02 Ago Voluntariado de verano con un objetivo: despertar la sensibilización con la España rural.
Marcos García García es técnico de Apoyo del Instituto de Humanidades CEU Ángel Ayala.
2024. ABC
Llegan las vacaciones de verano cargadas de planes. Uno muy especial ha sido el campo de trabajo en el que me he visto envuelto: medio centenar de alumnos, profesores y miembros de administración y servicios que decidimos dedicar diez días de verano a salir en misión al norte de España como comunidad universitaria.
La zona elegida es Picos de Europa en su vertiente asturiana. El motivo, haber conocido la gran necesidad que atraviesa el mundo rural. El invierno demográfico, social y económico, unido a una fuerte secularización, castigan forzando a morir a numerosos rincones de nuestra geografía. Para hacer frente a ello, ‘Patrimonio que da Vida’ regresa por segunda vez como iniciativa del Servicio de Pastoral y Voluntariado de la Universidad CEU San Pablo.
Las actuaciones han incluido la restauración y limpieza de las parroquias de Carreña y Poo de Cabrales junto con Oceño y Panes en las Peñamelleras, visitas a una residencia de ancianos, animación de celebraciones populares y un largo etcétera.
En resumen, «servir», «convivir», «peregrinar» y «rezar», como aseguraba el cartel de la convocatoria. El objetivo es despertar la sensibilización con la España rural, integrando en nuestro día a día lo que hemos recibido. Mediante el trabajo manual y espiritual, se ponen en práctica principios como la solidaridad, la subsidiariedad, el bien común y el destino universal de los bienes, estudiados por los alumnos como parte de la asignatura de Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido, nuestro lema es Ve, Francisco, repara mi Iglesia ¿No ves que se hunde?
Así, en respuesta a esa llamada, hemos estado al servicio de los párrocos que, siendo dos, abarcan comarcas enteras. También nos volcamos con los habitantes de la zona, a menudo asombrados por nuestra presencia.En ambas ediciones quedamos enormemente agradecidos por la hospitalidad de la gente local, y terminamos siempre deseosos de organizar otro campo de trabajo para continuar creciendo como personas y como cristianos. La actividad ha sido el broche de oro tras haberla preparado durante el curso entero y se presta de bisagra con el siguiente, esponjando la auténtica vida universitaria que hacemos entre todos.