22 Nov Vías para lograr una jubilación más holgada.
Seguros, hipotecas inversas o ventas en nuda propiedad son complementos a la pensión que empiezan a abrirse paso tímidamente en España.
Elena Hornillo
Tras la entrada en vigor de manera completa en España de la normativa de 2011, la edad de jubilación mayoritaria será de 67 años. Esto, teniendo en cuenta que los últimos datos de esperanza de vida —ya rebajados por los efectos de la pandemia— son de 82,34 años, deja una media de 15 años de retiro. Una jubilación cada vez más larga y también mucho más activa. Según el barómetro VidaCaixa Retrato de un jubilado en España, el 71% de ellos tienen ganas de aprender y hacer cosas nuevas tras jubilarse y al 67% le faltan horas para aprovechar su tiempo libre.
Además de horas, a muchos al jubilarse le puede faltar comodidad económica. “La relación entre la primera pensión pública y el último salario se estima en torno a un 75%; es decir, alguien que perciba un salario de 1.500 euros justo antes de jubilarse, tendrá una pensión pública de 1.125 euros”, explica Inmaculada Domínguez Fabián, profesora y directora del grupo de investigación Pensiones y Protección social de la Universidad de Extremadura. Esto sin contar el llamado factor de sostenibilidad que pretende corregir la pensión teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida y cuya aplicación se encuentra suspendida, aunque debería haber entrado en vigor en 2019.
Ante esta situación los expertos llaman a planificar con tiempo el ahorro previsional teniendo en cuenta que las necesidades no serán las mismas conforme avance el tiempo y la estructura de gastos cambiará. Los primeros años tras la jubilación serán más activos y previsiblemente se goce de una mejor salud mientras que conforme avance el tiempo es más probable que se necesite ayuda en el domicilio o el ingreso en una residencia. Y aunque es cierto que cuanto antes se empiece, mayores intereses generará ese ahorro, muchas veces es precisamente ese cambio en la estructura de gastos lo que provoca plantearse una serie de complementos que vayan más allá del tradicional plan de pensiones privado.
El 89,2% de los mayores de 65 años en España tiene una vivienda en propiedad por lo que esta se convierte para muchos en uno de sus mejores complementos a la pensión. “La clave para empezar a manejarte con estos productos es verte a ti mismo, cuáles son tus necesidades reales de renta, la situación familiar de cada uno y se tiene que tener muy claro si se quiere dejar herencia a los hijos o no”, resume Juan Ángel Lafuente, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad y director de la Cátedra Ciudad de Castelló Universitat Jaume I.
Activos inmobiliarios
La hipoteca inversa es una de las fórmulas existentes; el propietario cobra una renta, ya sea en pago único, mensual o ambos, utilizando la vivienda como aval. En 2009, en plena crisis inmobiliaria, se alcanzó su pico de contrataciones con 780, según datos del Centro de Información Estadística del Notariado, y diez años después apenas alcanzó las 149. “Tras la crisis de 2008, los grandes oferentes tienen mucho miedo al riesgo reputacional al ofrecer este producto”, asegura Lafuente que apunta también a la sensibilidad que se tiene en España con deshacerse de vivienda porque, aunque con este producto se conserva la propiedad, se deja una herencia algo envenenada, ya que, si se quiere mantener la casa, se debe pagar la deuda.
Otro de los complementos que surgen de la vivienda es la venta en nuda propiedad con usufructo. En este caso, se vende la casa manteniendo su derecho de uso hasta el fallecimiento del propietario, percibiendo así o el precio acordado o una renta vitalicia. El problema de nuevo se encuentra en la herencia, ya que, al no mantenerse la propiedad de la vivienda, se pierde la posibilidad de recuperar ese bien, algo muy negativo en un país como España tan adherido al ladrillo y donde apenas un 26,5% de los menores de 30 años cuenta con una vivienda en propiedad.
Otro complemento más allá de los planes de pensiones privados son los seguros de jubilación, gestionados por aseguradoras, con coberturas complementarias de fallecimiento o invalidez y cuya rentabilidad está garantizada, al contrario que los planes de pensiones privados. En un plano intermedio entre ambos se encuentran los Planes de Previsión Asegurada (PPA) —que a grandes rasgos funcionan como un plan de pensiones pero con un interés determinado asegurado— y los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) que, aunque no están pensados para la jubilación, pueden usarse con ese fin por su flexibilidad y liquidez. Ambos productos cuentan con más de dos millones de asegurados en España, según la Unión Española de Entidades Aseguradoras (Unespa).
Diferente fiscalidad
La gran diferencia es que las aportaciones a los seguros de jubilación no cuentan con deducciones fiscales como sí sucede en los planes de pensiones privados. “Nos encontramos que el mayor incentivo para contratar un producto u otro son los beneficios fiscales realizados por las aportaciones, ya que obtenemos el resultado inmediato sin pensar en el tratamiento fiscal futuro y sin analizar las rentabilidades o la liquidez, lo que genera la contratación de productos menos adaptados a las necesidades futuras e insuficientes para el objetivo de complementar las pensiones públicas a la jubilación, invalidez o el fallecimiento”, explica Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN).
A cambio, una de las grandes ventajas de los seguros es sus posibilidades de rescate, ya que estos productos tienen liquidez, es decir, se puede rescatar una parte o el total sin estar sometido a las estrictas condiciones —desempleo de larga duración, enfermedad grave o de forma extraordinaria durante la pandemia— que imponen los planes de pensiones. Algo que ha escalado en la lista de prioridades de las familias debido a la pandemia. “El problema que la crisis económica inducida por la covid puede causar es que la gente ahorre por si acaso, por precaución, y no tanto por motivos previsionales, lo cual sería un error”, según José A. Herce, doctor en Economía y socio fundador de LoRIS (Longevity & Retirement Income Solutions). Y es que, según señalan desde VidaCaixa: “Según datos de Inverco, nos situamos muy alejados de otros países tanto a nivel de ahorro en pensiones como el ahorro que acumulamos en depósitos y efectivo. Lo que nos indica el recorrido que tenemos por delante”.