18 Sep La discapacidad intelectual, casi inexistente en los Juegos Paralímpicos: «Merecen mayor igualdad de oportunidades».
De los 139 deportistas del equipo paralímpico español, solo dos tienen discapacidad intelectual.
2024. 20Minutos
Merche Borja
El próximo 28 de agosto se inauguran los Juegos Paralímpicos, una cita deportiva internacional en la que se darán cita 4.400 atletas con discapacidad de 180 países, que competirán en 22 deportes. De ellos, 139 son españoles, y sólo dos de ellos -Eva Coronado y David Pineda- tienen discapacidad intelectual, frente a, por ejemplo, los 54 deportistas que tienen discapacidad física o los 32 que la tienen visual.
Se trata, por tanto, de una discapacidad infrarrepresentada, teniendo en cuenta que es una de las discapacidades más prevalentes.
Las causas son variadas: la incorporación reciente de las personas con discapacidad intelectual a los Juegos Paralímpicos (la primera vez fue en 1996), que solo puedan participar en tres deportes (atletismo, tenis de mesa y natación) o que no existan clasificaciones dentro de la discapacidad intelectual. Todo ello provoca que el número de atletas que se clasifican para los Juegos sean muy escaso en comparación con el resto de discapacidades.
Celia Garrote, gerente de FEDDI (Federación Española de Deportistas con Discapacidad Intelectual) quiere insistir especialmente en el tema de las clasificaciones: «que haya solo una clase les perjudica, porque no es igual un deportista con discapacidad intelectual por síndrome de Down que otro que solo tiene discapacidad intelectual y no un síndrome que le pueda afectar en más competencias. Por ejemplo, en natación hay un total de 14 clases deportivas y de ellas, solo una es para deportistas con discapacidad intelectual».
Garrote entiende que, quizás, a simple vista, una persona con discapacidad intelectual puede parecer más difícil de clasificar que una persona con discapacidad física o visual, pero sí es posible. De hecho, en los Virtus Global Games utilizan una clasificación «basada en la ciencia», «bajo nuestro punto de vista, se tiene que invertir en mejorar los sistemas de clasificación de los Juegos Paralímpicos y ampliar las clases, porque no todas las personas con discapacidad son iguales ni tienen el mismo nivel de competencia», asegura la gerente de FEDDI.
En la federación internacional de deportistas con discapacidad intelectual, Virtus, como apunta Celia Garrote, «se está trabajando en eso, y por eso dentro de las competiciones internacionales sí tenemos distintas clases, pero en los Juegos solo tenemos una. Si te quiere apostar por los deportistas con discapacidad intelectual se debería hacer algo así también en los Juegos», insiste.
En la federación internacional de deportistas con discapacidad intelectual, Virtus, como apunta Celia Garrote, «se está trabajando en eso, y por eso dentro de las competiciones internacionales sí tenemos distintas clases, pero en los Juegos solo tenemos una. Si te quiere apostar por los deportistas con discapacidad intelectual se debería hacer algo así también en los Juegos», insiste.
Solo en cuatro Juegos y la sombra del fraude
Otra de las causas detrás del escaso número de atletas con discapacidad intelectual clasificados para los Juegos Paralímpicos es que pueden participar en ellos desde hace relativamente poco tiempo, desde 1996, «nuestra historia dentro de los Juegos es muy reciente, con el actual sistema llevamos desde 2012, son solo cuatro ciclos, por eso queda mucho por desarrollar», explica Garrote.
Luis Leardy, Director de comunicación de Comité Paralímpico Español, coincide en que a la discapacidad intelectual le está costando más porque ha sido la última en llegar, «tradicionalmente ha sido así porque el movimiento paralímpico se crea entorno a la discapacidad física, sobre todo para personas en silla de ruedas, con lesión medular. Luego se fueron incorporando más discapacidades físicas, la visual, la parálisis cerebral…, y la intelectual no se incorporó hasta 1996».
Además, la sombra del estafa todavía está presente, pues en el año 2000, solo unos juegos después de su incorporación, «sucedió el dramático caso de fraude del equipo español de baloncesto, y eso produjo un retroceso en la incorporación de la discapacidad intelectual en los juegos».
Este fraude, de hecho, provocó que la discapacidad intelectual saliera del movimiento paralímpico, «no volvió hasta 2012, y se va incorporando poco a poco, así que es posible que en un futuro se vayan incorporando más pruebas, pero no es fácil. Además, es algo que no depende de nosotros, sino del Comité Paralímpico Internacional», recuerda Leardy.
Desde FEDDI no son muy optimistas, al menos en el corto plazo, pues Celia asegura que desde el Comité Internacional, les dicen que, de momento, no van a ampliar el número de deportistas que van a los juegos: » nos comentan que si añaden clasificaciones a la intelectual para que vayan más atletas, van a tener que quitarlos de otro lado, y nadie quiere que le quiten su sitio, obviamente. Desde FEDDI estamos trabajando para que se aumenten las clases sin que esto pase, pero no creo que lo consigamos a corto plazo. A largo yo espero que sí, porque es la discapacidad más numerosa y debería tener una mayor representación en los Juegos».
¿Por qué no hay deportistas con síndrome de Down?
Nada impide, teóricamente, que una persona con síndrome de Down participe en los Juegos Paralímpicos, pero, en la práctica, la realidad es que no llegan, no hay deportistas con síndrome de Down en esta competición. El motivo, como coinciden el Comité Paralímpico español y FEDDI, es que no hay distintas clases dentro de la discapacidad intelectual. «Una persona con síndrome de Down puede optar a las pruebas de clasificación, pero como tiene más afectación que la mayoría de las personas con discapacidad intelectual que se presentan, no llega a clasificarse y no consigue plaza«, explica Luis Leardy.
En la actualidad, solo hay una clase en la que se pide que las personas con discapacidad intelectual tengan un CI por debajo de 75, un deterioro del funcionamiento adaptativo (en habilidades sociales, domésticas y de comunicación) y que la discapacidad haya ocurrido antes de los 18 años.
Esto provoca que las personas con Down -u otros síndromes asociados que les provocan más dificultades- nunca lleguen a clasificarse, a pesar de tener excelentes marcas en competiciones internacionales como los Virtus, «las marcas que piden para las personas con discapacidad intelectual en los Paralímpicos son tan exigentes que rozan el deporte convencional, y eso hace que las personas con Down no puedan llegar, que no se clasifiquen», lamentan desde FEDDI.
Jennifer Velasco, responsable de deporte inclusivo de Down España, quiere dejar claro que, desde la entidad en la que trabaja, consideran que, ya de por sí, «los Juegos Paralímpicos son excluyentes, y la falta de presencia de las personas con síndrome de Down en esta competición se produce porque están enfocados en personas con discapacidad física», por un lado, y por otro, porque «las personas con síndrome de Down no pueden practicar deporte en igualdad de condiciones«, insiste, «se les excluye del deporte de base».
Tanto desde el Comité Paralímpico Español como desde FEDDI coinciden en que añadir distintas clases a la discapacidad intelectual dentro de los Juegos les ayudaría, aunque con matices. Desde el Comité Español abogan por que se añada una clasificación específica, algo que han pedido al Comité Internacional varias veces sin éxito, «nos dicen que está en estudio, pero de momento, no tenemos una solución a corto plazo. Desde el Español, desde luego, estamos haciendo todo lo posible para que así sea», insiste su director de comunicación.
Desde FEDDI, en cambio, creen que bastaría con ampliar las clases, «no hace falta crear una categoría específica de Down, porque no lo hacen con ninguna discapacidad. Las clases son por competencias, es una clasificación funcional dentro de la misma discapacidad, no por síndromes, enfermedades o diagnósticos. Por eso, para que los deportistas con Down tuvieran más oportunidad de ir a los Juegos, bastaría con crear más clases dentro de la discapacidad intelectual. Por ejemplo, una clase podría ser deportistas con discapacidad intelectual y algún trastorno más asociado».
Desde Down España, aunque reconocen que su visión es más utópica, aspiran a que las personas con síndrome de Down -y el resto de personas con discapacidad- pudieran participar en unos Juegos Olímpicos -no Paralímpicos-. Para lograrlo, abogan por que, desde lo local, se favorezca que participen en el deporte en igualdad de condiciones que el resto de deportistas, «por que se implanten prácticas deportivas inclusivas desde lo más local, porque los olímpicos salen de lo local. No se puede pretender que una persona con discapacidad pueda alcanzar un rendimiento deportivo alto cuando ni siquiera tienen acceso a prácticas deportivas comunes de forma natural. Ese sería el primer paso, y ahora mismo no se da. Una vez que esto se dé, ya podemos empezar a pensar en competiciones y en Juegos Olímpicos», dice tajante Jennifer Velasco.
Sea de una manera u otra, el objetivo es el mismo, «que nuestros deportistas tengan una mayor igualdad de oportunidades y que haya más deportistas con discapacidad intelectual en los Paralímpicos, que es lo que se merecen», concluye Celia Garrote.
De momento, y de cara a estos Juegos de París, desde FEDDI, no les queda más que desear «toda la suerte y mandarles toda la fuerza del mundo a nuestros deportistas: David Pineda en atletismo y Eva Coronado en natación».