Por qué los mayores son los grandes perjudicados al buscar un empleo.

Por qué los mayores son los grandes perjudicados al buscar un empleo.

Las personas de más de 50 años tienen un grave problema: están siendo sustituidas por personas mucho más jóvenes (y baratas) en el mercado laboral.

EC

Quienes buscan empleo saben que el coronavirus ha marcado un antes y un después. Muchas empresas han tenido que cerrar, otras han despedido a muchos trabajadores para poder seguir adelante y la gran mayoría está teniendo grandes dificultades para llegar a fin de mes. Y todo esto ha provocado una enorme cantidad de personas en busca de un nuevo trabajo.

La pandemia ha afectado a toda la sociedad, desde quienes acaban de terminar la carrera y buscan su primer empleo, hasta quienes tienen una enorme experiencia acumulada y, de repente, se han quedado en el paro. Pero, quienes de verdad tienen complicado volver a trabajar son aquellas personas que han superado los 50 años de edad.

Louise es un ejemplo que resume a la perfección la situación actual: durante años, se sobrepuso a las dificultades y fue empalmando un contrato tras otro, a pesar de haber padecido un cáncer que pudo superar gracias a su fuerza de voluntad y al apoyo incansable de su familia y amigos. Pero la empresa para la que trabajaba no le renovó el contrato y, a los 55 años, se vio en el paro.

Cómo encontrar empleo

Esta mujer reconoce a ABC Australia que «a los 55, dispongo de una gran experiencia, pero también sé que tengo una cara envejecida; además, desde que me sometí a un tratamiento de quimioterapia, tengo un bonito peinado de ‘zorro plateado’ o lo que sea su equivalente femenino». Y ese envejecimiento prematuro le pasa factura a la hora de buscar trabajo.

Los jóvenes sustituyen a los mayores en las empresas porque resultan mucho más baratos

Louise es consciente de su situación, pero pone todos los medios para que no le afecte. Por ejemplo, la pasada semana consiguió una entrevista de trabajo y se preparó a conciencia no solo profesionalmente, sino también desde el punto de vista estético: «Era consciente de cómo se me iba a ver en el video, así que me puse una camisa brillante, no usé mis gafas y me aseguré de llevar bastante maquillaje, aunque sin llegar a dar miedo».

Su situación es similar a la de muchas otras personas de su edad. Ella tiene la suerte de tener una vivienda en posesión, pero piensa en aquellas personas que se han quedado sin trabajo, que no tienen ingresos para poder alquilar una casa y que no encuentran ningún empleo que les permita dar la vuelta a una situación tan grave. Y lo peor es que el problema solo tiene visos de poder empeorar.

Las razones de esta situación son muchas, pero en todo el mundo se repite la misma situación: los mayores son expulsados mayoritariamente del mercado laboral porque las empresas prefieren incorporar al trabajo a jóvenes que, aunque aportan mucha menos experiencia, tienen sueldos mucho más bajos. Y los dirigentes de los distintos gobiernos son conscientes de esta situación.

Un sistema fallido

Así lo cree Stephen Jones, ayudante del tesoro australiano, que habla de un sistema que ha fallado a esas personas que han superado los 50, pero aún están lejos de la edad de jubilación: «Es una crisis silenciosa para los trabajadores mayores y parece ser invisible, ya que nuestras respuestas políticas son inadecuadas» para hacer frente a la situación.

El problema afecta especialmente a las mujeres y Jones reconoce que «necesitamos repensar la situación, necesitamos repensar nuestros estereotipos. Y si no lo hacemos, corremos el riesgo de sufrir aquí en Australia el mismo tipo de reacción violenta y el mismo tipo de respuesta extremista que hemos visto en otros países del mundo».

Las tres principales razones de jubilación involuntaria en Australia son la mala salud, tener que cuidar de niños o mayores y quedarse sin trabajo. Eso provoca que muchas personas se tengan que retirar antes de tiempo y con menos ahorros de los que habían previsto. Por eso, apostar por la salud laboral de este grupo de personas es fundamental, ya que de lo contrario su situación puede llegar a ser insostenible.

La situación de los mayores en el mercado laboral es difícil en la mayoría de los países

Eva es otro caso paradigmático de esta situación. A sus 62 años, ha solicitado cientos de puestos de trabajo en los últimos cinco años, los que lleva en el paro. Reconoce que «es un poco degradante porque nadie está realmente interesado en lo que se puede aportar a una empresa. Realmente no preguntan qué he estado haciendo anteriormente, en qué tipo de áreas he trabajado. Simplemente dijeron: ‘Bueno, ha pasado mucho tiempo desde que trabajó en esa área'». Y no hay futuro.