04 Jul ‘Baby sign’, la técnica con la que puedes mejorar la comunicación con tu hijo.
Llegada de Estados Unidos, emplea el lenguaje de signos a partir de los 9 meses.
Juan L Fernández Sordo
Todo empezó en los años 80 en Estados Unidos. Los científicos estudiaron y determinaron que la capacidad comunicativa a nivel cerebral se desarrolla antes que la verbal. Lo único que hay que determinar es el lenguaje con el que hablar. Así es como se estableció el ‘baby sign’, un diccionario de signos universal que los bebés pueden identificar con realidades concretas. Son gestos sencillos e intuitivos, a menudo creados por los propios niños. Por ejemplo, el de comer es llevarse la mano con los dedos juntos a la boca: lo primero que se haría si se quisiera representarlo mímicamente.
Las doctoras en Psicología Linda Acredolo y Susan Goodwyn (California) estudiaron a dos grupos de bebés: con uno con el que se empleó el lenguaje de signos y otro con el que no. Los resultados obtenidos fueron muy beneficiosos: se redujeron los llantos –se deja de llorar para comunicar a los adultos que se quiere o no algo–, se fomentó el desarrollo de la comunicación verbal, aumentó la autoestima de los niños al ver que sus opiniones son tenidas en cuenta y, sobre todo, se creó un apego seguro y especial con los padres.
Vanessa Viaji, fundadora de ‘Háblame con las manos‘, aprendió estas técnicas en San Francisco, primero como mamá y, después, como profesional. Se trajo el programa a España, donde enseña a los padres a signar con sus bebés para que descubran qué es lo que quieren decirles. Mediante talleres y cursos, los adultos aprenden este lenguaje que se puede empezar a utilizar desde los seis meses; edad a la que se desarrolla la memoria a largo plazo y comienzan a ser conscientes de que las cosas tienen nombre.
Una mejora en alimentación
Los bebés empiezan a utilizarlo entre los nueve y los doce meses. En su perfil de Instagram se pueden ver vídeos en los que los bebés piden comida, agua e, incluso, bañarse. Para ello, es importante enseñarle el signo correspondiente en el contexto adecuado, de manera que puedan relacionar el término con la realidad.
En el momento de alimentarles es cuando más se puede aprovechar esta técnica. Los bebés, como los adultos, no siempre quieren comer a la misma hora, o en un día más caluroso pueden tener menos apetito. Mediante los signos, los pequeños pueden indicar cuando se han quedado satisfechos o, incluso, si prefieren, por ejemplo, que el potito sea de una fruta determinada.
Francisco del Castillo, técnico nutricional de Nutribén, resalta que este método puede contribuir a que la hora de comer sea una experiencia agradable y no un motivo de angustia puesto que, mediante estos signos, se pueden interpretar mejor los deseos de los pequeños. «Una alimentación sana en la etapa infantil favorece unos hábitos más saludables según van madurando», asegura este experto.