02 Ago Informe sobre el estudio del aburrimiento en los adultos mayores.
Cuando un investigador se predispone a conocer a fondo un fenómeno, de las características que sea, lo primero que debe hacer es averiguar cuál es el estado del arte de su estudio en el momento presente.
Josefa Ros Velasco
Familiarizarse con la literatura precedente es esencial para alcanzar un cierto grado de especialización desde el que poder establecer el punto de partida de la propia contribución.
En 2020, al tiempo que comencé a colaborar en este blog con mis reflexiones en torno a la experiencia del aburrimiento en los adultos mayores, me aventuré a elaborar la primera revisión literaria sistemática sobre el asunto para conocer con certeza qué se sabía sobre esta problemática y cómo había sido abordada desde distintos ángulos a lo largo del tiempo.
Mi primera impresión tras una rápida toma de contacto fue que los estudios científicos que cubrían el tema del aburrimiento en los mayores eran escasos y dispersos. Entonces publiqué un par de textos en este blog que lo ponían de manifiesto. Aprecié enseguida que carecíamos de un mapa conceptual capaz de facilitar su comprensión y la propuesta de intervenciones, y supe que, si quería dominar esta realidad y estar en condiciones de intervenir en ella, era preciso identificar y examinar toda la bibliografía existente para saber dónde me encontraba.
Aquel verano lo pasé inmersa en esa revisión exhaustiva e integradora de estudios revisados por pares sobre el aburrimiento en los mayores a nivel internacional, abarcando también la literatura gris. Tras casi dos años de idas y venidas, la revista española Health, Aging and End of Life, editada por Herder desde 2016 y dirigida por el Dr. Joaquín Tomás Sábado y las Dras. Montserrat Antonín Martín y Amor Aradilla Herrero, de la Escola Universitària d’Infermeria Gimbernat (Universitat Autònoma de Barcelona), anunciaba hace unos días que mi trabajo “The Experience of Boredom in Older Adults: A Systematic Review” había visto la luz en el volumen 6 de su publicación anual.
Como no podía ser de otra manera, he querido compartir con los atentos lectores de Envejecer en sociedad mis hallazgos, redactando este breve informe que recoge las claves principales de mi artículo para hacerlo accesible a todos aquellos que estén interesados en aprender sobre lo que sabemos hoy en día acerca de cómo afecta el aburrimiento a las personas mayores.
Pero antes, un poquito de metodología. Para conocer la población total de trabajos publicados sobre la pareja ‘aburrimiento’ y ‘personas mayores’, lo primero que hice fue realizar una búsqueda en ocho bases de datos electrónicas como PubMed o Web of Science, incluyendo Google Scholar, siguiendo el método PRISMA.
La estrategia de búsqueda incluyó palabras clave como “aburrimiento”, “envejecimiento”, “anciano”, “persona mayor”, “adulto mayor”, “jubilado”, “residencia”, “geriatría” o “gerontología”, entre otras. No se limitó en términos de fecha, pues la idea era peinar toda la población, pero sí por idioma, incluyendo únicamente el inglés, el español, el francés, el portugués y el italiano. Consideré elegibles todo tipo de trabajos académicos, empíricos o teoréticos, como artículos, revisiones, discusiones, libros y tesis, ya estuviesen completamente enfocados en el aburrimiento en los mayores o tratasen la cuestión de manera secundaria.
Mi búsqueda arrojó un total de 9.748 resultados que fueron descargados y almacenados usando la herramienta Zotero. Una vez eliminados los duplicados, me quedé con 5.860 ítems. Procedí al análisis de sus títulos y resúmenes para comprobar cuáles de ellos cumplían realmente con los criterios de elegibilidad. Tras este paso, reduje la cifra hasta 158 estudios que pasé a examinar en detalle. Finalmente, 109 fueron excluidos de la revisión, 15 de ellos porque eran inaccesibles y 94 porque no se centraban en el aburrimiento en los mayores total o parcialmente.
De los 49 restantes que fueron seleccionados para mi revisión, solo 13 abordaban la problemática del aburrimiento en los mayores de forma directa. Los otros 36 lo hacían de forma tangencial. A partir de estos, extraje información relativa a la autoría, la fecha y el lugar de publicación, la lengua en la que estaban escritos, el tipo de estudio que planteaban, su diseño, sus objetivos, su metodología, los escenarios que contemplaban, los resultados obtenidos y las conclusiones alcanzadas.
Entonces, a partir de la base de datos obtenida, llevé a cabo una síntesis narrativa siguiendo los principios del modelo inductivo de análisis cualitativo NCT (Noticing, Collecting, Thinking) para presentar los temas principales en los que se podían clasificar esos 49 trabajos:
- Experiencia del aburrimiento y propensión al aburrimiento en los mayores
- Aburrimiento, vivienda e institucionalización en los mayores
- Aburrimiento y jubilación
- Aburrimiento y enfermedades mentales en los mayores
- Aburrimiento y trastornos mentales en los mayores
- Aburrimiento, soledad y sentimiento de inutilidad en los mayores
- Aburrimiento y reminiscencia en los mayores
- Aburrimiento y tiempo libre en los mayores
Antes de pasar a describir el contenido de estos temas, quiero dejar constancia de algunas cifras interesantes que conocí a través de esta revisión. Los trabajos incluidos habían sido publicados entre 1954 y 2018, aunque en torno al 45% de ellos se concentraban entre 2012 y 2017. En términos geográficos, casi el 35% provenían de Estados Unidos, seguido de España, Francia y Reino Unido, abarcando un 8% cada uno, así como Sudáfrica e Israel, con un 6% respectivamente. Otros países como Noruega, India, Canadá, Nueva Zelanda, Brasil, Bélgica, Camerún, Japón, Irlanda y Austria habían mostrado un interés residual por la cuestión. Más del 85% de los estudios eran en lengua inglesa. Solo un 6% estaban escritos en español, otro 6% en francés y un único trabajo en portugués. Alrededor del 80% eran artículos científicos, el 8% lo formaban artículos de opinión, otro 8% tesis doctorales y también encontré un capítulo de libro y un informe. Más de la mitad (61%) empleaban diseños cualitativos. Algo más de un 26% comportaban diseños cuantitativos y un 12% eran mixtos. En cuanto a los escenarios, el 39% de la investigación se había llevado a cabo en residencias, otro 39% en hogares particulares, un 12% en hogares para jubilados y el resto en centros de día, hospitales y centros de rehabilitación. El 61% de los participantes en estos estudios fueron mujeres, de una edad media de 76 años. Finalmente, la mayoría (18%) se centraban en el tema del aburrimiento en dependencia de la vivienda (2.), quedando en segundo lugar la experiencia del aburrimiento y la propensión individual a su padecimiento (1.), los desórdenes mentales (5.), las enfermedades mentales (4.), el tiempo libre (8.), la jubilación (3.) y la relación entre el aburrimiento, la soledad no deseada y el sentimiento de inutilidad (6.), siendo la temática menos explorada la relativa a la reminiscencia (7.).
En resumen, el perfil de los estudios sobre el aburrimiento en los adultos mayores respondía, en general, a artículos científicos cualitativos escritos en inglés y publicados en la última década, enfocados solo parcialmente en el tema que nos compete y que prestaban atención a mujeres de alrededor de 75 años que vivían tanto en sus propios domicilios como en residencias en Estados Unidos.
Los artículos del bloque temático 1. sobre la experiencia del aburrimiento y la propensión al aburrimiento en los mayores describían el aburrimiento como una enfermedad virulenta que afectaba a dos de cada tres mayores, que declaraban no tener nada que hacer, y advertían a los gerontólogos de la necesidad de prestarle más atención a al aburrimiento. También determinaban que el aburrimiento atacaba más a quienes pensaban mucho las cosas, a quienes iban de casa en casa para recibir cuidados y a aquellos que vivían solos y sin posibilidad de cuidar de otros. Respecto al sexo, explicaban que los hombres se aburrían por no saber cómo entretenerse durante su tiempo libre y las mujeres por la ausencia de oportunidades de cuidado, siendo estas más propensas al aburrimiento. En relación con la edad, existía contradicción acerca de si quienes más aburrimiento padecían eran los mayores o los menores de 85 años. Por supuesto, algunos estudios negaban que los mayores se aburriesen.
En el bloque 2. sobre vivienda, los estudios confirmaban que el aburrimiento era un problema persistente en cualquier institución para adultos mayores, pero especialmente en las residencias. Esto se debía, sobre todo, a que en los centros no se ofrecían estímulos interesantes y a que las ocasiones de compromiso con actividades significativas, placenteras y desafiantes eran escasas por culpa de las rutinas repetitivas y los horarios rígidos. En algunos trabajos se identificó que el problema radicaba en los propios residentes, que eran reacios a participar en la vida diaria de las residencias. Otras causas detectadas fueron la falta de compañía y de oportunidades para ofrecer cuidados a los demás. En conclusión, las investigaciones aseguraban que el aburrimiento en las residencias afectaba negativamente a la salud mental y contribuía a crear entornos poco seguros, instando a los responsables a la promoción de actividades demandadas por los propios residentes. Este problema se replicaba en menor medida en otras instituciones como son los hospitales, los centros de día y los centros de rehabilitación.
En lo que respecta a la jubilación (bloque 3.), los estudios encontrados, publicados entre los años 60 y los 80, señalaron que el aburrimiento provenía de no tener nada que hacer o no saber qué hacer, especialmente entre hombres de clase baja. Se estableció como una de las principales causas de la depresión, la apatía e incluso la ideación suicida. Un estudio más reciente destacaba que el aburrimiento sería peor aún para los prejubilados.
Las enfermedades mentales y el aburrimiento ocuparon el bloque 4. con artículos centrados en la demencia. En este conjunto no me voy a detener porque expuse un avance de los resultados en los posts titulados “El aburrimiento y la demencia: un cóctel explosivo”, parte 1 y parte 2 de 2021. Sí hay que decir algo del bloque 5. sobre trastornos mentales. Algunos estudios afirmaron que el aburrimiento se relacionaba con el declive cognitivo, la fragilidad psicológica y el estrés. Especialmente, los trabajos se enfocaban en la relación entre aburrimiento y dos trastornos mentales como la depresión y la ansiedad y dos trastornos de la conducta como la adicción al juego y el suicidio, responsabilizando directamente a su padecimiento del empeoramiento de estas condiciones.
No es sorprendente que una gran parte de los textos analizados abordase el aburrimiento desde la perspectiva de la plaga que constituye, junto con la soledad no deseada y el sentimiento de inutilidad, a partir de los presupuestos de la La Alternativa Edén. En el bloque 6., que lleva el nombre de estas tres plagas, se recogieron estos y también los antídotos que proponían desde este enfoque. De nuevo, remito al lector a cualquiera de mis posts sobre esta organización para ahondar en sus principios. Al margen de esto, dos artículos estaban destinados a mostrar que el aburrimiento era causa de soledad y viceversa y que estos dos estados debían ser atendidos siempre de forma conjunta.
El penúltimo bloque (7.) lo constituyeron los artículos que trataban sobre el aburrimiento y la reminiscencia. Aquellos contaban cómo los mayores tienden a revivir recuerdos dolorosos del pasado cuando el entorno y las actividades no son estimulantes, sobre todo en casos de Alzheimer, depresión o ansiedad. Aconsejaban tomar medidas para reducir el aburrimiento y, con ello, el empleo de la reminiscencia en este sentido tan negativo.
Por último, los artículos dedicados al estudio de la aparición del aburrimiento durante el tiempo libre de que disponen las personas mayores fueron clasificados en el bloque 8. Estos constataban que los mayores disponen de grandes cantidades de tiempo libre que no saben cómo llenar y que se necesita más educación para aprender a llenar las horas del día de manera significativa, tanto en casa como en la residencia, así como mejores programas personalizados de actividades. Entre estos textos figuraban algunos ejemplos sobre la forma que podrían adoptar dichos programas y hasta un artículo defendía el uso de la Inteligencia Artificial como elemento fundamental del entretenimiento.
Gracias a este ejercicio de revisión, pude comprobar que aún queda mucho trabajo por hacer. El número de estudios tenidos en consideración demuestra que apenas hemos dado importancia al aburrimiento que padecen los mayores en diferentes circunstancias. Aunque recientemente esta realidad está ganando relevancia, en la práctica no conocemos nada sobre su naturaleza, sus causas y sus consecuencias o, lo que es más llamativo, cómo afrontarla. Necesitamos mucha más investigación empírica, centrada completamente en el aburrimiento, para determinar la trascendencia de este fenómeno y ofrecer soluciones coherentes con las demandas de los mayores y los recursos con los que cuentan en los lugares en los que viven.
Como otros países del mundo, España está a la cola en esta tarea. El proyecto PRE-BORED que lidero, financiado por el programa europeo Horizonte 2020 bajo un contrato Marie Skłodowska-Curie Actions, es el único que está trabajando en esta dirección de forma específica en España y en el resto del mundo en la actualidad. Acaba de arrancar, pero ya ha despertado el interés de algunas conocidas cadenas de residencias españolas. Sin embargo, para conocer más sobre esta iniciativa, quien ahora me lee habrá de esperar hasta el siguiente post, en el que voy a presentarlo como es debido y a contar, con todo lujo de detalles, en qué consiste y cómo pueden tomar partido nuestras instituciones.