07 Jun España estrena un teléfono para prevenir el suicidio: el 024.
El Ministerio de Sanidad pone en marcha este martes una atención especializada de 24 horas al día y 365 días al año bajo el lema ‘Llama a la vida’.
Pablo Linde
Las personas con ideas suicidas y sus allegados tienen desde este martes un recurso al que acudir las 24 horas del día y los 365 días del año. Es el teléfono de atención a la conducta suicida (024), que ha presentado hoy la ministra de Sanidad, Carolina Darias, para tratar de rebajar lo que se ha convertido en la primera causa externa (no natural) de muerte en España: 3.941 casos contabilizados en 2020, último año del que hay datos y la mayor cifra de la serie, con un 5,7% de aumento con respecto a 2019.
Bajo el lema “Llama a la vida”, el 024 es la realización de una promesa que viene del pasado octubre, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un paquete de medidas de 100 millones de euros para financiar la salud mental. El teléfono, que será gratuito y confidencial, estará atendido por profesionales de la Cruz Roja en un periodo de transición de un año, hasta que se haga una licitación como servicio público.
La subdirectora de Conocimiento en Salud de la ONG que gestionará el servicio, Fátima Caballero, ha explicado que lo atenderá un equipo “cualificado y multidisciplinar” que garantiza una atención sin esperas en cualquier momento. “Dará respuesta, prevención y soporte emocional” a personas que piensen en quitarse la vida, lo estén intentando y a sus familiares.
La idea, con mucho arraigo en otros países, se basa en que cualquier persona que tenga pensamientos de quitarse la vida pueda contar con ayuda profesional, con alguien que le escuche en cualquier momento y, si es necesario, active una actuación en coordinación con los servicios de emergencia.
Darias ha asegurado que es “un paso que va a ayudar a muchas personas”, que servirá para “acabar con estigmas y tabúes” en torno al suicidio. En la misma idea ha incidido en la presentación del teléfono Dolors López Aliaga, coordinadora y desarrolladora del Plan de Formación del Profesorado en prevención, detección e intervención del suicidio de la Comunidad Valenciana: “Si alguien necesita hablar del suicidio, tiene que poder hacerlo. Porque la persona que se quita la vida no quiere morir, sino dejar de sufrir. Es un problema social que le puede afectar a cualquiera, no existe un perfil de la persona suicida”.
En opinión de Diego Palao, psiquiatra especializado en suicidio y director de Salud Mental del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), es una herramienta “muy útil”, aunque lo sería aún más si viniera acompañada de todo un plan de prevención de suicidio, algo que no existe a nivel nacional y que echa en falta.
“Existe evidencia de que este tipo de intervenciones son útiles”, asegura Palao. “No en ensayos clínicos que cuantifiquen cuánto reducen los suicidios, algo que es muy complicado, pero sí en cuanto a la atención. Tienen mucho impacto para ayudar a reducir el estigma porque eliminan las barreras para acceder a la ayuda. Que la gente que está en sufrimiento y desconectada de su entorno tenga acceso a un teléfono que la atiende de forma empática y amable salva vidas, porque cualquier intervención que mejora la accesibilidad lo hace”, añade el experto.
Teléfonos como este sirven, de entrada, para paliar la soledad, que en ocasiones es uno de los problemas que presentan las personas con conductas suicidas, explica Palao. “El suicidio está en la mayoría de los casos asociado a problemas de salud, es uno de los síntomas de la depresión. Y es importante promover que las personas busquen ayuda, igual que lo hacen cuando tienen un dolor de pecho”, justifica.
Hasta ahora, en España había diversas iniciativas locales o sectoriales, pero no existía un teléfono público de atención a las conductas suicidas. La Fundación Anar, que gestiona líneas y un chat de ayuda a menores con problemas, publicó la semana pasada datos preocupantes: en el último decenio, las llamadas de chavales con ideas suicidas se han multiplicado por 12, al pasar de 298 en 2012 a 3.665 en 2021.
Estas cifras van en la línea de otros datos que señalan que la pandemia ha multiplicado los problemas de salud mental, especialmente entre los menores. Benjamín Ballesteros, director de programas de Anar, ejemplifica la importancia que tienen las líneas de atención: “De las miles de llamadas que recibimos el año pasado, 748 eran casos que estaban ya intentando acabar con su vida. Son personas a las que atendimos con profesionales mientras coordinábamos al 112, policía y Guardia Civil para que fueran atendidas. Hoy no estarían con vida si no hubieran hablado con nosotros”.
Del resto de llamadas es difícil cuantificar cuántas cambiaron de opinión tras hablar con los psicólogos de Anar, pero Ballesteros está seguro de que son cientos, ya que muchas empiezan con la ideación de quitarse la vida, pero otras lo tienen muy claro. “Generalmente, son chicos y chicas que se plantean esto como una solución a otros problemas que hay detrás y por los que se sienten desesperados, como violencias intrafamiliar, física, psicológica, agresiones, abusos, acoso escolar… “, enumera.
Anar aboga por crear una división en la atención entre mayores de edad y menores, dados los elementos diferenciales entre ambos grupos. Es algo que ya sucede con el teléfono 016 de violencia machista.