13 Sep Cuando los árboles impiden ver el bosque
Pasa el tiempo, los días con sus noches, los de trabajo y los de ocio, las estaciones, los años, y así vamos viviendo con sensación de continuidad, como que nada cambia cuando todo está moviéndose bajo nuestros pies.
Nada cambia, pero un día te llega un mensaje al móvil y te invita a darte un paseo por fotos de hace unos años que, aunque no lo sepas las tienes guardadas en la nube, y compruebas como el paso del tiempo va dejando sus señales. Seguro que te cuidas, lo hace la mitad de la población y, aun así, aprecias los cambios y regresan recuerdos ya casi olvidados. Hoy la vida se graba y se expone como nunca antes en la historia de la humanidad y al tiempo han crecido exponencialmente las operaciones estéticas, iniciándose incluso en la adolescencia. Hombres y mujeres se operan para cambiar su imagen, porque no les representa. Imagen que irá inexorablemente modificándose tras cada respiración.
Nada cambia, pero sin darnos cuenta, la vida presencial, se está desplazando hacia el ámbito virtual y los problemas mentales emergen. Las administraciones, las empresas, las instituciones, etc. se han empeñado en que todo pase por el dispositivo móvil, aunque no sepas como usarlo. La cuenta del banco, el certificado digital con el que se firma cualquier documento, todo tipo de herramientas digitales con las que interactuar con otras personas, la carpeta ciudadana, los informes médicos, la DGT, o la ITV, por nombrar algunos. Por supuesto no me olvido del Bizum para realizar pequeños pagos. Su interés lo podemos sospechar, “todo para ti, pero sin ti”. Estos avances tecnológicos son imparables, pero unos se quedarán y otros desaparecerán. Existen riesgos, fraudes, adicciones y decisiones impulsivas que están provocando problemas serios a la población. Llevar encima ese aparato con el que realizas además videos, y se lo prestas a cualquiera que pase por tu lado para que haga una foto de grupo, se está convirtiendo en una temeridad. Si lo llevas todo en el móvil sin proteger y te lo roban o lo pierdes, tendrás disgustos.
Nada cambia, pero en un abrir y cerrar de ojos la Torre de Babel ya no es lo que era. Todos los idiomas están a solo un clic para entender cualquier información digitalizada, bien sea un documento, un texto en una imagen o una web… Los avances técnicos en traducción simultánea son relevantes y no tardaremos en escuchar las canciones en el idioma elegido o conversar con cualquier persona. Ya es posible asistir a un concierto, ver una exposición del Museo del Prado desde casa a través de la tecnología aumentativa, como si estuvieras allí.
La información, la comunicación, el conocimiento se está compartiendo como nunca antes. Los avances científicos y tecnológicos están impulsando la innovación que transformará el mundo que conocemos buscando respuestas que mejoren la vida en todo su ciclo vital. Estos avances harán posible que vivamos con autocuidado, muchos más años que nuestros antepasados, con autonomía funcional, vida independiente y con apoyos si se precisan en espacios y entornos accesibles y amigables, con productos y servicios centrados en las personas con enfoque basado en derechos y con calidad de vida.
Nada cambia parece, pero la cultura que avanza más lento que el tiempo, nos va transformando segundo a segundo, a través de las innovaciones de esta cuarta revolución industrial que nos envuelve y para que no nos pase por encima, tenemos que expresar nuestra opinión, participar e indicar los problemas y las necesidades aún sin resolver.
Que los árboles nos dejen ver el bosque. No se alcanzará el compromiso social para el cambio disruptivo y abrupto que está emergiendo, sin la participación de los afectados. ¡Nada sin nosotros!