03 Nov SOLiEDAD: una experiencia reconocida en la investigación sobre soledad no deseada.
La soledad no deseada es uno de los grandes desafíos sociales de nuestro tiempo.
2025. CENIE
No se trata de un fenómeno individual, ni de un simple estado emocional, sino de una realidad compleja y multicausal que refleja tensiones profundas en la manera en que vivimos, nos relacionamos y organizamos nuestras comunidades. Conscientes de ello, la Fundación Patronato Europeo del Mayor (PEM) acaba de publicar el Estudio de prácticas participadas efectivas en el abordaje de los riesgos de la Soledad No Deseada en personas mayores, un trabajo riguroso que analiza experiencias comunitarias en ocho comunidades autónomas españolas.
Entre las iniciativas seleccionadas, el informe sitúa al proyecto SOLiEDAD, desarrollado en Zamora por el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), como una de las experiencias más relevantes y transformadoras. Este reconocimiento adquiere aún más valor al tratarse de un estudio financiado por el IMSERSO, que busca identificar prácticas con potencial de impacto y escalabilidad en todo el territorio nacional.
Un proyecto nacido en Zamora con vocación transformadora
SOLiEDAD nació en 2022 en el marco del Programa para una Sociedad Longeva, cofinanciado por el Programa INTERREG España–Portugal (POCTEP), de la Unión Europea. Su objetivo fue claro desde el inicio: abordar la soledad de las personas mayores desde la acción comunitaria y la investigación aplicada, generando no solo conocimiento, sino también intervenciones concretas capaces de mejorar la vida de quienes participan.
El proyecto se desplegó en varias fases. Tras un diagnóstico inicial y una campaña de sensibilización, se organizaron encuentros guiados en los que personas mayores de Zamora —que habían expresado sentirse solas— compartieron reflexiones, recursos y experiencias de vida. Estos espacios no fueron sesiones asistenciales, sino auténticos foros de participación, dinamizados por voluntariado sénior de la propia ciudad y apoyados por jóvenes voluntarios de la Escuela Universitaria de Enfermería de Zamora, una institución que desempeñó un papel central en el desarrollo metodológico y operativo.
De este modo, SOLiEDAD se convirtió en algo más que un estudio: fue una intervención comunitaria que creó vínculos, generó confianza y permitió que la investigación se tradujera en prácticas vividas.
La visión de la investigadora Elisa Sala Mozos
El informe de la Fundación PEM recoge el testimonio de Elisa Sala Mozos, investigadora del CENIE y directora del proyecto SOLiEDAD. Sus palabras reflejan una mirada lúcida y crítica sobre la naturaleza de la soledad:
“Yo no sé si la soledad la tenemos que erradicar, me da que no, porque la soledad es una emoción, igual que la tristeza y la alegría. Pero quizás lo que sí deberíamos preguntarnos es cuáles son las causas que están detrás de este sentimiento y de su gran prevalencia en las sociedades actuales”.
Esta reflexión conecta con el enfoque general del estudio: la soledad no puede reducirse a un problema individual que se soluciona con actividades aisladas. Es un fenómeno en el que inciden factores culturales, económicos, urbanísticos y sociales, y que exige respuestas colectivas, preventivas y comunitarias.
La aportación de Elisa Sala no es solo conceptual. Ha logrado tender puentes entre investigación y práctica, demostrando que un proyecto académico puede convertirse en motor de cambio real si se ancla en la comunidad y se construye con la participación activa de las personas mayores.
El papel de la Escuela Universitaria de Enfermería de Zamora
El reconocimiento al proyecto SOLiEDAD también pone en valor a la Escuela Universitaria de Enfermería de Zamora, dependiente de la Universidad de Salamanca. Esta institución asumió un papel clave en la dinamización de las sesiones, la formación del voluntariado y el acompañamiento a los participantes. Su implicación no solo dio solidez académica y metodológica al proyecto, sino que permitió una relación cercana con la comunidad local, reforzando la confianza y la continuidad de las acciones.
El informe destaca que este liderazgo local fue determinante para el éxito de SOLiEDAD. En un territorio marcado por la despoblación y el envejecimiento, la participación activa de una institución de referencia como la Escuela de Enfermería aportó credibilidad, arraigo y capacidad de movilización.
Más allá de la asistencia: comunidad y convivencia
Lo que distingue a SOLiEDAD de otras iniciativas es su enfoque preventivo y participativo. No se trata de “paliar” la soledad con actividades puntuales, sino de crear comunidad: favorecer el encuentro, la reciprocidad y la construcción de un sentido compartido. En palabras del propio informe, el impacto positivo del proyecto no reside tanto en la actividad concreta, sino en todo lo que sucede alrededor: las conversaciones informales, el apoyo mutuo, la confianza que surge en un grupo que se siente parte de algo mayor.
Los resultados hablan por sí solos. Quienes participaron en SOLiEDAD no solo ampliaron su red de relaciones, sino que mejoraron su bienestar emocional y recuperaron la sensación de pertenencia. Algunas personas expresaron que, tras los encuentros, habían encontrado nuevas amistades, recuperado rutinas de cuidado personal o disminuido su necesidad de acudir al médico de forma reiterada .
Un modelo con futuro
El reconocimiento de la Fundación PEM confirma que SOLiEDAD no es solo una experiencia local, sino un modelo con potencial de réplica en otros territorios. Su combinación de investigación, acción comunitaria y participación intergeneracional ofrece una fórmula innovadora para abordar la soledad no deseada desde una perspectiva integral.
En un momento en que la soledad se percibe como una de las “epidemias silenciosas” del siglo XXI, proyectos como este muestran que la respuesta no está únicamente en nuevas tecnologías o servicios asistenciales, sino en recuperar la fuerza de la convivencia y el protagonismo de las personas mayores en la construcción de comunidad.
El proyecto SOLiEDAD es, en definitiva, un ejemplo de cómo la investigación puede convertirse en acción transformadora cuando se construye desde la participación. Su reconocimiento en el Estudio de prácticas participadas efectivas… legitima el camino emprendido y refuerza la convicción de que la soledad no deseada puede afrontarse con estrategias comunitarias, participativas y sostenibles.
En Zamora, la soledad ha dejado de ser un silencio privado para convertirse en un tema colectivo, compartido y abierto a nuevas respuestas.
