27 Dic Confirman la relación entre la depresión y las bacterias intestinales.
Varios estudios reafirman el impacto de la composición de la flora digestiva en la salud mental.
Carlos Blanco Cocho
Cada vez más estudios arrojan un resultado similar. Cada vez más científicos acaban encontrando una relación sorprendente. Según numerosas investigaciones, la composición de la microbiota intestinal, es decir, el tipo y la cantidad de bacterias que habitan en nuestro tracto digestivo, influye enormemente en la actividad cerebral y en el comportamiento. Y dos investigaciones recientes señalan a esa flora intestinal como un factor a tener en cuenta en los trastornos del estado de ánimo.
Según Ignacio López-Goñi, miembro de la SEM (Sociedad Española de Microbiología) y Catedrático de Microbiología en la Universidad de Navarra, se trata de un descubrimiento muy importante y beneficioso puesto que la depresión afecta a un gran número de personas. Se estima que entre un 11 a un 15 por ciento de la población mundial la ha sufrido en algún momento de su vida. Recientemente, debido al shock de la pandemia, este porcentaje puede haber aumentado.
Las primeras sospechas
Tal y como afirma el académico en un artículo para el medio The Conversation, ya se habían encontrado algunos indicios que apuntaban a esa conclusión. De hecho, un estudio observó que, cuando se inoculaban muestras de la microbiota de personas deprimidas en roedores que no presentaban ningún tipo de trastorno, los animales comenzaban a tener patrones depresivos. Por otro lado, algunos análisis sugerían los efectos que los medicamentos probióticos y prebióticos podían tener sobre el estado mental del consumidor.
Sin embargo, todos estos ensayos se habían llevado a cabo con animales de laboratorio. Faltaba un estudio minucioso de la situación en pacientes humanos, con todas las herramientas de control y comprobación disponibles. Según asegura López-Goñi, esto comenzó a cambiar con un macroestudio de 2019 en el que se examinaba esta correlación en más de mil pacientes.
Los científicos, al analizar la composición de la microbiota de los sujetos, se dieron cuenta de que la presencia mayoritaria de ciertos tipos de bacteria se asociaba más consistentemente con ciertos estados de ánimo. Así, las bacterias Faecalibacterium y Coprococcus, productoras de butirato, se asociaban de forma consistente con indicadores de una buena calidad de vida. Por otra parte, las bacterias Dialister y Coprococcus estaban disminuidas en las personas con depresión.
Nuevos estudios
Recientemente, la revista Nature Communications ha publicado dos nuevos estudios en los que se refrendan las conclusiones que se venían sosteniendo. En el primero de ellos, han identificado la asociación de hasta trece grupos microbianos distintos con los síntomas depresivos. Sobre todo se observó un aumento significativo de los géneros Eggerthella, Sellimonas, Lachnoclostridium y Hungatella en personas con síntomas depresivos agudos.
En el segundo, se comprobó si distintos grupos étnicos respondían de manera diferente a composiciones microbióticas que se presumen dañinas para la salud mental. La conclusión fue clara: todos los grupos examinados respondían de manera consistente y similar. La influencia de la flora intestinal en los síntomas de depresión es totalmente independiente del origen étnico.
Sin embargo, lo que todavía permanece envuelto en un halo de misterio es cómo se relacionan ambos factores. Se ha demostrado que existe correlación, pero todavía resta conocer exactamente en qué consiste la causalidad. ¿Qué es lo que provoca que la microbiota afecte a nuestro estado mental? La respuesta podría hallarse en una serie de neurotransmisores en cuya síntesis juega un rol fundamental las bacterias intestinales.
Desde el glutamato hasta el butirato, estos microorganismos producen grandes cantidades de compuestos que pueden alterar la química de nuestros cerebros y, en consecuencia, nuestro estado de ánimo. De todas formas, sigue sin saberse si primero se produce la depresión o el cambio en la microbiota. Además, se han soslayado muchísimas formas de vida microscópica que también habitan nuestro organismo y que pueden tener su impacto sobre la salud mental.
Por todo ello, todavía es pronto para pensar en un remedio farmaceútico que, a través de la regulación intestinal, acabe con la depresión. Sin embargo, estos estudios suponen un paso de gigante en la dirección de entender cómo funciona esta dolencia y cómo combatirla.