24 Jun La discapacidad es una bomba cuya onda expansiva afecta a toda la familia y pide corresponsabilidad.
«A lo largo de mi vida he visto padres que huían, igual que madres que evitaban o sobreprotegían, y viceversa».
2024. 20 Minutos
Claudia Tcglen
Como psicóloga dedicada a ayudar a personas y familias que conviven con la discapacidad para que se crezcan ante las adversidades, muchas veces me encuentro con que son las madres las que tiran del carro. No vamos a obviar que el 90% de las personas cuidadoras son mujeres. Sin embargo, me gustaría hacer un llamamiento consciente de que la paternidad no es cuestión de género, sino de corresponsabilidad.
A lo largo de los años, he visto cómo esa corresponsabilidad es cada vez más asumida y repartida, aunque muchas madres no estarán de acuerdo conmigo. Y es cierto, todavía queda mucho por hacer, pero las reglas del juego han cambiado para bien.
Ha tenido lugar hace poco el Día de la Madre y no quiero quitarles su protagonismo; la mayoría de las madres son vitales para el desarrollo de los hijos. De hecho, el año pasado escribí este artículo por motivo de esta celebración y también para poder despedirme de la mía antes de que falleciera de cáncer.
No obstante, ellos también cuentan; cada vez quieren participar más y no se les puede dejar fuera del partido de la inclusión por una tradición cultural que asumimos todos nosotros.
El otro día vino a mi consulta un padre y me dijo: «Es que yo no tengo voz en las decisiones». Después de tratarlo conjuntamente con su pareja, ambos se dieron cuenta de que seguían las reglas preestablecidas, aunque ninguno de los dos estaban contentos con ellas.
Cuando nos toca criar y, sobre todo, impulsar la inclusión, ambos padres deben «sudar la camiseta». No es cuestión de género, es cuestión de necesidad.
Como siempre decimos en Convives con Espasticidad, no existen personas con discapacidad, sino familias; y si los padres son el motor de cualquier niño, más aún cuando nacemos con una discapacidad. La discapacidad es una bomba cuya onda expansiva afecta a toda la familia, y para que no se produzcan daños colaterales, como rupturas matrimoniales o síndrome del cuidador quemado, o que sea la protagonista de nuestra vida, es imprescindible la unión. La discapacidad une o desune.
Como siempre decimos en Convives con Espasticidad, no existen personas con discapacidad, sino familias; y si los padres son el motor de cualquier niño, más aún cuando nacemos con una discapacidad. La discapacidad es una bomba cuya onda expansiva afecta a toda la familia, y para que no se produzcan daños colaterales, como rupturas matrimoniales o síndrome del cuidador quemado, o que sea la protagonista de nuestra vida, es imprescindible la unión. La discapacidad une o desune.
Hay que tener cuidado con las dinámicas que se generan en las familias porque normalmente los roles suelen ser fijos y preestablecidos, pero la sociedad no está viviendo la vida por ti. Así que, pon tus propias reglas, fomenta la corresponsabilidad, pide ayuda y ten presente que la paternidad no se trata de sexo, no intervienen los géneros, interviene la corresponsabilidad, el trabajo en equipo, la crianza consensuada y es un dueto en el que ambos progenitores pueden y deben participar.
Este artículo es para reivindicar que ellos también cuentan y está dedicado a todos los hombres que saben que un verdadero ser humano siempre es un padre responsable, con todas sus alegrías y consecuencias.
Para terminar, me gustaría confesar una realidad que cambió mi vida: a los 18 años me fui a vivir con mi padre, que estaba más cerca del hospital, podía tener mayor independencia y más oportunidades; su casa tenía mejor ubicación para mi día a día y su mentalidad emprendedora propició que yo siguiera el mismo camino.
Mi deseo es que no solo se celebre el Día del Padre o de la Madre, sino que empecemos a celebrar el Día de la Paternidad corresponsable
Así que, con todo el cariño a las madres que luchan por sus hijos día a día y que, en la mayoría de los casos, asumen la mayor responsabilidad del cuidado, no podemos olvidar que cada día son menos las excepciones de padres responsables. Insisto, ellos también cuentan.
Me vais a permitir que dedique este artículo al hombre que más cuenta en mi vida, mi mayor motor, aunque tenga que contener su miedo para permitirme vivir mi vida como lo que soy: una mujer adulta que le apasiona su profesión y que vive una vida independiente, aunque viva con él y a su lado. Gracias, Ernesto Tecglen, por ser mi mayor apoyo, por estar siempre a mi lado, por tu optimismo y por tu capacidad de dar un paso atrás para que yo dé el paso hacia adelante que quiero dar, y recordarme todos los días que tengo más salidas que el metro.
Para terminar un deseo: que no solo se celebre el Día del Padre o de la Madre, sino que empecemos a celebrar y sobre todo a reconocer el Día de la Paternidad corresponsable. ¿Qué os parece?