Un 80% de jóvenes de entre 18 y 29 años afirma sentir soledad.

Un 80% de jóvenes de entre 18 y 29 años afirma sentir soledad.

El dato es un «toque de atención» para dotar a este colectivo de recursos y que ese sentimiento no derive en problemas de salud mental.

El Periódico

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Pese a que son la generación más hiperconectada de la historia, un 80% de jóvenes de entre 18 y 29 años afirma sentir algún tipo de soledad no desada. Es una de las conclusiones del primer informe ‘Soledad no querida’ que este martes ha presentado la Cruz Roja en base a las encuestas a más de 1.500 personas atendidas por la entidad entre los meses de febrero y mayo en Catalunya.

Un dato que rompe con la idea que relaciona soledad con vejez. Con el agravante, apuntan desde Cruz Roja, que la soledad en edades avanzadas está identificada y hay recursos asistenciales. «En cambio, para los jóvenes esos recursos están por construir«, apuntan desde la entidad, que quiere que el informe sea un «toque de atención» para diseñar estrategias que permitan incidir en este colectivo y que esta sensación de soledad no derive en problemas de salud mental.

Según el informe, solo un 20% de jóvenes considera que «no está solo» según la Escala De Jong, que se fundamenta en que la soledad es la discrepancia entre las relaciones sociales deseadas y las que efectivamente se tienen. Es decir, mide el sentimiento de soledad. El 57,5% afirma sentir una soledad «moderada»; un 14,5% dice sentir una soledad «grave» y un 7,5%, «muy grave».

Los más mayores, menos solos

Los datos son extrapolables al conjunto de la población: ocho de cada diez personas atendidas experimentan algún tipo de soledad, y de éstas, el 22% admiten padecer soledad grave o muy grave. Curiosamente son los mayores los que dicen no sentirse solos: un 66% de mayores de 66 años asegura que «no está solo». Hasta ahora se pensaba que eran las personas mayores las que sufrían más el aislamiento.

El sentimiento de soledad no se da necesariamente en personas que viven solas y está relacionado con la falta de relaciones o de vinculación con la comunidad. Más de la mitad de las personas encuestadas consideran que vivir solo o sola no es bueno o tiene más inconvenientes que ventajas, mientras que el 44,5 % hace una valoración positiva.

La visión de vivir solo es más desfavorable entre los hombres y esta diferencia se hace más acusada con la edad y, así, una de cada tres personas menores de 65 años quiere vivir sola cuando llegue a la vejez y entre las mujeres esta es la opción mayoritaria.

Mujeres, pobres y vulnerables

El informe remarca que la soledad no deseada afecta especialmente a los colectivos que sufren pobreza, exclusión y marginación social y es inversamente proporcional al nivel de ingresos.

El coordinador de Cruz Roja de Catalunya, Enric Morist, ha destacado también la soledad no deseada de las más de 4.000 mujeres víctimas de violencia machista de las que hacen seguimiento en esta entidad, a las que se llama por teléfono para saber cómo están. Las personas migrantes, las enfermas o con discapacidad o las familias monoparentales, muchas de ellas sostenidas por mujeres solas, son otros colectivos vulnerables en los que la falta de apoyo y aislamiento social son más elevados, según la encuesta.

El 75% de las personas que han participado en la muestra no dispone de ningún tipo de apoyo profesional ni tecnológico para su cuidado o el de su familia, pero este porcentaje varía en función de la edad y, a partir de los 80 años, más de la mitad reciben algún tipo de servicio.

La tecnología no sustituye el contacto

Las nuevas tecnologías pueden contribuir a paliar las situaciones de soledad y a ampliar las posibilidades de interactuar con los otros, se apunta en el informe y, en esta línea, siete de cada diez personas encuestadas usan diariamente aplicaciones como Whatsapp, redes sociales y videollamadas para relacionar. Este uso varía en función de la edad y los grupos de edad más joven son los que usan las nuevas tecnologías mucho o bastante.

En este sentido, las personas que se relacionan principalmente de manera virtual presentan indicadores de soledad más elevados, una situación que puede suceder, según los representantes de Cruz Roja, por el hecho de que las redes sociales y la tecnología no pueden sustituir las emociones y las sensaciones.

El informe también pone de relieve que el confinamiento y las restricciones impuestas durante la pandemia provocaron un aumento del sentimiento de soledad, y uno de cada cuatro piensa que ha incrementado esta sensación, un aumento «que ha sido más acusado entre las mujeres de los colectivos más jóvenes y entre los hombres que viven solos», se afirma en el informe.