11 Oct Por qué la ley del solo sí es sí no perjudica sino que beneficia a las víctimas.
El debate en los medios de comunicación se ha centrado exclusivamente en si la bajada de penas beneficiará a los agresores, pero ha despreciado el cambio de paradigma que supone la norma, los nuevos delitos y los agravantes que contiene.
Marisa Kohan
La ley de libertad sexual no ha entrado aún en vigor (lo hará el próximo 7 de octubre) pero la polémica en medios de comunicación ya está servida. Desde hace unas semanas, diversas informaciones se centran en si la norma rebaja las penas a los violadores y algunos abogados han afirmado que con la nueva ley se podrán conseguir penas más beneficiosas para sus defendidos. Este ha sido el caso del abogado de La Manada, que ha anunciado que cuando entre en vigor, pedirá una revisión de las penas porque éstas podrían ser menores.
Otro caso surgió esta semana en la Audiencia de Girona, cuando el abogado defensor de un hombre acusado de violación pidió y consiguió retrasar su juicio para que se lo juzgara con la nueva ley, afirmando que su defendido podría beneficiarse de penas menos duras. En este retraso estuvieron de acuerdo tanto Fiscalía (que pide para el procesado 13 años de prisión), como la acusación particular. El hombre, acusado de agresión sexual, había sido pareja de la víctima. Un detalle que no es menor en este contexto.
La avalancha de titulares y mensajes en redes sobre estos supuestos han ido en aumento en los últimos días, eclipsando una de las leyes estrella gestadas por el Ministerio de Igualdad. Detrás de estas informaciones subsiste un cuestionamiento velado a la labor al Ministerio dirigido por Irene Montero, un cierto paternalismo al sugerir incongruencias en la ley que no habían sido previstas por las técnicas del Ministerio y hasta insinuaciones de que con la nueva ley las mujeres estarán más desprotegidas, puesto que los agresores se irán de rositas con penas mucho mas reducidas que en la actualidad.
Unos mensajes que, como afirman diversas expertas en violencia hacia las mujeres consultadas por este diario, azuzan el mito del terror sexual y generan alarma. ¿Pero qué hay de realidad en todas estas informaciones? ¿Afectará la entrada en vigor de la norma a la protección y seguridad de las mujeres? ¿Existirá una avalancha de condenados que conseguirán importante rebajas de las penas o que saldrán de prisión en masa como apuntan algunas noticias? ¿Se le ha pasado por alto al Ministerio de Igualdad un efecto de la ley tan importante como este?
Es cierto que la ley modifica las horquillas de penas de prisión en el Código Penal con las actualmente en vigor. Sin embargo, tal como explican diversas juristas consultadas para esta información, no se puede medir la efectividad de la ley mirando sólo unos de sus componentes.
¿Qué cambios introduce la ley?
La norma propone un cambio de paradigma a la hora de abordar y enjuiciar los delitos cometidos contra la libertad e indemnidad sexual de las mujeres. Por un lado, pone el consentimiento en el centro. Es decir, los delitos no serán medidos por la resistencia de las víctimas a una agresión, sino por la existencia de un consentimiento expreso para el acto sexual.
Por otro lado, la ley elimina la figura del abuso sexual y sólo deja un único delito de agresión sexual. Este hecho, afirman diversas expertas ha modificado la horquilla de penas.
Pero además esta norma introduce nuevos delitos que antes no estaban en el Código Penal e incorpora otras violencias hacia las mujeres para cumplir con el Convenio de Estambul.
La norma, además es pionera al incorporar medidas de reparación hacia las víctimas y una amplia serie de temas referidos a la educación en igualdad, resolución pacífica de conflictos, etc.