08 May Las mujeres empresarias tienen un 30% menos de probabilidades de obtener financiación que los hombres.
Un estudio de la Universidad de Málaga revela que en un 62% de los casos la principal fuente de financiación para que las mujeres autónomas puedan iniciar la actividad proviene de su familia y amigos.
2024. El Periódico
María Bosque Senero
En España, las mujeres lideran el crecimiento en el empleo autónomo desde hace una década. Desde el año 2013 el número de mujeres afiliadas al RETA ha aumentado un 14,4%, frente a un 6,2% de hombres. Aun así, las mujeres que han emprendido siguen suponiendo el 36,4% (1,2 millones) de los más de 3,3 millones de trabajadores por cuenta propia que hay ahora en España.
Las autónomas que solicitan un préstamo para crear una empresa en España encuentran problemas de financiación: tienen entre un 10% y un 20% menos de probabilidades de obtenerlo que un hombre, según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos en España (ATA); los datos de la Cámara de Comercio de Madrid abren esta brecha hasta el 30%.
Una mujer entre los 45 y 59 años, que cuenta con formación específica y que lanza un proyecto en el sector servicios es el perfil medio de la emprendedora en este país. Pero no es el único. Existen cada vez más mujeres que se lanzan al emprendimiento en sectores estratégicos como las nuevas tecnologías, la investigación o la inteligencia artificial.
Según la información de ATA «las cifras de emprendimiento femenino vienen sosteniendo la creación de trabajo autónomo en nuestro país, con más de 14.000 nuevas altas en 2023, mientras que el número de hombres descendía en cerca de 2.000 autónomos».
Un estudio de la Universidad de Málaga y Women Startup Community, ha realizado una radiografía completa del perfil de mujeres autónomas que deciden abrir sus negocios emergentes. Los resultados del estudio revelan que los principales desafíos a los que se enfrentan las autónomas emprendedoras al iniciar su negocio son, en primer lugar, el acceso a la financiación temprana, segundo la falta inicial de ahorros e ingresos, y el marco legal como tercer obstáculo.
Ante las dificultades que supone acceder al crédito a través de una entidad bancaria en un primer momento, las mujeres optan por otras fórmulas de financiación, diferentes a las de los hombres.
Los datos del estudio antes citado muestran que en un 62,1% de los casos la principal fuente de financiación proviene de la familia y amigos de la autónoma. En un 11,2%, interviene un Business Angel (inversores externos), y sólo en un 8% una entidad bancaria. Además, una cantidad mucho menor de financiación proviene de otras empresas privadas (5%), fondos públicos nacionales (5,6%) o europeos (4,3%).
Otra de las herramientas más utilizadas en general es la capitalización de la prestación por desempleo, con la que perciben en un solo pago una cuantía de 20.000 euros de media, según información recabada del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). En cuanto a la participación de fondos de capital riesgo es la que menos representación tiene, con un 3,7%.
Ruth Mateos de Cabo, profesora de economía en la Universidad CEU San Pablo y coautora del estudio La brecha de género en el acceso a la financiación empresarial bancaria, ha comprobado si realmente las mujeres tienen problemas a la hora de acceder al crédito. «Si la emprendedora es una mujer, tiene menos probabilidades de lograr un crédito bancario en los primeros dos años de la empresa», explica.
Sin embargo, matiza que «no es así en los años posteriores, por lo que parece que este hecho no está relacionado con una discriminación explícita de los bancos sino por otro tipo de sesgos implícitos«.
Además, la profesora añade que «las que sí consiguen créditos en esos primeros años tienen tasas de morosidad más bajas que las de los hombres, por eso hablamos de que se les han aplicado (inconscientemente) estándares más altos al crear la empresa». Ruth Mateos también recuerda al mercado que «hay más margen para dar más créditos a empresas fundadas por mujeres y con ello mayor crecimiento económico y mejora en los balances bancarios».
Otra de las fortalezas de las empresas que tienen como promotora a una mujer es que «el índice de mortalidad de empresas es inferior a las de los hombres en nuestro país», aseguran desde ATA. Según un estudio del Instituto Peterson de Economía Internacional, las empresas con al menos un 30% de mujeres en puestos de liderazgo son más rentables y tienen mejores perspectivas de crecimiento que las que prescinde de ellas. Un escenario en el que las entidades financiaras deberían confiar para «dar más créditos a mujeres con menor morosidad con lo que incluso mejorarían sus resultados», argumenta Mateos.
Mujeres que emprenden en innovación
Actualmente, según la UNESCO, el 33% de los investigadores científicos son mujeres, el 28% de los licenciados en ingeniería son mujeres. Además, el 40% de las personas que trabajan en campos relacionados con la informática y el 22% de los profesionales de la inteligencia artificial son mujeres.
Estas cifras están lejos de ser inclusivas, y el acceso a la financiación es uno de los problemas con los que también se topan las mujeres que deciden poner en marcha un proyecto en el ámbito STEAM; un término que traducido en siglas al español sería CTIAM, el ámbito de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería, las Artes y las Matemáticas.
A pesar de que las empresas de nueva creación en los campos STEAM, también conocidas como startups, fundadas por mujeres generan un 10% más de ingresos que las fundadas por hombres, los proyectos liderados por mujeres en estos ámbitos suponen solo un 20% del total de los existentes y reciben mucha menos financiación.
WA4STEAM, una asociación sin ánimo de lucro integrada por mujeres que invierten y apoyan startups en fases tempranas de desarrollo de proyectos liderados por mujeres, llevan a cabo esta labor de apoyo económico a las emprendedoras. Y lo hacen con un doble enfoque, «impulsado tanto por la rentabilidad económica como por el impacto social«, apuntan.
Ana Belén Puyal es auxiliar administrativa de formación. En 2017 decidió dejar su trabajo, vender su piso en Zaragoza y poner en marcha un negocio propio e itinerante; una caravana escape room para llevarla a aquellos lugares donde esta oferta de ocio no funcionaría como negocio permanente. «Emprender, para mí, no ha sido nada fácil«, confiesa Puyal.
Esta emprendedora no quería contar con el aval de su familia, y encontrar una entidad que confiara en su proyecto y en ella, «se convirtió en una odisea», lamenta. Puyal afirma haberse sentido más cuestionada a la hora de solicitar un préstamo bancario de lo que lo habría sido un hombre en las mismas circunstancias.
«Todavía no estamos acostumbrados a ver a una mujer sola al frente de un negocio atípico, como lo es el mío, y que requiere de una importante inversión económica. Sigue dándoles mucho miedo apostar por nosotras», añade. Finalmente, esta aragonesa recurrió a la Sociedad de Garantía Recíproca CREA, en Madrid, para conseguir la parte del aval que le faltaba.
«En la entidad homóloga en Aragón no creyeron en mi proyecto, pero, sin embargo, en Madrid sí, y con este porcentaje y el que me proporcionó SODIAR (Sociedad para el Desarrollo Industrial de Aragón, a través del Fondo para emprendedores y PYMES), pude poner en marcha el diseño y construcción del remolque, adaptado y tematizado para ofrecer una experiencia integral sin necesidad de recurrir a espacios públicos», explica Puyal.
El sesgo de género inicial se deja sentir de manera «a veces inconsciente» como dice Ruth Mateos, cuando las mujeres se sientan en la entidad bancaria, o cuando exponen su proyecto en una ronda de inversión, lo corrobora Teresa López presidenta de FADEMUR.
Mujeres emprendedoras en el medio rural
También la España rural está viviendo una nueva revolución de mujeres que ven en el emprendimiento una solución a dos factores principales «la falta de empleo en muchas zonas de la España rural y la necesidad de conciliar», apuntan desde FADEMUR, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales.
Según un informe de COPADE, la tasa de emprendimiento entre las mujeres rurales es significativamente más alta que la de aquellas que viven en entornos urbanos: el 54% de las personas que emprenden en un pueblo son mujeres frente al 30% de aquellas que lo hacen en una ciudad.
FADEMUR argumenta que estas cifras son el resultado de las escasas oportunidades laborales a las que pueden acceder las mujeres en los pueblos. «El mercado laboral rural, ya pequeño de por sí, tiene una marcada segregación horizontal y vertical para las mujeres. Por eso, nos vemos más abocadas a crear nuestro propio trabajo», añade Teresa López, presidenta de FADEMUR.
Después de la lejanía de las emprendedoras rurales en relación a los grupos de poder y los grandes núcleos urbanos, y la demanda y oferta que en ellos se mueve, la financiación es el mayor de los problemas a los que se enfrentan las mujeres que deciden emprender en el medio rural español.
«El sesgo de sexo que utilizan las entidades de crédito dificulta el acceso a la financiación de las mujeres rurales», subrayan desde FADEMUR. La digitalización, los enormes, complicados y, en ocasiones, confrontados trámites burocráticos o los problemas para acceder a formación relacionada con la gestión empresarial, básica para el éxito de sus negocios, son los otros caballos de batalla a los que tienen que hacer frente las emprendedoras rurales.
¿Cómo facilitar la financiación de las emprendedoras?
La existencia de «sesgos inconscientes» de los que habla la profesora Mateos, o los «estereotipos de género en el proceso de concesión de préstamos» de los que habla ATA, es una denuncia que también ha compartido el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. En su intervención en la 5ª conferencia sobre Diversidad, Equidad e Inclusión en Economía, en Finanzas y en Banca Central reconoció que el índice de morosidad entre las mujeres es menor: «aquellas mujeres que reciben un préstamo en el año de creación de su empresa tienen menos probabilidades de incumplir en comparación con las empresas dirigidas por hombres».
En el caso de las mujeres que emprenden en el medio rural, FADEMUR denuncian «el marcado carácter urbano de los responsables de las entidades de crédito», algo que penaliza según esta organización, el acceso a la financiación de las mujeres de entornos rurales. Para revertir la situación, Teresa López dice que siguen incidiendo en «la necesidad de que las instituciones apuesten por abrir nuevas líneas«.
Además, también crean sus propias vías de oportunidad a través de alianzas con empresas, como los premios del Programa TalentA y el Proyecto Bardos, las becas para emprendedoras de Ruraltivity o acompañando a las emprendedoras a la hora de acceder a nuevas fórmulas de financiación como el crowdfunding. «Así es como poco a poco vamos mejorando su acceso» añade Teresa López, presidenta de FADEMUR.
En el caso de las mujeres que deciden apostar por proyectos en los ámbitos STEAM o por el emprendimiento en zonas despobladas alejadas del mundo urbano, la asociación WA4STEAM, que nace sin ánimo de lucro, u otras entidades como FADEMUR, fueron conscientes de que «si las mujeres no están presentes entre los inversores, los proyectos liderados por emprendedoras no obtienen la financiación que deberían en su fase inicial», explican. Esto las aboca a otras formas de financiación como la inversión de sus ahorros, acudir al préstamo de familia y amigos, o capitalizar el paro, en el mejor de los casos.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en sus intervenciones, también ha reclamado a las entidades financieras «empatía» y ha denunciado la existencia de un «sesgo de género» en el acceso al crédito que sufren las mujeres emprendedoras.