27 Dic La soledad no deseada aumenta la probabilidad de mortalidad en un 26%.
La Plataforma de Mayores y Pensionistas pide al Gobierno que «acelere» la estrategia en la que trabaja para acabar con una lacra que sufren más de dos millones de mayores en nuestro país.
Nieves Salinas
La soledad no deseada es un problema que afecta «gravemente a la salud física y mental». De hecho, aumenta la probabilidad de mortalidad en un 26% y se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y demencia. Y, muy grave, es un factor de riesgo, para la progresión de la fragilidad física, la depresión, intención suicida o un funcionamiento cognitivo más deficiente. La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) ha pedido a las administraciones públicas que aceleren la estrategia en la que trabaja para acabar con una lacra que sufren más de dos millones de personas mayores de 65 años en nuestro país.
La PMP -el movimiento más representativo a nivel estatal (con 15.079 asociaciones y más de 5.746.000 afiliados)- cree que el impacto de la soledad no deseada exige tomar «medidas urgentes para crear un marco estatal de intervención». Su impresión es que la creación de la Estrategia Nacional prevista por el Gobierno para paliar este problema «avanza despacio», aunque el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha avanzado que estará lista en el primer trimestre de 2023.
El Imserso tendrá el borrador de una estrategia nacional en el primer trimestre de 2023 y lo llevará al Consejo de Ministros para su aprobación por esas mismas fechas.
El Imserso tendrá el borrador de una estrategia nacional para combatir el aislamiento involuntario en el primer trimestre de 2023 y lo llevará al Consejo de Ministros para su aprobación por esas mismas fechas, adelantaba a este diario el departamento que dirige Ione Belarra que considera que se trata de un tema de enorme calado y al que hay que dar prioridad. El Ministerio de Derechos Sociales explicaba a este diario que la estrategia nacional en la que trabaja es uno de los objetivos centrales que no ha podido implementarse hasta ahora debido a los dos años de pandemia. «La voluntad del Ejecutivo es firme, por lo que se cumplirá su aprobación dentro de la legislatura, tal y como se comprometió«, indican desde Derechos Sociales.
Las soledades no deseadas
Los objetivos de esta estrategia, en cuyo cumplimiento la Plataforma se compromete a colaborar, deberían implicar conocer mejor cuáles son las soledades más frecuentes y qué grado de impacto tienen; realizar campañas de sensibilización a la población, a fin de que se involucre en la solución de los programas de soledad, y no estigmatice a las personas que la sienten, así como prevenirla promoviendo espacios intergeneracionales, y «atacando los graves problemas que suelen acompañar a la soledad (pobreza, malos tratos, estigmatización de las personas que están solas)».
También, esta entidad considera «imprescindible» crear programas específicos de acompañamiento a personas solas; promover el voluntariado o implicar a empresas e instituciones. La soledad no deseada afecta gravemente a las personas de más avanzada edad, que son dependientes o se sienten alejadas de su red familiar o de amistades. Son los grupos de mayor riesgo que, para la Plataforma, deben ser una prioridad del trabajo de las administraciones públicas.
Las personas de más avanzada edad, que son dependientes o se sienten alejadas de su red familiar o de amistades, son las que más solas se sienten.
La Plataforma considera que se trata de «un problema complejo y difícil de acabar con él del todo a corto plazo», por lo que lo primero que piensa es que hay que hacer es establecer bien las prioridades a partir de un mejor conocimiento de la soledad no deseada y los principales grupos en riesgo. En este sentido, apunta que el grupo más mayoritario son las personas de más avanzada edad, que son dependientes o se sienten alejadas de su red familiar o de amistades.
Entre ellas estarían, por ejemplo, las 461.000 personas mayores de 85 años que viven solas, según datos del INE de 2018, de las cuales 360.000 son mujeres, que son el 41% de toda la población de mujeres que supera esa edad. «El sentimiento de soledad en tan gran número de personas es un indicador de la baja calidad de nuestra convivencia, debido, tal vez, a que ni nuestras autoridades ni cada uno de nosotros estamos sabiendo captar los cambios profundos que se están produciendo en nuestra sociedad», afirma el presidente de la Comisión de la Soledad No Deseada de la PMP, Lázaro González.