28 Jun El ejercicio físico se vincula con un 25% menos riesgo de párkinson en mujeres.
Como montar en bicicleta, caminar o cuidar el jardín.
Servimedia
Hacer ejercicio se asocia con un 25% menos riesgo de enfermedad de Parkinson en mujeres en comparación con quienes no lo practican o realizan menos actividad física. Así pues, montar en bicicleta, caminar, cuidar el jardín, limpiar y participar en alguna actividad deportiva puede disminuir el riesgo de párkinson entre las mujeres, según una nueva investigación publicada este miércoles en ‘Neurology’, revista de la Academia Americana de Neurología.
«El ejercicio es una forma económica de mejorar la salud en general, por lo que nuestro estudio buscó determinar si puede estar relacionado con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, una enfermedad debilitante que no tiene cura», apunta Alexis Elbaz, del Centro de Investigación Inserm en París (Francia), quien concluye: “Nuestros resultados proporcionan evidencia para planificar intervenciones para prevenir la enfermedad de Parkinson”.
El estudio incluyó a 95.354 mujeres participantes, en su mayoría maestras, con una edad promedio de 49 años y que no tenían párkinson al comienzo de la investigación. Los autores las siguieron durante tres décadas, en las cuales 1.074 desarrollaron la enfermedad.
En el transcurso del estudio, las participantes completaron hasta seis cuestionarios sobre los tipos y la cantidad de actividad física que realizaban. Se preguntó cuánto caminaban y cuántos tramos de escaleras subían diariamente, cuántas horas dedicaban a las actividades domésticas y cuánto tiempo dedicaban a actividades recreativas moderadas como la jardinería y actividades deportivas más vigorosas.
Los investigadores asignaron a cada actividad una puntuación basada en el equivalente metabólico de una tarea (MET, en inglés), una forma de cuantificar el gasto de energía. Para cada actividad, los MET se multiplicaron por su frecuencia y duración para obtener una puntuación de actividad física de MET-horas por semana.
Por ejemplo, una forma más intensa de ejercicio como andar en bicicleta equivale a seis MET, mientras que formas de ejercicio menos intensas- como caminar y limpiar- son tres MET. El nivel de actividad física promedio de los participantes fue de 45 MET-horas por semana al comienzo del trabajo.
CUATRO GRUPOS
Las participantes se dividieron en cuatro grupos iguales de poco más de 24.000 personas cada uno. Al comienzo, los del grupo más alto tenían una puntuación de actividad física promedio de 71 MET-horas por semana. Los del más bajo contaban con una puntuación promedio de 27 MET-horas por semana.
Entre las participantes en el grupo de ejercicio más alto, hubo 246 casos de enfermedad de Parkinson o 0,55 casos por 1.000 años-persona, en comparación con 286 casos o 0,73 por 1.000 años-persona entre los participantes en el grupo de ejercicio más bajo. Los años-persona representan tanto el número de personas en el estudio como la cantidad de tiempo que cada persona sigue en la investigación.
Tras ajustar por factores como el lugar de residencia, la edad del primer periodo, el estado menopáusico y el tabaquismo, los investigadores encontraron que las mujeres en el grupo de mayor ejercicio tenían una tasa un 25% más baja de desarrollar la enfermedad de Parkinson que las del grupo de menor ejercicio cuando la actividad física era inferior hasta 10 años antes del diagnóstico.
Esta asociación se mantuvo cuando se evaluó la actividad física hasta 15 o 20 años antes del diagnóstico. Los resultados fueron similares después de ajustar la dieta o las condiciones médicas, como presión arterial alta, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Los investigadores también encontraron que 10 años antes del diagnóstico, la actividad física disminuyó a un ritmo más rápido en las personas con párkinson que en las que no, probablemente debido a los primeros síntomas de la enfermedad.
«Con nuestro gran estudio, no solo descubrimos que las participantes femeninas que hacen más ejercicio tienen una tasa más baja de desarrollar la enfermedad de Parkinson, sino que también demostramos que era poco probable que los síntomas tempranos de la enfermedad de Parkinson explicaran estos hallazgos y, en cambio, que el ejercicio es beneficioso y puede ayudar a retrasar o prevenir esta enfermedad”, indica Elbaz.