejo ha aprobado en fechas recientes la “Acción multisectorial para un envejecimiento saludable basado en el ciclo de la vida” y centra la atención en dar respuestas adecuadas a las necesidades de las personas de mayores, de edad avanzada, al tiempo que pretende impulsar el respeto a los derechos humanos de las personas mayores, combatiendo el edadismo (discriminación por razón de edad). Para lograr una vida más autónoma en todas las edades, es de vital importancia generar entornos adaptados, accesibles, facilitadores, tanto en el ámbito privado (vivienda…) como en el ámbito público (centro social, consultorio, iglesia, ayuntamiento, supermercado, transporte, aceras…) que faciliten la vida independiente durante el mayor tiempo posible.

Se llama la atención, a los gobiernos de los distintos Estados y a la sociedad, sobre la importancia de adecuar los sistemas de salud a las necesidades de las personas de edad avanzada, que sufren con frecuencia enfermedades crónicas, no transmisibles que limitan en no pocas ocasiones sus capacidades para seguir viviendo de acuerdo a sus intereses y preferencias. Estas limitaciones funcionales que afectan a una gran mayoría de la población de edad avanzada, aunque con intensidades y duración muy distintas, nos anuncian la necesidad imprescindible de desarrollar sistemas de atención a largo plazo (en España atención a la dependencia) o como por ejemplo en España la imprescindible coordinación de los servicios de salud y los sociales con el fin de garantizar la continuidad de los cuidados, tantas veces anunciado y que aún sigue existiendo solo en los papeles.

Las poblaciones de todo el mundo están envejeciendo a gran velocidad, como ya hemos anunciado en estas páginas muchas veces. Este hecho tan trasformador es el que impulsa la necesidad de prepararse para dar respuesta a las necesidades nuevas y numerosas que van a llegar. Los Estados y sociedades tienen que ir adaptándose a este paradigma que nos obliga a tener una nueva mirada, más abierta, flexible y adaptativa, menos compartimentada por edades, y más centrada en nuestro ciclo vital personalizado. Porque no podemos olvidar que sólo un 25% de lo que nos ocurre es de carácter genético. El resto, el 75% restante corresponde al contexto en el que nacemos, estudiamos, trabajamos, participamos, vivimos, envejecemos… El qué y el cómo hacemos en ese contexto, en buena medida determinará una vida más o menos saludable.

No por conocido es menos importante, y recordar que en solo 35 años vamos a pasar en el mundo, de 900 millones de personas de más de 60 años a 3.366 que representarán el 34% de un total de la población estimada de 9.900 millones, allá por 2050. En menos de medio siglo se va a duplicar el número de personas de edades avanzadas.

Posiblemente esté pensando en estos momentos que 60 años, no es ser viejo. Pero tenga en cuenta que son datos mundiales, y resulta que las esperanzas de vida al nacer y a partir de los 60 años son muy diferencias entre países, continentes, etc. Influye el contexto, es decir: la educación, el conocimiento, la cultura, el acceso a los recursos, la situación socioeconómica, la sanidad, el tipo de trabajo, etc. para ser más o menos viejo. La edad que indica el carnet de identidad se desdibuja con el transcurrir de la vida, y se queda en mera referencia como edad legal. Tenemos otra edad, mas real, más ambigua, estrictamente personal. Es la edad psicológica que se corresponde con el cómo nos pensamos, cómo nos sentimos… normalmente creemos que tenemos 10 años menos. Y por último tenemos la edad biológica, esa que nuestro cuerpo indica, la que nos dicen los demás. Es la edad de la apariencia física, pero también la que ven los médicos, la que vemos cada uno de nosotros cuando nos miramos al espejo, incluso sin mirarnos porque sabemos de nuestras limitaciones son progresivas (ver, oír, movilidad, memoria frágil…)

España, tras Japón y Francia es el país donde más se vive. Tenemos una esperanza media de vida en la actualidad de más de 82 años, habiéndose incrementado ésta en 40 años solo medio Siglo. Hoy la mayoría de la población española llega a la que se denominaba vejez, que ahora llamamos edad avanzada, pero de lo que trata es de llegar en forma. Cuanto antes comencemos a cuidarnos mejor será nuestra predisposición para lograr vivir de forma autónoma, libre de enfermedades limitantes hasta el último de nuestros días.

El hecho de que podamos vivir más, nos ofrece la oportunidad como sociedad y de forma individual de replantearnos nuestro propio ciclo vital. ¿Qué es ser mayor? ¿Cuándo soy mayor? ¿Qué no puedo hacer por tener una determinada edad? ¿Me quiero jubilar con 65 años? ¿A qué dedico mi vida a partir de dejar de trabajar? ¿Qué hago con los años adicionales?

La vida es vida hasta el último segundo, y hay que vivirla con intensidad y con dignidad y para ello hemos de contar con profesionales de la salud y del cuidado formados adecuadamente para hacer frente a este reto que ya está aquí. Cada día se precisan más personas formadas en el ámbito sociosanitario tanto en el ámbito domiciliario, como en el institucional y Solidaridad Intergeneracional ofrece la oportunidad de obtener el Título oficial, estudiando desde casa. Para más información acceder a www.solidaridadintergeneracional.es

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