25 Ene Envejecer siendo mujer en el medio rural: resistencia, resiliencia y protagonismo social.
El Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebra cada 15 de octubre como “reconocimiento a la función y contribución decisivas de las mujeres rurales en las economías familiares y en el desarrollo de sus comunidades”.
2024. El Diario
Mónica Ramos Toro
Este 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una fecha que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó conmemorar en 2007, como “reconocimiento a la función y contribución decisivas de las mujeres rurales en las economías familiares y en el desarrollo de sus comunidades”.
Esta efeméride, por tanto, pone en valor el trabajo invisible de las mujeres, y especialmente de aquellas a las que les atraviesan otras desigualdades como es la de vivir en territorios rurales, con poca población, con escasos recursos, con dispersión y a los que todavía se sigue denominando como la “España vaciada”, término que esperamos se deje de emplear porque no representa en absoluto aquello que nombra, ya que de lo que carece lo rural es de población, pero alberga y está repleta de saberes, sabores, experiencia, voluntades y resistencias múltiples.
Otra de las desigualdades que enfrentan las mujeres rurales todavía a día de hoy en Cantabria son las bajas tasas de empleo, a lo que hay que añadir que además cobran salarios más bajos que los hombres, ocupan puestos laborales de menor cualificación y les resulta más difícil conciliar la vida personal, familiar y laboral, porque el trabajo doméstico y de cuidados sigue sin ser una responsabilidad asumida de manera general por los hombres, lo que obliga a las mujeres a desempeñar una doble o triple jornada de trabajo fuera, dentro de casa, más el trabajo de cuidados.
Además, las mujeres en el medio rural tampoco tienen el mismo acceso a los recursos que los hombres en lo que respecta a la propiedad o el acceso a la toma de decisiones. Por ejemplo, en nuestra comunidad, solo hay cuatro explotaciones agrarias y ganaderas de titularidad compartida y en las corporaciones locales solo participan 377 mujeres frente a 659 hombres. Algo común en todo el territorio nacional, ya que actualmente solo se ha alcanzado el 2,59% del objetivo potencial de mujeres beneficiarias que podrían acogerse a la ley de titularidad compartida. Lo que evidencia que las mujeres trabajan en estas explotaciones, pero lo hacen sin el reconocimiento legal de su propiedad, ni el derecho laboral de su cotización.
Sin embargo, también se han conseguido avances que debemos consolidar. Las mujeres en el medio rural tienen una importante movilización y, de manera destacada, las mujeres mayores, ya que participan en sus comunidades y se asocian más que los hombres, lo que promueve no solo la mejora de su situación como mujeres, sino la del conjunto de sus pueblos y entornos.
De hecho, en Cantabria, aunque la población femenina representa el 51,55% frente al 48,44%, y si atendemos a la población de 65 y más años, la diferencia entre hombres y mujeres se acentúa aún más, ya que el porcentaje de mujeres representa el 54,41% frente al 45,58% de hombres, sin embargo, si atendemos al tipo de municipio y nos centramos en los que tienen 5.000 o menos habitantes, la situación se invierte, ya que las mujeres representan el 48,7% frente al 51,3% de los hombres, lo que evidencia una masculinización de los territorios rurales. Y a pesar de ello, son las mujeres rurales, especialmente las mujeres mayores, las que dinamizan sus pueblos y se movilizan para demandar recursos comunitarios y mayor protagonismo social. Son la resistencia tejida a base de compartir y sostener la vida con sus saberes.
Por todo ello, desde UNATE y la Fundación PEM apoyamos con todos los recursos humanos y materiales a nuestro alcance para que esta participación de las mujeres rurales sea activa, empoderada, sostenible y permita la relación entre todas las generaciones, creando comunidades rurales para todas las edades. Y seguimos reivindicando en este Día Internacional de la Mujer Rural:
- Visibilizar no solo las dificultades a las que se enfrentan cada día las mujeres rurales, sino también poner en valor su elevada participación y su compromiso social.
- Poner el foco en las mujeres mayores y las personas que habitan los ámbitos rurales, y no en aquellas que los abandonan. La Cantabria que denominan como “vaciada” está llena de mujeres que, además de sostener la vida, preservan un ingente patrimonio inmaterial, como muestra el Proyecto Legado Cantabria, un proceso de construcción de la memoria oral de la comunidad a través de historias de vida de personas mayores que pone en valor las experiencias, el éxito de la longevidad y el arraigo en el territorio.
- Aumentar y mejorar los recursos públicos para que los municipios rurales dispongan de lo necesario para el desarrollo de una vida digna y autónoma que evite su despoblamiento. Es vital que los recursos socio-sanitarios sean de cercanía y adaptados a las dinámicas territoriales y culturales de las personas.
- Apoyar la creación y mejora de espacios comunitarios que contribuyan al empoderamiento de las mujeres rurales como mecanismo de cohesión y sostenibilidad del territorio, como es el caso del Centro Comunitario Las Nieves en el municipio de Campoo de Yuso, en el que, de manera cogestionada, participan cerca de 70 personas, la mayoría mujeres.
- Generar y dotar de recursos espacios de participación de las mujeres mayores con capacidad real de incidencia en todas las políticas públicas que tienen que ver con sus vidas.