03 Oct «Es necesario paliar la soledad de los mayores en los pueblos».
Fue la primera mujer que presidió una federación provincial en Castilla y León y desde el pasado junio es también la primera en España a las riendas de la Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas. Reclama más participación de los mayores en la sociedad: «Tenemos un bagaje que a los jóvenes les vendría muy bien conocer», señala.
Santiago G del Campo
Pregunta.– ¿Qué significa para usted el reconocimiento que recogió el pasado miércoles en representación de los mayores en el Teatro Zorrilla?
Respuesta.– Es un homenaje merecido que la Diputación, en colaboración con la Federación, había tenido interés en hacer en homenaje a los mayores, puesto que el pasado miércoles fue Día Internacional del Mayor. Nos parecía que debíamos hacer un homenaje sobre todo al mayor del medio rural, que es donde trabajamos nosotros. Desde la Federación y desde la Confederación trabajamos a nivel rural. Necesitaban un acto, un homenaje, sobre todo después de haberlo pasado tan mal durante la pandemia, dos años que han estado prácticamente incomunicados, aislados.
P.– ¿Cuáles son los principales problemas que sufren los mayores del medio rural y que no padecen los de la ciudad?
R.– Tienen el problema, por ejemplo, de que a los pueblos les llegan pocas actividades. En las capitales tienen de todo en los centros cívicos y en los centros de mayores. En cambio, en los pueblos tienen solamente las actividades que les llega a través de la Federación, programas de talleres, gimnasia de mantenimiento, envejecimiento activo, pensamiento positivo…, y a través de la Diputación, que también les llega.
Nosotros atendemos a todos los pueblos. Sobre todo los pequeños, que es donde más hincapié hacemos, porque son los más necesitados. Recibimos una subvención buena por parte de la Diputación Provincial para poder impartir esos talleres en los municipios.
P.– Ahora está en el candelero el abandono del medio rural por los bancos. ¿Qué se puede hacer?
R.– Horroroso. Les han cerrado todos los cajeros, se tienen que desplazar a los pueblos grandes. Si no tienen carné tiene que llevarles alguien; tienen que llegar antes de las 10 de la mañana porque si no, no pueden sacar dinero; si sacan mucho tienen miedo de tener toda la pensión en sus casas y necesitan ir con más frecuencia; si vas y no te atienden en ventanilla tiene que ser por cajero automático y no sabemos, no podemos acceder… Es complicadísimo. Lo de los bancos en los pueblos ha sido un desastre.
P.– En ese asunto sí debería intervenir la Administración, ¿no?
R.– Claro. Yo no digo que abran sucursales de oficinas, porque no les será rentable. Pero sí cajeros automáticos en todos los pueblos, para que los vecinos puedan retirar dinero cuando quieran.
P.– ¿Cómo valora la iniciativa de la Diputación con el autobús-cajero que recorre los pueblos?
R.– Es una buena iniciativa, y está llegando a bastantes pueblos. La Diputación está muy involucrada en el medio rural y por lo que hablo con mis compañeros de otras federaciones, en otras provincias no tienen esa sintonía que tenemos nosotros con la Diputación de Valladolid.
P.– Es usted la primera mujer que preside la Confederación Nacional. ¿Qué significa para usted?
R.– Para mí es un paso de gigante porque hace diez años, cuando empecé como presidenta de la Federación de Valladolid, también era la primera mujer entre las de la Comunidad. No había habido nunca una mujer de presidenta. Ahora, que la haya también en la nacional es un paso de gigante. Gracias a Dios, se va abriendo el mundo a las mujeres. Sí que comprobamos que en las asociaciones de nuestros pueblos son mucho más participativas y están más involucradas con las asociaciones las mujeres que los hombres.
P.– Supongo que eso responde a un cambio generacional. No son los mismos los mayores de ahora que los que había hace 20 años.
R.– Efectivamente. Los jubilados de ahora no se parecen en nada a los de hace 20 años ni a los de hace 10. Ahora ya venimos con otras inquietudes y otras metas a conseguir. Ya no demandamos siempre ese viaje del Imserso de estar una semana del hotel a la playa. Ahora tenemos otras inquietudes, más cultura… La mirada es mucho más abierta y más amplia.
Hay que tener en cuenta que los jubilados de hace 20 años, sobre todo los del medio rural, no habían salido de sus pueblos en la vida. Los hombres habían salido para hacer el servicio militar, pero las mujeres no habían salido de sus pueblos para nada. No conocían más mundo que el pueblo y lo que veían por televisión, que eso es muy relativo.
P.– Decía el otro día en este periódico el presidente del CES, Enrique Cabero, que tener mayores en una sociedad no es un problema sino una suerte, que el problema es que no haya jóvenes…
R.– Los mayores de hoy en día somos personas que nos gusta estar muy al día de la sociedad, de los problemas que pasan en nuestra Comunidad, en nuestro país, en el mundo… Y poder participar en todo. No podemos estar apartados como trastos. Queremos estar activos en la sociedad.
Pero también tenemos un bagaje muy grande de experiencia que eso los jóvenes no lo tienen. Es cultura. De otra manera, pero las experiencias de la vida son una cultura muy amplia que se puede transmitir. Vendría muy bien que la gente joven supiera un poquito de las experiencias de la gente mayor.
P.– ¿Cuál es la primera demanda, el primer problema que habría que abordar para mejora la vida de los mayores en los pueblos?
R.– Yo pienso que el problema más importante es la soledad de las personas mayores en los pueblos. Intentar paliar esa soledad, que los mayores se puedan quedar en sus casas hasta el día que no puedan ya más. Porque nadie quiere ir a una residencia a no ser que no quede más remedio. Está bien que la Administración trabaje para las residencias, es necesario, pero yo pienso que hay que actuar para aliviar la soledad de los mayores en los pueblos.
P.– Se estudia en estos días impulsar la figura del asistente personal. ¿Está en esta línea la Federación?
R.– Por supuesto. Además, es una forma de generar empleo. Quien los acompañara estaría trabajando.