Carta de un padre a su hija con Síndrome de Down: «Serás una gran mujer, pero no te compraré la moto».

Carta de un padre a su hija con Síndrome de Down: «Serás una gran mujer, pero no te compraré la moto».

En el Día Mundial del Síndrome de Down lee aquí la emotiva misiva que le ha escrito Ramón Pinna a su pequeña Emilie.

Si con los seis años que apenas tienes, ya sabes que el diente que perdiste se lo llevó «El Ratón Pérez»; si como me aseguras ya has estudiado que Plutón no es un planeta y si, además, tú sola has descubierto que la tostada del desayuno está más rica con jamón; entonces –hija mía- no sé lo que te diría Kipling, pero yo te aseguro que serás una niña normal y feliz.

Si con ese metro escaso que levantas desde el suelo sabes ya de sobra lo que quieres y lo que no quieres; si también has aprendido que al final de cada trocito de los de la misa se dice «Amén», y si disfrutas recordando del tirón las canciones de los «Cantajuegos» y de «Los Hombres G», no tengas dudas cariño, podrás estudiar lo que más te guste, aquello para lo que sientas que has nacido, y te convertirás -sin prisas- en una joven plena y actual, propia del tiempo en el que viva el mundo en el que te toque vivir.

Si en tu inglés casi de Oxford alcanzas a contar hasta los veinte sin dudar, y si después me enseñas con paciencia que los ratones comen maíz, zanahoria y queso… Si me anticipas cada mañana que en cuanto entres en clase te van a poner un examen de «mates», de «soci», de «natu», de inglés y por supuesto de lengua, sé con certeza hija mía, que trabajarás en algo que te guste y que -por supuesto- tendrás tus caprichos y tus cosas, y también tu casa, y por supuesto esas merecidas vacaciones de playa de aguas calientes.

Si con tus plantillas y tus zapatos de diseño ergonómico estás ya a un tris de saltar a la pata coja sin cogerme de la mano, pisarás firme en la vida, cariño, y elegirás caminar junto a los que te reconozcan verdaderamente como eres. Y vivirás el sentido del amor. Encontrarás a quien quiera vivirlo a tu lado para siempre, o por lo menos mientras dure un «para siempre», que ¡tampoco te tienes que casar con el primer muchacho que conozcas!.

Si a través de tus pequeñas gafas rojas, ves como nadie puede ver la alegría y la tristeza en el corazón de las personas, para ofrecerte de inmediato con ese abrazo tuyo que agranda sonrisas y seca lágrimas, entonces hija mía, amarás siempre y siempre serás amada, y vivirás el sagrado valor de la amistad con un buen grupo de amigas al que querrás tanto como ellas a te quieran a ti.

Y si después de todo lo ya vivido, de tu llegada difícil al mundo, de tus costuras en la mitad del pecho justo en el centro del alma, y de cada esfuerzo por auparte al muro en donde los demás se sientan sin dificultad para ver la vida: si después de todo eso has podido aprender a creer en lo que de verdad importa; en tus papás, en tus hermanos y en tus profes, en la vida y en sus secretos, en el niño Jesús y en la estrella de oriente, y en el sol que te aclara el pelo en el verano; ten por cierto que serás dueña de tu destino y de tus creencias, de tus opciones y decisiones y del sentido que quieras darle a la vida y a lo que en ella te pase cada día.

Mi niña casi de primaria. Si con apenas seis años te atreves con el violín y montas del revés en un caballo gigante, entonces hija mía, jamás te diré que con algo no vas poder. No seré yo el que te borre los sueños que decidas soñar cuando no estés dormida, ni por supuesto el que te eche el freno en la aventura de la carrera loca de la vida que te espera.

Vas a ser una gran mujer, hija mía.

Pero eso sí, nunca te compraré una moto.

Ramón Pinna

Ramón Pinna es padre de una niña con Síndrome de Down y presidente de la Asociación Achalay España

https://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-carta-padre-hija-sindrome-down-seras-gran-mujer-pero-no-comprare-moto-202103210037_noticia.html