27 Jul El movimiento de una persona y su calidad del sueño pueden predecir el párkinson años antes de padecerlo.
Un estudio realizado en más de 100.000 personas muestra que la forma en la que nos movemos y la calidad de sueño, medida con dispositivos electrónicos como un SmartWatch, detecta la enfermedad neurológica de forma precoz, años antes del diagnóstico clínico.
R. Ibarra
Años antes de que aparezca la enfermedad de Parkinson la información acerca del movimiento de una persona y sobre su calidad del sueño puede predecir el riesgo de padecer esta enfermedad neurodegenerativa, según los resultados de un estudio realizado en más de 100.000 personas y publicado en «Nature Medicine». Los hallazgos sugieren que estos datos podrían presentar una posibilidad relativamente económica y no invasiva para el cribado a gran escala de la población.
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson suele hacerse cuando ya existe gran daño neuronal y los síntomas son evidentes. Lo que propone ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) es usar los datos de movimiento y de calidad de sueño procedentes de acelerómetros portátiles para identificar la enfermedad de forma precoz, años antes del diagnóstico clínico.
Aunque no existe un tratamiento preventivo eficaz, los investigadores creen que esta herramienta puede determinar personas con riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson e identificar participantes para ensayos clínicos de tratamientos neuroprotectores.
La enfermedad de Parkinson afecta en España a unas 150.000 personas, ya es la segunda enfermedad neurodegenerativa en prevalencia en nuestro país, tras el Alzheimer , y las cifras van en aumento: se cree que pueda llegar a duplicarse en menos de 20 años.
Se caracteriza por ser un proceso neurodegenerativo lento, con un diagnóstico inicial en torno a una media de 65 años de edad, aunque se sabe que el proceso neurodegenerativo ha comenzado mucho antes (incluso hasta 20 años antes). El diagnóstico generalmente se produce una vez que la neurodegeneración se ha producido durante varios años, momento en el cual aproximadamente el 50-70% de las neuronas relacionadas con la función motora se ven afectadas.
La identificación de individuos en riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson puede permitir su participación en investigaciones clínicas destinadas al diseño de terapéuticas protectoras para la afección.
Utilizando los datos del Biobanco UK recopilados de más de 103.000 personas de 40 a 69 años, el equipo de Cynthia Sandor trató de determinar si los datos de los dispositivos de seguimiento de movimiento podrían usarse para identificar casos de enfermedad de Parkinson antes del diagnóstico clínico.
Los autores han visto que los modelos de aprendizaje automático entrenados con los datos de los dispositivos de seguimiento de movimiento eran mejores para distinguir la enfermedad de Parkinson diagnosticada clínicamente y la enfermedad de Parkinson pre-diagnóstica que los marcadores clínicos más comúnmente utilizados, como aquellos derivados del estilo de vida, la genética, la bioquímica sanguínea y los síntomas informados por el paciente.
En el estudio se asociaron patrones distintivos relacionados con la aceleración del movimiento y la calidad del sueño con la aparición futura y/o con el diagnóstico existente de la enfermedad de Parkinson.
La aceleración promedio durante el día se redujo varios años antes de un diagnóstico de enfermedad de Parkinson, y las interrupciones durante el sueño era más habituales en las personas con diagnóstico de enfermedad de Parkinson que en aquellas con otros trastornos clínicos, como otras enfermedades neurodegenerativas y trastornos del movimiento.
Los autores concluyen que sus hallazgos indican que los datos de movimiento podrían proporcionar una herramienta de cribado de bajo coste para identificar a las personas en riesgo de enfermedad de Parkinson; sin embargo, advierten que se necesita más investigación en otras cohortes para replicar los resultados.
El estudio, señala José López Barneo, catedrático de Fisiología e investigador de la Universidad de Sevilla, a Science Media Centre, encaja muy bien con el conocimiento actual. Añade este experto que ya se había descrito que la «lentitud de los movimientos es un rasgo característico de algunas personas que posteriormente desarrollan párkinson». Sin embargo, «estos estudios habían sido hechos en cohortes preseleccionadas (con riesgo de tener párkinson) y se llevaron a cabo en un hospital (es decir, requirieron la intervención de personal sanitario para hacer el análisis de los movimientos)». Mientras que el estudio actual se lleva a cabo en la «población general en una cohorte muy amplia y los análisis se hacen de forma automática, a partir de los datos registrados con el acelerómetro portátil. Esto es novedoso y muy interesante, ya que es relativamente fácil de hacer en la población general».
En opinión de José Luis Lanciego, investigador Senior del Programa de Terapia Génica en Enfermedades Neurodegenerativas en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA)-Universidad de Navarra, «el principal valor de este estudio consiste en haber demostrado que las medidas de acelerometría obtenidas mediante dispositivos portátiles (como por ejemplo un SmartWatch u otro tipo de dispositivos similares) son más útiles que la valoración de cualquier otro síntoma potencialmente prodrómico a la hora de identificar qué personas de la población normal presentan un mayor riesgo de padecer enfermedad de Parkinson en el futuro, así como poder calcular cuántos años van a tardar en comenzar a sufrir dicho proceso neurodegenerativo».
Aun así, los autores de la investigación afirman que el cribado temprano de signos de neurodegeneración patológica relacionada con la enfermedad de Parkinson podría permitir el inicio de terapias neuroprotectoras y/o ensayos clínicos dirigidos a su desarrollo.
Para López Barneo este el aspecto «más discutible del trabajo, ya que saber diez años antes que tienes un alto riesgo de tener párkinson es muy interesante y valioso desde el punto de vista científico (abre nuevas perspectivas a la investigación sobre la patogénesis de la enfermedad y, entre otras ventajas, permite probar la eficacia de nuevos medicamentes protectores) y además, se le da la oportunidad al futuro paciente de prevenir/paliar su enfermedad. No obstante, y dado que esta prevención todavía no es posible, no queda claro que ello aporte ventaja alguna al futuro paciente. Es un tema que tiene implicaciones éticas importantes. Lo mismo ocurre con otras enfermedades».
Lanciego asegura a SMC que en estas enfermedades el diagnóstico temprano está, hasta cierto punto, «en entredicho, pues de poco sirve dicho diagnóstico temprano si no se dispone de tratamiento neuroprotector. Sin embargo, sí es de elevada importancia para ser empleado en ensayos clínicos tendentes a evaluar la eficacia de nuevos tratamientos potencialmente neuroprotectores y que tienen por objetivo principal el de disminuir —e idealmente incluso detener— la progresión clínica que típicamente caracteriza a la enfermedad de Parkinson».