La pandemia oculta: mayores y drogas.

La pandemia oculta: mayores y drogas.

La pandemia de covid19 ha impactado sobre todas las edades y esferas de nuestra vida. Pero es en las personas más mayores en las que las consecuencias son peores. Son por tanto el grupo más vulnerable ante la enfermedad.

Sobre las personas mayores recae la tasa más alta de fallecimientos,  la atención a sus problemas crónicos de salud se ha visto relegada a un segundo plano, y como consecuencia han sufrido o sufren un deterioro de su salud en general. Los y las mayores también sufren los efectos negativos del aislamiento y la soledad no deseada, agravada en este último año, con probables secuelas a nivel cognitivo y en la salud mental. Tristemente también la violencia, el abandono o el descuido por parte de los familiares, han formado parte de la realidad de algunas personas mayores.

Además, se ha levantado la alfombra vergonzante, en la primera etapa de la pandemia, sobre las condiciones en que vivían muchos de los usuarios de algunas residencias de mayores.

Mucho se ha hablado de ello, pero aún faltaba por decir lo que la ONU con el último informe anual del JIFE ha denominado «una pandemia oculta», en referencia a las personas mayores y el consumo de drogas y el daño que la pandemia ha causado a su salud y bienestar.

El informe

El Informe 2020 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes dice que en la pandemia por Covid-19 se incrementó el consumo de drogas entre la población adulta mayor de 65 años. Según concluye este informe: «Las personas adultas mayores son más vulnerables a la dependencia de las drogas, y que el consumo en este grupo de edad está aumentando a un ritmo más rápido que entre las juventudes».

El informe añade: «…los problemas de consumo de sustancia se agravan, ante el consumo de algún tipo de medicamento controlado, para la atención de diversos padecimientos». «También existe el fenómeno de la polifarmacia, donde se combinan problemas de salud física y de salud mental, que llevan a que puedan abusar de medicamentos de prescripción, ya sea para el dolor o para atender algunas de las afecciones mentales».

Y quizá lo que podíamos intuir desde la perspectiva del día a día» Por ejemplo en pandemia se ha observado un incremento en el consumo de alcohol, tabaco, marihuana, cocaína y benzodiacepinas.»

La pandemia de covid19 ha impactado sobre todas las edades y esferas de nuestra vida. Pero es en las personas más mayores en las que las consecuencias son peores. Son por tanto el grupo más vulnerable ante la enfermedad.

Sobre las personas mayores recae la tasa más alta de fallecimientos,  la atención a sus problemas crónicos de salud se ha visto relegada a un segundo plano, y como consecuencia han sufrido o sufren un deterioro de su salud en general. Los y las mayores también sufren los efectos negativos del aislamiento y la soledad no deseada, agravada en este último año, con probables secuelas a nivel cognitivo y en la salud mental. Tristemente también la violencia, el abandono o el descuido por parte de los familiares, han formado parte de la realidad de algunas personas mayores.

Además, se ha levantado la alfombra vergonzante, en la primera etapa de la pandemia, sobre las condiciones en que vivían muchos de los usuarios de algunas residencias de mayores.

Mucho se ha hablado de ello, pero aún faltaba por decir lo que la ONU con el último informe anual del JIFE ha denominado «una pandemia oculta», en referencia a las personas mayores y el consumo de drogas y el daño que la pandemia ha causado a su salud y bienestar.

Romper estereotipos mentales

Un tema que seguro a más de uno sorprende. En nuestra construcción mental cuando relacionamos las variables de consumo de sustancias con la edad solemos pensar en jóvenes, y muy raramente en mayores. Pero lo cierto es que debemos romper los estereotipos mentales y también de actuación y planificación asistencial para dar nuevas respuestas a esta realidad.

Los expertos alertan de que, con el envejecimiento de la población mundial, las dinámicas del consumo de drogas van evolucionando, hacia una mayor vulnerabilidad al consumo de drogas y la drogodependencia para las personas mayores de 65 años.

El JIFE, el organismo que vigila el cumplimiento de los tratados y convenciones internacionales contra las drogas, alerta de que en 2020 en más de 40 países se han suspendido o interrumpido los programas de salud mental y de tratamiento de adicciones.

Desde las autoridades sanitarias, en los planes y medidas a llevar a cabo postcovid19, en el campo de las drogas, deben tenerse en cuenta a las personas mayores. Resulta necesario estudiar los efectos que producen las drogas en un cerebro envejecido al igual que mejorar los servicios de prevención y modelos de tratamiento para revertir la tendencia al alza en las personas de más de 65 años del consumo problemático o abusivo de sustancias, los trastornos por consumo de drogas y los problemas de salud mental.

En el contexto de retroceso asistencial en el que nos encontramos tenemos que redoblar esfuerzos. La pandemia ha alterado la salud de las personas en su más amplio espectro y debemos trabajar firmemente por el absoluto bienestar tanto a nivel físico como a nivel mental y social como recoge  la definición de Salud de la OMS.

https://blogs.publico.es/coronavirus-positivo/2021/04/11/la-pandemia-oculta-mayores-y-drogas/ 



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