09 Oct Carlos, a quien la soledad tocó su puerta cuando su mujer se puso enferma: «Hay días que me echo a llorar».
El aislamiento en personas mayores puede llevar a depresión o incluso suicidio.
2025. Noticias
Patricia Pereda
La problemática de la soledad afecta cada vez más a la tercera edad. Los últimos datos señalan que el 20% de los mayores de 75 años se siente solo de manera no deseada, lo que equivale a uno de cada cinco ancianos. Estas personas afrontan las consecuencias que tiene el aislamiento en la salud física y mental, como depresión, ansiedad o descontrol en los ritmos circadianos. Por suerte, dicen los psicólogos, es un problema al que, entre todos, es posible ponerle remedio.
Hoy nos centramos en la historia de Carlos Ferrer-Bonsoms. La enfermedad que padece su mujer, Celia, le ha hecho cambiar por completo su rutina para centrarse en cuidarla día tras día en el hospital. Esto le ha hecho perder amistades y contacto con familiares, provocando un inmenso sentimiento de falta de pertenencia y soledad.
«Es muy duro sentirse tan solo», confiesa Carlos
A punto de jubilarse, Carlos y Celia tenían mil planes por hacer. «¿Por qué no nos vamos a vivir al Mediterráneo?», le decía. Pero ella sufrió un derrame cerebral severo y ya nada volvió a ser igual. Ahora, la mujer tiene que estar hospitalizada de forma constante y él ha dejado todo para cuidarla. Lleva cuatro años yendo a visitarla al hospital a diario: mañana y tarde.
La imposibilidad de comunicarse y compartir vivencias con la pareja es la mayor pérdida, afirma Carlos. «Dices ‘esto se lo tengo que comentar a Celia’ pero entonces te das cuenta de que Celia ya no está«. Pasar tantas horas en un centro sanitario no ayuda, para el anciano es «un sitio donde se respira el sufrimiento». «Es muy duro y te sientes muy solo. Nadie te comprende», se lamenta.
Como Carlos, el 20% de los mayores de 75 años sufre soledad no deseada. La falta de ayuda, cariño o tan siquiera un poco de comprensión solo lo empeora y Carlos no puede con todo: «Hay días que parece que está bien y hay días que llego a casa y me echo a llorar». Ha perdido el contacto con muchos de los antiguos amigos de ambos. «La gente te dice que prefiere recordarla como era».
Consecuencias en la salud mental
Las consecuencias de esta soledad no deseada son muy negativas, dicen los expertos. Puede llevar al aislamiento total, la ansiedad, la depresión y, en los peores casos, desembocar en suicidio. Por eso, cuando una persona mayor presenta signos de tristeza hay que contemplar la posibilidad de que lo que le ocurre es que está sola, explica Carlos Gil, psicólogo de la Fundación San José.
La cara más esperanzadora de la soledad, afirma el Gil, es que se trata de un problema en el que todos podemos ayudar. Como vecinos, «pequeños gestos como llamar a su timbre o interesarse por su cumpleaños» ayudan a que una persona sola vea que contamos con ella, explica. «Porque sentirse parte una comunidad les beneficia», indica Gil.
Crear comunidad y hacerles sentir parte, su salvación
Esto es algo que nota Jordi Ramón, enfermero de la Fundación San Juan de Dios que atiende a muchas personas mayores. Estar acompañados «les ayuda con los ritmos: comen mejor, se organizan mejor e incluso necesitan menos medicación«, asegura.
En cuanto a Carlos, otros familiares de enfermos del hospital compensan una parte de su soledad. Él solo puede pensar en una cosa: «Que no me muera antes que ella. Si yo no estoy, ¿Quién la va a cuidar, a acariciar, a besar?». Lo peor de la enfermedad de Celia es que puede seguir así durante mucho tiempo.
