04 Feb Los gerentes de servicios sociales critican que no se priorice la vacunación de las cuidadoras no profesionales de dependientes.
La asociación calcula que más de 133.600 personas que atienden en sus casas a familiares en situación grave se quedarán fuera del grupo preferente para inmunizarse, igual que medio millón de dependientes severos.
María Sosa Troya
Los grandes dependientes, es decir, las personas que más apoyos necesitan en su vida diaria, están incluidos en el grupo prioritario de vacunación. Después de quienes viven en residencias y del personal sanitario y sociosanitario, llega su turno: son el grupo cuatro. La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales estima en unas 313.700 las personas que pertenecen a este colectivo y viven en sus domicilios y que deberían ser vacunadas las próximas semanas. De ellas, más de 133.600 reciben una prestación económica para cuidados en el entorno familiar, es decir, que son atendidos en sus casas fundamente por un familiar. Por ello, ante la gran vulnerabilidad de este sector de población, la asociación critica que la estrategia de vacunación del Ministerio de Sanidad no incluya a las cuidadoras no profesionales (en un 75% son mujeres) en el grupo cuatro. Además, lamenta que también se deje fuera al “medio millón de personas” que tienen una dependencia severa (el segundo nivel en gravedad de los tres que hay) e insta a que sean incluidas en el siguiente grupo, el cinco, donde se sitúan los mayores de 80 años.
En España, 450.517 personas reciben una prestación económica por cuidados en el entorno familiar. Si hay más de 133.600 personas valoradas como grandes dependientes que son atendidos en casa, según un cálculo de la asociación, eso quiere decir que hay el mismo número de familiares que están reconocidos a través de la ley de dependencia como cuidadores principales y que deberían ser vacunados. “Es muy grave porque en la estrategia se les excluye específicamente, cuando llevan un año atendiendo 24 horas al día al colectivo más vulnerable de nuestro país. Estas personas fueron maltratadas por los recortes de la dependencia, cuando se les expulsó de la Seguridad Social, aunque ahora se les ha vuelto a incluir. En este caso se les vuelve a marginar”, sostiene José Manuel Ramírez, presidente de la asociación.
“Los sanitarios ven solo la perspectiva del cuidado, pero la atención a la dependencia va mucho más allá, tiene que ver con el proyecto vital y el desarrollo de la autonomía personal en un espacio de convivencia positiva. Si un cuidador familiar enferma, hay un problema gravísimo que afecta al gran dependiente, y también es complejo para el sistema de servicios sociales y atención a la dependencia, porque hay que buscar una alternativa inmediata para una persona que tiene que estar atendida las 24 horas al día”, expone Ramírez. Los trabajadores que estén contratados para atender en casa a los grandes dependientes sí podrán ser vacunados, no así los familiares.
La asociación llama además a incluir al “medio millón de personas” que se encuentran en situación de dependencia severa en los próximos grupos de vacunación. “Si no están en el grupo cuatro, deberían estar al menos en el cinco. Son muy vulnerables. Para que se les reconozca el grado dos tienen que estar muy limitados para realizar actividades básicas de la vida diaria y necesitan ayuda más de tres veces al día”, continúa Ramírez. Matiza que, dado que en el grupo cinco se incluye a los mayores de 80 años, “la mitad de los dependientes severos” serán vacunados entonces, por encontrarse en esa franja de edad, pero pide que en la estrategia se incluya también al resto en el próximo grupo a ser inmunizado, independientemente de su edad. Al igual que a las más de 187.300 cuidadoras no profesionales que les cuidan.