Por una inclusión laboral de la discapacidad intelectual, de manual.

Por una inclusión laboral de la discapacidad intelectual, de manual.

El alumnado de egibide edita una guía para favorecer la contratación de este tipo de personas. el documento, que estará listo a finales de año, es fruto de un aprendizaje interdisciplinar entre integración social y marketing.

Agurtzane Salazar

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Hasta la fecha, son cinco guías y aunque cada una tiene su personalidad diferente, en cuanto a gráficos, estadísticas, textos o imágenes, todas las que han elaborado este curso los estudiantes del ciclo de Integración Social de Egibide-Molinuevo en colaboración con los de Marketing y Publicidad tienen en común una cosa: la de querer promover la contratación laboral de las personas con discapacidad intelectual, dadas las dificultades que tiene en la actualidad este colectivo, tal y como ha detectado Har-Eman, la asociación que se puso en contacto con ellos para ver qué podían hacer al respecto.

Se pusieron en marcha en enero y tras largos meses de esfuerzo, el 14 de mayo las cinco guías que elaboraron fueron presentadas a los colaboradores de esta iniciativa: Ayuntamiento de Vitoria, Ehlabe, Gureak Araba y Teknalia, entre otras.

Tras ello, ahora el manual, cuyo nombre en concreto es el de Buenas prácticas en entornos inclusivos, afronta otra fase decisiva: la de condensar lo mejor de cada una de las cinco guías para crear una sola, la definitiva, con la intención de que se presente a finales de año, gracias al apoyo de la Fundación Vital, para que ésta pueda editarse tanto en euskera y castellano y también en formato digital, además del clásico. No en vano, si hay algo que no quieren es que su guía se convierta en papel mojado. «La distribuiremos por empresas y entidades, en principio de Álava, porque para eso se va a publicar», resalta Belén Vicente, profesora del ciclo de Integración Social.

APRENDIZAJE COLABORATIVO Como explican los docentes del ciclo de Integración Social que impulsaron este proyecto, entre ellas, la propia Vicente, Josune Lekuona, Daniel Garduño, y Juan Carlos Pérez Muro, profesor de Marketing y Publicidad, las claves de este proyecto educativo consisten en que «intentamos que combinen ese aprendizaje de servicio, para que esos retos que se planteen al alumnado, tengan socialmente un beneficio con otro aprendizaje de tipo interdisciplinar. De hecho, este trabajo no se podría llevar a cabo en una asignatura sola».

Y tres son los retos que han tenido que superar sus estudiantes para poder hacerla realidad, dado que el proyecto se enmarca en la metodología Ethazi-Erronk2d. El primero de ellos consistía en adquirir el conocimiento de la discapacidad intelectual y las características comunicativas y relacionales. «Era un trabajo de investigación por parte del alumnado para conocer bien a las personas con discapacidad intelectual y los problemas a los que se enfrenta», aclara Lekuona. Para ello, fue fundamental, como recuerdan, la colaboración de Ehlabe y Gureak Araba, colectivos que impartieron formación sobre ese tanto por ciento de personas que se han incorporado al mundo laboral para contextualizar así la realidad laboral a la que se enfrentan estas personas. «Nos explicaron la diferencia entre el empleo ordinario y el protegido o el empleo con apoyo y explicaciones legales, como el cupo al que están obligadas por ley en su plantilla», recuerda Jair Miranda, alumno de primero de Inclusión Social.

«ESCANDALOSO» «Nos sorprendió mucho los porcentajes del grado de inclusión laboral entre las personas con discapacidad intelectual. Es escandaloso, por su defecto. Te impacta la falta de oportunidades para estas personas. La sociedad de por sí las limita de por sí», lamenta su compañera Oihane Sarasti.

En general, han aprendido que «hay mucho prejuicio social con las personas con discapacidad intelectual porque piensan que no son tan válidos para el empleo, también a nivel relacional o de comunicación, cuando infantilizan el lenguaje a la hora de hablar con ellos», añade el docente, Daniel Garduño.

Además de Gureak Araba y Ehlabe, el alumnado de primero de Integración Social también recibió formación por parte del de segundo, aprovechando que durante el curso pasado ya se habían formado en discapacidad intelectual, puesto que el proyecto de crear esta guía empezó realmente con ellos, pero finalmente se tuvo que posponer por culpa de las restricciones de la pandemia que había en ese momento.

El segundo reto comenzó en marzo y consistió en visitas a diversas entidades y empresas. «Lo importante era ver si eso que realmente habíamos aprendido, se daba en la calle», añade Garduño. En esas salidas, Jair «aprendió muchas cosas», pero, sobre todo, como señala, que esos estereotipos se rompen cuando te des a conocer a esas personas. «En nuestro caso, era un chico con síndrome de Down, que se desenvolvía con soltura y la empresa estaba supercontenta con él».

Y a Oihane le sirvió para darse cuenta de las escasas posibilidades de promoción laboral que pueden tener las personas con discapacidad intelectual, si, por ejemplo, las tareas que les encomiendan son limitadas.

BUENAS PRÁCTICAS Después, llegó el tercer reto: el de plasmar todos esos conocimientos teóricos y prácticos en una guía, en la que han recogido, qué es la discapacidad intelectual, «para que la persona que coja esa guía lo sepa», qué opciones de empleo hay, estadísticas de inserción laboral o lo positiva que es la figura del preparador labora. «Otra de las ideas que más se repetía es el buen ambiente que se crea porque el clima laboral mejora con la inclusión de estas personas. Ganan todos: la persona que es contratada y el entorno laboral. Pero esa inclusión tiene que ser de verdad, no vale con hablarle trabajando, si en el café no nos acercamos», matiza Lekuona.

Todo un proceso de elaborar esta guía que ha sido «enriquecedor», como lo califican tanto alumnos y docentes. «Estamos muy satisfechos con haberla dado forma, gracias a la implicación del alumnado para ir solventando las dificultades que tiene el trabajo en equipo. Es una guía muy publicable», destaca.

Para Garduño, «el mayor valor de esta guía es que hemos respondido a una petición que nace de agentes de la sociedad. Es nuestro pequeño grano de arena a la inclusión».

A la profesora Belén Vicente le gusta hacer hincapié en el aprendizaje de servicio porque «hemos hecho algo que luego revierte en la sociedad con intención de mejorarla y eso es fundamental si estamos en Integración Social. Hay que dar oportunidades a todos para que participen en la sociedad».

El estudiante Jair recuerda que cuando hicieron la presentación de mayo, «hablé con los alumnos de Marketing y todos estábamos de acuerdo en lo guay que había sido esta fusión, que sobre todo sirve para despertar intereses y aprender sobre inclusión. El reto que más me ha gustado fue el de enfrentarme al mundo exterior porque muchas veces nos preguntamos para qué nos sirve toda la teoría que vamos aprendiendo. Es muy enriquecedor preguntarles de primera mano, tanto como alumno como persona».

Y para Oihane, que viene de Magisterio de Educación Primaria, «son retos que enseñan mucho. Te expones a cosas que no conoces, desde lo tecnológico a ponerte en el punto de vista de esa persona con discapacidad intelectual. Es un reto que te lleva a la realidad».

La guía. Desde el ciclo formativo de Integración Social de Egibide-Molinuevo se está realizando la guía de Buenas prácticas en entornos laborales inclusivos, con el fin de fomentar la contratación de personas con discapacidad intelectual, sensibilizando sobre los beneficios de la misma. Hasta ahora han elaborado cinco, pero la ida es sintetizar lo mejor de cada una de ellas en una sola, que será la definitiva, y se presentará a finales de año.