21 Sep «¿Por qué me tengo que privar de ir a un teatro por ir en silla de ruedas?».
Sara Revuelta y Lourdes Ortega, jugadoras paralímpicas de baloncesto, reflexionan con Odile Rodríguez de la Fuente sobre los vínculos entre deporte y cultura desde el Teatro Real, adaptado para las personas con discapacidad.
Romina Vallés
Tan solo han sonado tres de los impactantes acordes que abren la que es, para muchos, la obra maestra de Puccini, y a Lourdes, sentada en el patio de butacas del Teatro Real, ya se le ha puesto la piel de gallina. Porque Tosca cuenta la historia de una mujer que parece frágil en un principio, pero que, envuelta en situaciones extremas jamás imaginadas, llegará a ser toda una heroína.
A su lado, emocionándose también con esta ópera, está sentada Sara, compañera de afición, profesión y sueños de Lourdes. Nada llamaría especialmente la atención hasta aquí, si no fuera porque estas dos chicas de veintipocos están disfrutando de Tosca en un teatro, desde una silla de ruedas. Y este detalle es, precisamente, el que no debería llamar la atención. Se estima que en España hay más de 4 millones de personas con discapacidad, aproximadamente el 9 % de la población total, según datos del Observatorio de la Discapacidad.
Se estima que en España hay más de 4 millones de personas con discapacidad que, por lo general, se enfrentan en mayor medida a distintas situaciones discriminatorias
Por lo general, las personas con discapacidad se enfrentan en mayor medida a distintas situaciones discriminatorias respecto a las personas sin discapacidad. Género, edad, origen socioeconómico o étnico alimentan un problema que no hace sino crecer en situaciones de crisis, como la pandemia: suspensión de procesos de rehabilitación y tratamientos durante el confinamiento; barreras de acceso a la información, sobre todo para personas sordas y ciegas, etc.
Según la Comisión Europea, una ciudad accesible es aquella en la que toda la población tiene igualdad de oportunidades para moverse y para participar en todo lo que acontece en esta. Trabajar por la accesibilidad de las ciudades españolas es imperativo, teniendo en cuenta que la esperanza de vida de los españoles ya es de 83 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la cantidad de población que vive en grandes áreas urbanas es del 68 %, según Fomento.
Lourdes y Sara, dos historias de superación ligadas al deporte
Lourdes Ortega se quedó en silla de ruedas cuando apenas había empezado a caminar, por un virus que afectó a sus piernas. Con cinco años ya hacía sus pinitos en el baloncesto. Hoy, con 24, esta jugadora de la selección española de Baloncesto en silla de ruedas ha disputado más de 70 partidos, cuatro europeos y el Mundial de Hamburgo en 2018. En el Europeo de Rotterdam de 2019 se clasificaron para Tokio 2020.
A Sara Revuelta, también de 24, la quimioterapia para curar una leucemia con dos años y medio le provocó una lesión medular. Eso no le impidió convertirse en una de las jugadoras de baloncesto en silla de ruedas con más premios: con su equipo, Ilunion, tiene dos Copas de Europa, cuatro Ligas y seis Copas del Rey.
«Deporte y cultura deben ser accesibles a todo el mundo», ¡el deporte es parte de la cultura!»
Hoy, invitadas por Endesa –patrocinadora del Teatro Real y de la Selección Española Femenina de Baloncesto en Silla de Ruedas– las dos jóvenes deportistas se reúnen en este majestuoso edificio para ver en directo uno de los más grandes espectáculos culturales creados de la historia: Tosca, la ópera de Puccini.
Todo ello gracias a que el Teatro ha dispuesto asientos para personas con movilidad reducida para demostrar que la cultura puede ser accesible. «Yo sé lo que necesito porque voy en silla de ruedas, pero no siempre encuentro lo que necesito cuando salgo a la calle, y eso que en los últimos años la accesibilidad ha mejorado; antes tomarte algo en un bar era imposible», explica Sara. «¿Por qué me tengo que privar de ir a un teatro, si soy igual que todos los demás?», añade.
¿Por qué privarse de disfrutar de la cultura, que es un alimento y una cura para el alma? «Del mismo modo que sucede con la cultura, yo no imagino mi existencia sin el deporte, que me distrae cuando estoy agobiada o cuando quiero desconectar», dice Sara.
«Para mí, el deporte supuso un antes y un después; me permitió independizarme y vivir grandes experiencias», concluye Lourdes. «Deporte y cultura deben ser accesibles a todo el mundo», opina Sara. «¡Es que el deporte es parte de la cultura!», añade de forma rotunda su compañera.
Un edificio de 200 años accesible para todo el mundo
Pese a ser el Teatro Real un edificio de 200 años, desde 1997, con su renovación, se ha ido mejorando la accesibilidad. Así, las personas usuarias de silla de ruedas disponen de una rampa de acceso por la puerta de Felipe V y entrada a nivel por la puerta de Carlos III, ascensores para los itinerarios verticales y plataformas elevadoras para entrar en la sala.
Que la cultura sea para todo el mundo es, simplemente, coherente»
Además hay butacas adaptadas en todas las plantas del Teatro y posibilidad de adquirir una localidad de acompañante junto a la del usuario de silla de ruedas. Un bucle magnético sonoro conectado a los audífonos de las personas con discapacidad auditiva consigue que estas puedan escuchar la música con mayor calidad y, en general, se mejore la recepción del sonido.
«Al final, se trata de llegar a todos los públicos, tanto en oferta cultural (ópera, flamenco, pop rock…) como en accesibilidad. Que la cultura sea para todo el mundo es, simplemente, coherente», asevera Borja Ezcurra, director general adjunto del Teatro Real. «Y esta labor de conseguir una sociedad más justa y equitativa está siendo posible gracias a patrocinadores como Endesa», añade.
Al llegar Tosca a su punto culminante, el aria E lucevan le stelle, es inevitable que los ojos de Lourdes y Sara se humedezcan. Por la belleza de esta pieza y por su poder evocador, que trae recuerdos y también anhelos futuros. El de Lourdes es acabar siendo entrenadora; Sara, que está acabando el grado de Física y es una apasionada de la meteorología, quiere ser profesora de ciencias. Deporte y cultura van de la mano, mejoran la vida de las personas, ayudan a su integración. Y deben ser para todo el mundo.