¿Sabías que hay un total de 963 especies de flora y fauna están en riesgo de desaparecer en España, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico?
Si al hablar de animales en peligro de extinción pensabas en osos polares, te equivocas. El asno o la cigüeña negra, entre otras, están desapareciendo en nuestro país.
La pérdida de especies está directamente ligada a la pérdida de bosques. En España, según los Indicadores de Desarrollo Sostenible, hay un 36,48% de superficie de bosque en proporción a la superficie total. Este dato ha subido ligeramente desde 2015, cuando había un 36,44%. El objetivo es seguir esta tendencia al alza y que los bosques continúen teniendo un peso importante en la superficie total.
En el lado opuesto, la proporción de tierras degradadas en comparación con la superficie total es del 18,2% en 2018. Este dato se ha mantenido igual desde 2015. El objetivo es recuperar este terreno para 2030. Además, la proporción de especímenes de flora y fauna silvestres comercializadas procedentes de la caza furtiva o el tráfico ilícito es de 1,35%, frente al 0,28 del 2019.
En los próximos años debemos asegurar la conservación y el uso responsable de los ecosistemas terrestres e interiores de agua dulce. Las instituciones deben promover la práctica de la gestión sostenible de todos los tipos de bosques y trabajar para frenar la deforestación y la desertificación.
Tenemos que adoptar medidas urgentes para reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de biodiversidad y proteger a las especies amenazadas para evitar su extinción.
Hay que movilizar recursos financieros para estos objetivos y para sensibilizar a la población de la importancia de conservar los hábitats terrestres.
Somos parte de un ciclo vital, para cuidarnos tenemos que cuidarlo.