La tecnología como motor de cambio en la vida de las personas con discapacidad.

La tecnología como motor de cambio en la vida de las personas con discapacidad.

La gran olvidada cuando se piensa en accesibilidad es la intelectual, señalan los expertos.

Sara Borondo

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Desenvolverse en el día a día teniendo una discapacidad ha cambiado notablemente en los últimos años debido, en buena medida, a los avances tecnológicos. La percepción de que es necesario conseguir ese objetivo forma parte ya de la sociedad y cada vez de más empresas, que están desarrollando las herramientas necesarias para lograr la participación en igualdad de las personas con discapacidad en actividades educativas, laborales y recreativas.

El mayor cambio ha venido de la mano de la domótica; en concreto, de los asistentes inteligentes y el internet de las cosas. Al conectar los electrodomésticos es posible controlarlos a través de órdenes de voz y encender la lavadora, regular la temperatura, apagar la televisión o llamar por teléfono usando Alexa, Siri o Google. Para algunos esto es simplemente cuestión de comodidad, pero para las personas ciegas supone no tener que memorizar cada mando de los aparatos y electrodomésticos de casa o, en el caso de las personas con discapacidad motora, poder llevar a cabo tareas que de otro modo no podrían.

Accesibilidad de webs y apps

Para que lo anterior sea posible no es suficiente con que esos aparatos puedan conectarse a internet; las aplicaciones que sirven para realizar los ajustes necesarios tienen que ser accesibles. Aunque hay apps pensadas para las personas con discapacidad, lo cierto es que la navegación para todos por buena parte de las páginas y aplicaciones es una asignatura pendiente: las empresas suelen primar el posicionamiento en buscadores a la hora de crearlas y, al menos en Europa, no existe la obligación de que las webs sean accesibles. Los propios desarrolladores han tomado la iniciativa con el ‘ Proyecto A11y‘, que promueve la creación y el diseño de páginas web y aplicaciones accesibles.

En la página de este proyecto incluso se indica cómo utilizar Firefox (uno de los navegadores que siempre ha tenido más en cuenta la accesibilidad) para comprobar que las personas con discapacidad pueden moverse y leer sin problemas la página que se está creando. En la misma dirección trabajan las World Content Accessibility Guidelines (WCAG o pautas de accesibilidad para el contenido web, en español) que definen las pautas que debe seguir un producto digital para que todos los usuarios obtengan la misma experiencia. Entre esas normas está que los vídeos incluyan subtítulos y audiodescripciones para las personas ciegas y las sordas o que el contenido sea comprensible.

En palabras de Lourdes González Perea, responsable del Departamento de Tecnologías Accesibles de Fundación ONCE: « La tecnología y sus oportunidades están ahí. No obstante, si se desarrollan aplicaciones de gestión del hogar y éstas no son accesibles, algunos perfiles de usuario no podrán usarlas. Lo mejor es que estas funcionalidades sean compatibles con los diferentes asistentes interactivos del mercado para que el usuario decida qué herramienta usar para su hogar».

Cámaras y ultrasonidos para personas ciegas

Las ventajas de los asistentes no se limitan al hogar. Por ejemplo, el dispositivo OrCam MyEye se superpone a la patilla de las gafas y se activa con una orden de voz (o un toque en la patilla) para leer textos, reconocer a personas o identificar objetos. Este milagro tiene dos problemas: el precio (superior a los 4.500 euros en su última versión) y la incógnita de si el dispositivo respeta la privacidad de los demás.

Otra novedad reciente es el bastón WeWalk Smart Cane, similar a los blancos que llevan las personas ciegas cuando van por la calle pero que utiliza ultrasonidos para detectar objetos que están a la altura del pecho o la cabeza de quien lo lleva (vibra cuando detecta algo). Este bastón se conecta también con una app para, a través de un asistente de voz propio o alguno ya existente, ir siguiendo el recorrido establecido mediante geolocalización.

De hecho, la contribución de los teléfonos móviles a que el mundo sea más accesible para todos es relevante. Aplicaciones como ‘ Goodmaps Outdoor‘ proporcionan a las personas ciegas una audiodescripción de la calle por la que circulan e incluso sirven para grabar una ruta marcando puntos clave del recorrido.

Videollamadas para personas sordas

En el caso de las personas sordas, las videollamadas han supuesto para ellos una mejor comunicación utilizando el lenguaje de signos, ya que permiten ver la cara y las manos del interlocutor. Tampoco hay que olvidar que Google ha incorporado la transcripción instantánea de serie en los teléfonos Pixel (en los demás modelos Android es preciso descargar una aplicación para utilizarla).

Otras aplicaciones se han puesto al día en accesibilidad; es el caso de ‘ Moovit‘, que marca recorridos usando transporte público en la ciudad. La última versión incorpora las tecnologías VoiceOver y TalkBack para leer en alto el contenido de la pantalla, proporciona orientaciones al estilo GPS durante el trayecto y da al usuario alertas cuando el autobús está llegando a su destino.

Para las personas con discapacidad cognitiva también existe la aplicación ‘ Soy Cappaz‘, con un calendario de actividades programadas que se sincroniza con Google Calendar, rutas con desplazamientos y la opción de contactar con la persona de apoyo que se indique en caso de necesitar ayuda.

Los propios fabricantes de teléfonos cuentan ahora con modelos pensados para personas con discapacidad. Uno de ellos es el BlindShell, dirigido a personas con discapacidad visual, poca agilidad o dificultades en el manejo de pantallas táctiles.

Exoesqueletos y robots para personas con discapacidad motora

Respecto a las personas con discapacidad motora, las promesas más relevantes llegan del mundo de la robótica (por ejemplo con robots asistenciales para comer o asir objetos y acercarlos a la persona), sobre todo con los exoesqueletos. La científica del CSIC Elena García Armada lleva tiempo trabajando en un exoesqueleto, el Atlas 2030, que permite andar a los niños con parálisis cerebral y atrofia muscular espinal durante la rehabilitación. Este tipo de aparatos se utilizaban de manera industrial para evitar problemas musculoesqueléticos en trabajadores que transportan grandes pesos y aumentar el rendimiento humano. Ahora se están adaptando a mejorar la vida de las personas con discapacidad. Uno de los primeros en salir al mercado seguramente sea Indego, que consiste en un soporte rígido unido a cadera, rodillas y pies. Los motores eléctricos programados por ordenador permiten al usuario desplazarse en una dirección u otra según el lado hacia el que se inclina y, si lo hace hacia atrás, se sienta. Una vez más, el mayor inconveniente para que llegue a popularizarse es que el precio previsto ronda los 80.000 euros.

En el entretenimiento también se ha avanzado. Siguiendo el ejemplo de A11y, la Fundación ONCE ha comenzado hace unos meses el proyecto Ga11y, una web que, entre otra información, indica qué videojuegos incluyen opciones que los hacen accesibles a todo el mundo. Algunas de ellas no solo sirven para las personas con discapacidad; por ejemplo, establecer un contraste en la imagen más fuerte o unos subtítulos grandes pueden venir bien a todo el mundo que tenga más de 50 años, edad en la que normalmente se acentúan los problemas de visión.

Los creadores de videojuegos también han hecho los deberes: Hace unos años Microsoft lanzó al mercado el mando Adaptive Controller, que tenía multitud de complementos pensados para distintas discapacidades. Y Sony, en los últimos lanzamientos de juegos propios para PlayStation como ‘The last of Us’, ‘Marvel’s Spiderman’ o ‘God of War’, ha incluido gran cantidad de adaptaciones para todo tipo de jugadores con discapacidad, de manera que incluso personas ciegas pueden disfrutarlos.

Tanto en webs y aplicaciones como en actividades recreativas puede parecer que conseguir la accesibilidad eleva el coste de desarrollo, pero la verdad es que quienes los crean coinciden en señalar que, si se contempla esa opción desde el principio, no supone un presupuesto mucho más elevado.

Mucho trabajo por delante

Aún quedan muchas barreras en lo que a tecnología se refiere. González especifica que las más relevantes se refieren al diseño de sitios web, aplicaciones móviles, cajeros automáticos o televisiones en las que, no obstante, también hay ejemplos de buenas prácticas y pone un ejemplo: «Las personas con discapacidad podemos contar con una oferta de televisiones accesibles, aunque mucho más limitada en marcas y modelos que para el resto de la sociedad».

Además de lo mencionado, está el hecho de que los avances que facilitan la vida no tienen en cuenta por igual todos los tipos de capacidad (visual, auditiva, motora e intelectual). González apunta: «La accesibilidad debe ser universal. Es decir, un producto o servicio accesible, lo sería para todas las personas. Lo que sí tenemos identificado es que la gran olvidada cuando se piensa en accesibilidad es la discapacidad intelectual. En definitiva, necesitamos que los productos y servicios sean más fáciles de comprender para todas las personas, sin dejar atrás a quienes tienen discapacidad de carácter intelectual o cognitivo».