29 Mar España ocupa el sexto lugar en el Índice Europeo de Igualdad de Género.
Según un informe publicado en octubre, la situación del país mejora, pero queda mucho camino por recorrer en el ámbito laboral y en lo referente a los cuidados.
O.G
Según un informe del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE, por sus siglas en inglés) publicado el pasado mes de octubre, España ocupa la sexta posición de la Unión Europea en igualdad entre mujeres y hombres. Aunque es verdad que se ha avanzado hacia la consecución de este objetivo, se ha hecho tímidamente. Además, se ha registrado un retroceso en el ámbito laboral y la situación del país está atascada en cuestiones tan importantes como el tiempo y los cuidados.
En concreto, la puntuación que obtuvo España es de 74,6 sobre 100 y avanza 0,9 puntos con respecto al índice de 2019, cuando obtuvo un 73,7. Desde 2010, la nota ha ascendido 8,2 puntos. De esta forma, el país se sitúa ligeramente por detrás de Francia (75,1), Países Bajos (77,3), Dinamarca (77,8), Finlandia (75,4) y Suecia (83,9). De esta manera, el país está por encima de la media de la UE, que está en 68,6,
Entre los principales logros que ha conseguido España está reducir las brechas de género en casi todas las categorías (entre ellas poder, salud, conocimiento y dinero).
Por contra, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha lastrado la posición de España en igualdad en el trabajo. Tampoco ayudan los indicadores de segregación y calidad del trabajo, donde la puntuación es de 68,2 sobre 100, pues ellas presentan peores perspectivas de carrera profesional, tienen menor capacidad para disponer de una o dos horas libres para encargarse de asuntos personales o familiares y son mayoría en los sectores educativo, sanitario y social.
El país tampoco mejora en el uso del tiempo. Y la explicación es simple: ellas cuidan más de menores, mayores y personas discapacitadas, asumen las tareas domésticas en un porcentaje amplísimo y tienen un menor acceso a actividades deportivas o culturales.
En lo que se refiere a las diferencias en los sueldos, la brecha continúa siendo importante, sobre todo porque sigue habiendo menos mujeres en los puestos más altos de las empresas. Además, el riesgo de pobreza está más acentuado en ellas.