27 Nov ¿Es España un país amigable con la vejez?
En España, existen más de 8.000 municipios distribuidos entre las diferentes comunidades y ciudades autónomas. Sin embargo, solo 273 de ellos ostentan el título de “Ciudad amigable con las personas mayores”, lo que representa alrededor del 3% del territorio español. A primera vista, puede parecer una cifra pequeña, pero en realidad, somos uno de los países con mayor peso en la Red Mundial de Ciudades Amigables con las Personas Mayores.
¿Qué caracteriza a una ciudad amigable con las personas mayores?
Las ciudades amigables con las personas mayores son aquellas que cumplen con una serie de parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este título lo reciben las localidades que adaptan sus servicios y entornos para promover un envejecimiento activo y saludable. Las ciudades y pueblos que obtienen esta distinción se comprometen a crear espacios seguros y accesibles para todas las personas, fomentando la participación social y reconociendo a las personas mayores como ciudadanos activos.
Los parámetros de la OMS se dividen en ocho áreas clave:
- Entorno accesible y seguro: bancos al aire libre, espacios verdes, aceras bien cuidadas y limpias, rampas y ascensores, pasos de cebra, etc.
- Transporte: público y accesible para todas las personas, sin importar su edad o capacidad.
- Vivienda digna: accesible, disponible, asequible, segura y adaptable a las necesidades cambiantes de la vida.
- Inclusión social: oferta de espacios y actividades intergeneracionales que fomenten el respeto y aporendizaje mutuo.
- Participación social: en actividades socioculturales, con tarifas preferenciales para personas mayores.
- Acceso a la información: el uso de canales diversos, no solo digitales, para asegurar que toda la población, sin importar su edad, pueda acceder a la información relevante.
- Participación cívica y empleo: existencia de comisiones de mayores y espacios para la participación política, así como modelos de jubilación, oportunidades laborales y de voluntariado.
- Servicios sociales y sanitarios: programas de apoyo para cuidadores y coordinación sociosanitaria, además de garantizar servicios como teleasistencia y centros de día para fomentar la permanencia en el hogar.
Para construir una ciudad amigable, no solo se deben realizar mejoras físicas, sino también sociales. Ambas esferas están profundamente interrelacionadas, ya que afectan tanto la forma en que las personas habitan los espacios como sus interacciones sociales.
Es importante que estas ciudades no solo estén diseñadas para satisfacer las necesidades de sus habitantes, sino que vean el envejecimiento no como un proceso negativo ni aislado, sino una etapa de la vida que debe ser vivida activamente y con dignidad.
Ciudades amigables para todas las personas
Una ciudad amigable con las personas mayores es, en realidad, amigable para todas las personas. Las mejoras que se implementan para este colectivo también benefician a quienes tienen discapacidad o movilidad reducida (un grupo predominado por las personas mayores), a los nuevos miembros de la comunidad que enfrentan barreras de idioma, a las familias con niños, a los jóvenes que buscan su primera vivienda o una oportunidad laboral, etc. Las ciudades accesibles son más humanas, inclusivas y justas. Las ciudades accesibles son, en definitiva, más humanas. Los avances que se logran para un grupo social son beneficiosos para toda la comunidad.
El objetivo de este modelo es crear ciudades que pongan a las personas en el centro, diseñadas por y para los ciudadanos, con el propósito de facilitarles la vida cotidiana. Esto implica planificar los espacios de manera que se promueva la interacción social, la convivencia intergeneracional y el desarrollo tanto individual como colectivo, sin segregar a los diferentes grupos sociales.
La importancia de integrar la vejez en la agenda política
Hablar de estos temas como una prioridad en la agenda política es esencial, especialmente si consideramos la realidad social de España. Cuanto antes se comprendan las implicaciones del envejecimiento de la población y se aborden las necesidades de las personas mayores, mejor podremos concienciar a la población sobre la necesidad de lograr una cohesión social. Solo así podremos prepararnos para envejecer de una manera activa y saludable.
Las ciudades amigables no solo deben ser el objetivo para las grandes urbes, sino para todas las ciudades y municipios del país. Las ciudades amigables deberían ser el objetivo a largo plazo para todas las urbes, ya que son lugares acogedores donde se puede envejecer de forma activa. Estas ciudades deben contar con viviendas adaptadas y un urbanismo inclusivo que aborde las desigualdades que puedan surgir, como las relacionadas con el género, la participación local o la accesibilidad para personas con discapacidad, de las cuales, según datos del INE, en España alrededor del 70 % son personas mayores.
¿Estamos haciendo suficiente?
Más Comunidades Autónomas deberían implementar este modelo de manera efectiva, tomando en cuenta tanto sus recursos disponibles como las necesidades de la población. En este sentido, comunidades como Madrid y Navarra, que tienen un alto PIB per cápita, y cuentan tan solo con apenas 19 y 9 ciudades amigables, respectivamente, deben hacer un esfuerzo mayor para garantizar que todas sus ciudades sean realmente amigables con las personas mayores.
Hacia un futuro inclusivo y libre de edadismo
El futuro de las ciudades amigables comienza por entender que las soluciones no deben pasar por crear espacios segregados para las personas mayores, sino por mejorar los entornos urbanos para vivirlos en conjunto. Las ciudades del futuro deben ser espacios inclusivos, donde la convivencia de todos los grupos sociales, independientemente de su edad, género o condición, sea activa y participativa.
Una ciudad debe ser un lugar que permita a todas las personas, jóvenes y mayores, generar vínculos satisfactorios con su entorno, crear ambientes seguros, sostenibles y saludables, y ofrecer espacios de libertad donde el envejecimiento sea vivido de forma positiva, activa y respetuosa.
