El riesgo de abandono escolar crece por las clases semipresenciales y las dificultades económicas de las familias.

El riesgo de abandono escolar crece por las clases semipresenciales y las dificultades económicas de las familias.

Organizaciones, expertos y docentes alertan de las consecuencias de la pandemia sobre la educación: las desigualdades se han agravado y la desconexión que provoca el modelo semipresencial amenaza con dejar atrás a los más desfavorecidos.

Beatriz Asuar Gallego

Todas las desigualdades han crecido con la pandemia. Las educativas también. Y las peores consecuencias de esto amenazan con llegar: docentes, expertos y sindicatos temen que la tasa de abandono crezca tras el año de la pandemia. La situación de la que se partía ya era preocupante porque España es el país con mayor abandono escolar de la Unión Europea (UE). Según el último informe del Ministerio de Educación, el abandono educativo temprano (el porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha completado la ESO ni sigue ningún tipo de formación) en 2019 alcanzó el 17,3%. Fue una reducción frente a los datos de años anteriores: en 2009 estaba en el 30,9%, pero aún así supera a la media europea que se sitúa en el 10,2%. Son los últimos datos que se tienen, pero las fuentes consultadas comparten que el cierre de los centros, las clases semipresenciales y las dificultades económicas de las familias van a agravar este problema. Un ejemplo de la situación extrema de muchos alumnos lo desvela Comisiones Obreras (CCOO) al denunciar a Público que en un instituto de Madrid se está recogiendo dinero para pagar las tasas de la EVAU a los estudiantes que no tienen recursos económicos.

El Ministerio de Educación afirma a Público que aún no hay datos provisionales sobre abandono escolar ya que son las comunidades las que tienen que recoger estos datos y enviarlos, pero es algo que se hace a año vencido. Sin embargo, varios informes de organizaciones internacionales y nacionales están advirtiendo sobre esta situación. Save the Children estima que el abandono escolar puede llegar a crecer 1,7 puntos durante la pandemia. La UNESCO prevé que 24 millones de alumnos de todo el mundo abandonen los estudios debido a la crisis sanitaria. Mientras que el Grupo del Banco Mundial ha advertido sobre cómo el cierre de las escuelas junto a la crisis económica hará que se «reduzca el aprendizaje» y «aumenten las deserciones escolares, en especial, entre las personas más desfavorecidas». «El apego de los estudiantes vulnerables a la escuela se puede reducir ante la falta de exposición a docentes que les motiven», señalan en el informe Covid-19: impacto en la educación y respuestas de política pública.

En España se espera que este problema sea diferente por comunidades autónomas. El Ministerio de Educación y las comunidades llegaron a un acuerdo de mínimos sobre medidas para volver a las clases antes de que comenzara el curso, pero los Gobiernos autonómicos mantuvieron sus competencias para decidir sobre las formas concretas de organizar los cursos. Varias de ellas decidieron que las clases serían semipresenciales en los dos últimos cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y en Bachillerato. Algunas daptan el formato según la situación epidemiológica pero en regiones como Madrid se mantiene la semipresencialidad todo el curso independientemente del nivel de incidencia y de que sitios donde hay más riesgo de contagiarse, como el interior de la hostelería, estén abiertos. De hecho, esto ha generado quejas entre las familias y la Fapa Giner de los Ríos llegó a llevar ante el Defensor del Pueblo la semipresencialidad en ESO, FP y Bachillerato.

En la Comunidad de Madrid la situación parece especialmente sangrante porque es una de las regiones que peores resultados tienen respecto a equidad en la educación, con una de las mayores tasas de segregación escolar. Isabel Galvín, secretaria de Comisiones Obreras (CCOO) de Educación en Madrid, avanza a Público  el panorama tan «preocupante» que llega a situaciones como la del IES Europa de Móstoles, donde se está recogiendo dinero para pagar a los alumnos sin recursos económicos las tasas de la EVAU. «La semipresencialidad y la situación económica de las familias son claves en esto. Puede tener un impacto muy grande y haber un retroceso en la generación de la pandemia», explica a este medio.

Rosa M. Rodríguez-Izquierdo, Profesora Titular del Departamento de Educación y Psicología Social de la Universidad Pablo de Olavide, comparte que lo online «desengancha más» y «crea más desafección». «Datos cuantitativos no tenemos pero cualitativos sí y se notan las dificultades hablando con los docentes», comenta a este medio. Rodríguez-Izquierdo participa en un proyecto europeo de investigación (PICAET por sus siglas en inglés) sobre el abandono escolar prematuro y buenas prácticas para combatirlo. De este proyecto forma parte el CEIP Malala, un centro de Andalucía, donde la experta cuenta que hay una tasa de abandono en torno al 33%. La situación en esta región también es especialmente alarmante porque tiene un 21,8% de tasa de abandono escolar, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), solo por detrás de Melilla y Ceuta.

El proyecto en el que trabaja Rodríguez-Izquierdo empezó antes de la pandemia pero se tuvo que «reenfocar» tras comprobar cómo la pandemia estaba afectando a la educación. «Es un problema tremendo y toda la Comisión Europea está muy preocupada. Afecta sobre todo en las zonas más desfavorecidas, donde el acceso a la banda ancha no es tan amplio o donde los alumnos no tienen acceso a dispositivos adecuados. También es diferente según la familia porque hay padres que se preocupan mucho por la educación pero no tienen capital cultural para ayudar a sus hijos«, explica mediante conversación telefónica.

El «desplome económico» que llega con la pandemia también amenaza con empeorar todo esto. «Afortunadamente existen los ERTE, pero igualmente las familias cobran menos. El Bachillerato es una etapa postobligatoria y si hay alumnos que pueden dejar los estudios para ayudar económicamente a su familia si se necesita», añade Galvín. La relación entre vulnerabilidad económica, resultados escolares y abandono temprano es muy estrecha y la brecha de la desigualdad ha crecido durante la pandemia por la falta de medios electrónicos de las familias. «La necesidad de la presencialidad es clave. O tienen un contexto de ayuda o hay alumnos que se quedan descolgados», insiste la sindicalista.

Menos ratios, más inversión

Para la portavoz de CCOO las soluciones están claras: vuelta a la presencialidad, atención individualizada, bajada de ratios, ayudas a las familias y exención de tasas cuando las familias no tengan recursos. Aunque todo ello pasa, por supuesto, por aumentar la inversión en la educación pública: una recurrida promesa electoral que no acaba de materializarse como los menores necesitan.

Rodríguez-Izquierdo también reflexiona sobre las derivadas de este problema: «Las primeras consecuencias recaen siempre sobre los mismos, las familias y los niños más vulnerables, pero después recaen sobre todos. Es especialmente preocupante si se busca tener una sociedad activa y democrática en las que todos queremos tener competencias digitales y de ciudadanía». Añade que uno de los aspectos que funcionaban antes de la pandemia para enfrentar el abandono escolar era las alianzas que se tejían entre los centros escolares, las familias y el territorio (biblioteca o entidades del tercer sector, por ejemplo). «Se nutría a las escuelas de todos los recursos humanos y económicos. Por el miedo al virus todo esto es aún más complicado. Nos jugamos mucho y me temo que las Administraciones no han hecho lo suficiente», lamenta.

https://www.publico.es/sociedad/riesgo-abandono-escolar-crece-clases-semipresenciales-dificultades-economicas-familias.html