01 Abr Dormir bien es clave para alejar el alzhéimer.
Las interrupciones y la falta de horas de sueño impiden la eliminación de la beta-amiloide.
2024. 65Ymás
Pilar Abellán Martínez
Según la Confederación Española de Alzhéimer y otras Demencias (CEAFA), tratar las alteraciones del sueño en los pacientes tiene un impacto positivo en su calidad de vida, tanto a nivel clínico como social. La entidad explica que es esencial para los enfermos contar con profesionales especializados y recuerdan que tener una buena rutina de sueño reduce el riesgo de desarrollar demencia.
CEAFA incide en que es fundamental tener expertos de la salud que estén especializados en el manejo de los trastornos del sueño.
Es necesario para que se adopten enfoques integrales en los que “se establezca una rutina, se creen entornos propicios para poder dormir, se realice actividad física moderada durante el día, o se haga un uso adecuado de medicamentos cuando sea necesario”, afirman.
Los trastornos del sueño no solo afectan a las personas con alzhéimer, también a las personas cuidadoras y familiares. Por esto, desde la Confederación apuntan que es muy importante proporcionar apoyo emocional y recursos adecuados para las personas encargadas de los cuidados.
“Las personas cuidadoras deben atender y velar por su propio sueño, así como buscar apoyo si es necesario, para evitar la fatiga y el agotamiento”, apunta la institución.
La rutina del sueño y la demencia
La alteración del sueño es un factor de riesgo asociado con una mayor probabilidad de desarrollar demencia.
Por ello, la Confederación recuerda que tener una buena rutina con horarios establecidos, evitando los estimulantes antes de acostarse, las siestas largas, y con ambientes tranquilos, entre otros, reduce el riesgo de desarrollarla.
Las interrupciones y la falta de horas interfieren en el proceso de eliminación de la proteína beta-amiloide, relacionada con el desarrollo de las demencias.
Cuando dormimos se ponen en marcha los mecanismos necesarios para prescindir de la acumulación de esta sustancia que se ha producido durante el día.
Sin embargo, una mala calidad del sueño favorece la formación de placa beta-amiloide, que, con el tiempo, puede dar lugar a la aparición de la enfermedad.
El sueño también forma parte de los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) de la demencia. Los cambios neurológicos que se producen en el cerebro de las personas con un diagnóstico de alzhéimer también alteran su calidad del descanso, lo que empeora el diagnóstico.
Por esto, es habitual que los pacientes sufran alteraciones del ciclo del sueño, durmiendo durante el día y despertándose por la noche, insomnio o sueño fragmentado.
Esta falta de sueño puede afectar a la función cognitiva y su estado de ánimo mostrando signos de irritabilidad, ansiedad y depresión.
Por último, la entidad subraya que “es importante ser consciente de que el sueño es un pilar fundamental para la salud física y mental de todos, por ello es fundamental cuidarlo y tener un descanso adecuado con el fin de prevenir futuras demencias como el alzhéimer.“