23 Ago Descubren «cambios claros» en el cerebro de las personas mayores cuando envejecen.
Desarrollan una técnica para evaluar de forma no invasiva el deterioro de la función neurovascular.
María Martínez Denia
Descubren «cambios claros» en el cerebro de las personas mayores que alteran la coordinación entre la actividad neuronal y la oxigenación del cerebro. Este estudio está elaborado por científicos de la Universidad de Lancaster (Reino Unido) y el Centro Médico Universitario de Liubliana (Eslovenia).
El cerebro necesita hasta el 20% del consumo energético del organismo, por lo que el cerebro y el sistema cardiovascular se encuentran constantemente en comunicación para garantizar un suministro suficiente de energía para cada parte del cerebro. Esta tarea es el trabajo principal de las «unidades neurovasculares», que alimentan las neuronas.
Por primera vez en la historia y a través de una serie de técnicas de medición y de métodos de análisis, los investigadores del estudio publicado en la revista científica ‘Brain Research Bulletin’, han conseguido medir la oxigenación sanguínea del cerebro con luz infrarroja que penetraba en el cráneo. Junto a ello, se midió simultáneamente la actividad neuronal del cerebro asociada a la actividad eléctrica.
El trabajo consistió en medir los ritmos y tiempos imperfectos de la oxigenación, la actividad eléctrica cerebral, la respiración, y hasta la actividad eléctrica del corazón que controla la presión arterial y el flujo sanguíneo modificando el diámetro de los vasos sanguíneos. Con toda esta información, estudiaron la fuerza de estos ritmos y su coordinación calculando su «coherencia de fase».
Los resultados arrojaron que las magnitudes de las oscilaciones de la vascular cerebral y las ondas cerebrales, están alteradas en las personas mayores. Siendo aún más relevante, los diferentes cambios más impactantes en la coherencia entre ellas, habiendo una coordinación entre la oferta y la demanda de energía en el cerebro afectadas negativamente por la edad.
«El método podría utilizarse para evaluar de forma no invasiva el deterioro de la función neurovascular en el envejecimiento normal, así como para controlar la eficacia del tratamiento o los cambios en el estilo de vida en una amplia gama de trastornos neurodegenerativos. Los resultados prometen un método relativamente sencillo y no invasivo para evaluar el estado del cerebro en el envejecimiento sano y en trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzhéimer«, ha explicado Aneta Stefanovska, una de las responsables de la investigación.