Las empresas que incluyen la accesibilidad cognitiva en sus productos «garantizan la inclusión digital».

Las empresas que incluyen la accesibilidad cognitiva en sus productos «garantizan la inclusión digital».

15 empresas forman parte de la Alianza Tecnológica por la Inclusión de Plena inclusión España y unas 30 la respaldan.

2024. DiscaMedia

Servimedia

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Una treintena de empresas e instituciones respalda la Alianza Tecnológica por la Inclusión (ATI). Esta iniciativa creada por Plena inclusión España quiere “acercar la discapacidad intelectual a las empresas” para que conozcan sus necesidades y “se anticipen a ellas”, según el coordinador del proyecto Transformación Digital para la Inclusión (TDI), Rafael Robledo.

La «inclusión digital» pasa por que el criterio de accesibilidad esté presente desde la ideación de nuevas aplicaciones, programas y dispositivos “evitando posteriores adaptaciones”, tal y como Robledo detalló en una entrevista a Servimedia. La alianza se enmarca en el proyecto TDI y está financiada por la Unión Europea para “acercar la discapacidad intelectual a las empresas para que conozcan sus necesidades desde el principio”.

En este sentido, la entidad imparte seminarios entre los empleados de las compañías para concienciar sobre la necesidad de crear áreas especializadas en accesibilidad cognitiva. Empresas como BBVA, Samsung, Amazon, Fundación Telefónica, Globant o la Asociación Española de la Banca (AEB) junto a instituciones como la Universidad Carlos III han participado en estas reuniones de trabajo donde se generan espacios para compartir buenas prácticas.

ACCESIBILIDAD VERSUS USABILIDAD

Uno de los grandes retos de este proyecto es convencer a las empresas de que «la accesibilidad es mucho más que usabilidad». Como apuntó el coordinador del proyecto TDI, Rafael Robledo, “no podemos ir detrás de las empresas validando o haciendo manuales de uso de todo aquello que van sacando para luego introducir las adaptaciones”. “La tecnología debe tener una capa fácil”, apostilló el director de Plena inclusión España, Enrique Galván, “de manera que la persona con discapacidad intelectual pueda acceder a ella y utilizarla sin apoyos”.

Pero la realidad es otra. Óscar Pueyo, un joven con discapacidad intelectual, reconoce con cierta indignación que cada vez que compra un aparato nuevo necesita a una persona que le ayude “con la instalación de las aplicaciones”.

En este sentido, la Asociación Española de Banca (AEB) ha querido adherirse a la alianza. Los bancos trabajan para que la digitalización no excluya a nadie. Al contrario, se desarrollan programas de capacitación digital para favorecer el acceso a entornos digitales.

«El concepto de accesibilidad, según lo vemos nosotros, es la facilidad a la hora de acceder a los servicios bancarios”, señaló la responsable de Acción Social de AEB, Carmen Rizo. “Lo que hacemos es rodearnos de las personas que creemos que más saben de esto, y Plena inclusión es el compañero de viaje perfecto ya que compartimos principios y valores”.

Rizo destacó algunos proyectos que facilitan la inclusión digital de personas con discapacidad cognitiva como ’Mi Banca Digital: fácil y segura’ o los simuladores de banca online. Y asegura que “este es tan solo el primer paso” de otros muchos que están por dar.

UN CAMBIO DE MIRADA

La Alianza Tecnológica por la Inclusión plantea una oportunidad de negocio para las empresas, especialmente de base tecnológica, como lo es Globant, una consultoría internacional con sede en España que también forma parte de este movimiento transformador. Se trata de cambiar la mirada de los empresarios y que comprendan que diseñar tecnología accesible para personas con discapacidad intelectual no sólo es justo, sino también rentable.

David de Juan trabaja como desarrollador en esta compañía y está acostumbrado a superar barreras a diario debido a la esclerosis múltiple con la que convive desde hace 25 años. En España todavía hay mucho que hacer para alcanzar la «inclusión digital». “Nosotros nos dedicamos a asesorar a otras compañías y cuesta mucho trabajo lograr que abran los ojos y vean que el reto es que todo llegue a todo el mundo”, afirmó de Juan.

“Si desarrollamos los productos y las soluciones desde cero, la inclusión técnicamente desaparece porque las personas con discapacidad intelectual se convierten en tu público objetivo”. De este modo se acabaría con la “cultura de la complejidad”, como la denomina Enrique Galván. “Esta Alianza Tecnológica por la Inclusión tiene que demostrar que es posible una accesibilidad donde incorporarte de una manera fácil da derecho a servicios y a productos. En definitiva, es la garantía de la inclusión”.