10 May Titulitis, despidos baratos y política «ausente»: ¿Por qué España lidera el desempleo juvenil?.
El 29,6% de los españoles menores de 25 años se encuentran en paro, el peor dato de los 30 países que conforman la lista de la Unión Europea.
Regina Marín Latonda
España lidera la lista de desempleo juvenil de la Unión Europea. Así lo refleja el informe publicado el martes por Eurostat, la Oficina Europea de Estadística: el 29,6% de los jóvenes menores de 25 años se encuentran en situación de desempleo, el peor dato de los 30 países que conforman la lista. A España le siguen Grecia, con una tasa de paro juvenil del 27,2%, e Italia, que alcanza el 24,5%. Son los tres países que peores datos tienen en empleabilidad joven.
Destaca además el hecho de que Grecia, en marzo de 2021, tenía unos datos peores, ya que allí el desempleo en menores de 25 superaba el 40% (41,9%) y en España estábamos en el 38,2%. Sin embargo, la recuperación allí ha sido más rápida, y sus tasas ahora son mejores que las nuestras.
En España, el paro, especialmente el juvenil, ha sido un problema real durante mucho tiempo y no es nada nuevo, pero, por varios factores, es hoy en día algo más latente. Distamos mucho de otros países, como Alemania, donde el desempleo entre los jóvenes solo es del 5,5%. O por poner un ejemplo más cercano, en Francia la tasa es del 16,3%, más de 10 puntos por debajo de España. Parece que por mucho que impulsemos el empleo, siempre vamos a la cola de los demás países europeos.
También confirman la «preocupante constante» de las cifras de desempleo de nuestros jóvenes los datos de la última EPA, donde se ve cómo en el desglose de la tasa de paro por franjas de edad, los menores de 25 tienen tasas que se mueven entre el 18,34% para los más próximos a los 30 años, al 46,43%, para aquellos menores de 20 años.
Formación poco adaptada a las necesidades del mercado
Javier Blasco, director de Adecco Group Institute, apunta a Vozpópuli que los motivos que explican el problema de empleabilidad en España son principalmente tres: la existencia de brechas de formación en algunos colectivos de jóvenes, unas políticas activas de empleo que históricamente «han brillado por su ausencia», y un mercado de trabajo donde el coste del despido favorece a los insiders frente a aquellos -jóvenes en su mayoría- que por su escasa antigüedad en el puesto y/o por sus bajos salarios, son más vulnerables a las extinciones de los contratos.
El primero de los problemas hace referencia a una oferta educativa «desvinculada» del mercado laboral. Blasco explica que «España tiene una de las generaciones mejor formadas de nuestra historia y de nuestro entorno internacional». Concretamente, en 2021 batimos el récord de nueve millones de ocupados con estudios superiores. Sin embargo, por no «apostar por políticas activas», son muchos los sectores donde falta gente cualificada. Es decir, faltan trabajadores, pero sobran parados.
La recualificación es, en estas circunstancias, algo «crítico». «Es imprescindible la colaboración público-privada» para cubrir esas ocupaciones más demandadas «y que den más protagonismo a aquellos que conocemos lo que demandan las empresas y lo que buscan las personas. […] El partido por el empleo nunca lo vamos a ganar si seguimos con la mitad del equipo en el banquillo y sin aprovechar esas sinergias». Para recuperar la creación de empleo juvenil es fundamental conocer lo que necesita el mercado y orientar la cualificación de los estudiantes hacia esas ocupaciones de difícil cobertura.
El mismo pensamiento tiene Elena Ruiz Cebrián, presidenta del CJE, que aseguró hace unos meses a este diario que es cierto que «existe una desvinculación entre la oferta del mercado de trabajo y la preparación formativa» y que en cierto tipo de sectores ahora se necesita «formación más concreta».
En definitiva, hay que apostar por la formación que de cara al futuro verdaderamente cubra las necesidades del mercado. Blasco opina que «la futura ley de universidades es ciencia ficción, un mundo absolutamente ajeno al mercado laboral», por lo que se tiene que rediseñar el sistema educativo.
Políticas de empleo inexistentes
Una de las cosas que nos diferencia con respecto a otros países europeos en cuanto a desempleo juvenil es la falta de políticas activas. Blasco explica que España, a diferencia de otros países del resto de Europa, lleva décadas desarrollando políticas de empleo solo pasivas, centradas principalmente en el pago de prestaciones.
Bajo su punto de vista, es clave adquirir formación y/o práctica profesional y que se establezcan políticas activas que sigan el modelo europeo. Concretamente, debe «analizarse y partir de información real las medidas que aseguren el adecuado asesoramiento, la gestión de las transiciones, la orientación hacia sectores más competitivos, así como otras medidas que faciliten un mercado más inclusivo y competitivo, donde se favorezca la movilidad deseada entre sectores y profesiones, a través de la recualificación de las personas, lo que generará alzas salariales y carreras más resilientes ante los continuos cambios y demandas del mercado», explica el director de Adecco.
Despidos muy baratos para las empresas
El último punto clave que explica por qué España es líder en desempleo juvenil es que los costes de los despidos son muy bajos. Las crisis se han abordado siempre con la finalización de los contratos de aquellos colectivos donde el coste es menor.
En vez de buscar fórmulas de flexibilidad, como la movilidad funcional, reducción del tiempo de trabajo, etc., las empresas se agarran a la “vía rápida” de optar por extinguir contratos con menor coste. Como este depende de antigüedad y cuantía salarial, son los “recién llegados” al mercado de trabajo los que salen al desempleo antes y esto alimenta ese círculo vicioso.
La nueva Ley de Trabajo no mejorará el desempleo
Sobre si la nueva reforma laboral repercutirá en la creación de empleo joven a corto plazo y podrá presentarse como una solución real a este problema, Blasco lo tiene claro: «Los nuevos modelos de contratos formativos siguen sin adecuarse a las demandas del mercado«. De hecho, ahora son más rígidos aún que antes, y ya en abril han caído un 37%, sobre las anteriores cifras, que ya «eran píricas».
Añade además que en España este problema siempre se ha tratado de abordar desde diversas iniciativas, siendo la más recurrente –y reiteradamente ineficaz– la reforma del modelo de contratación laboral, que prácticamente desde comienzos de los años 80, ha ido generando múltiples modalidades de contratos laborales, con la intención de incentivar la contratación, tanto de forma general, como aquellas dirigidas a aquellos colectivos -los jóvenes también- que han sufrido con mayor incidencia las citadas patologías de nuestro modelo.