26 Oct El contacto con los padres reduce las respuestas al dolor en el cerebro de los bebés.
Las respuestas cerebrales de los bebés no solo se atenuaron en el grupo de piel con piel, sino que también siguieron una vía neural diferente.
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Ser sostenido por uno de sus progenitores en contacto piel con piel reduce la fuerza con la que el cerebro de un bebé recién nacido responde a un doloroso pinchazo médico, según un nuevo estudio dirigido por investigadores del University College de Londres (UCL) y la Universidad de York, en Canadá.
Los científicos informan en el «European Journal of Pain» que había más actividad en el cerebro de los bebés recién nacidos como reacción al dolor cuando un padre los sostenía a través de la ropa que sin ropa.
El autor principal conjunto, el doctor Lorenzo Fabrizi, profesor de Neurociencia, Fisiología y Farmacología del UCL, explica que han comprobado que, «cuando un bebé es sostenido por sus padres, con contacto piel con piel, el procesamiento cerebral de alto nivel en respuesta al dolor se ve algo amortiguado. El cerebro del bebé también utiliza una vía diferente para procesar su respuesta al dolor».
«Si bien no podemos confirmar si el bebé realmente siente menos dolor, nuestros hallazgos refuerzan el importante papel del contacto entre los padres y sus bebés recién nacidos», precisa.
El estudio involucró a 27 bebés, de 0 a 96 días de edad y nacidos prematuros o a término, en los hospitales de University College de Londres. Los investigadores estaban midiendo su respuesta a un pinchazo en el talón para un análisis de sangre, doloroso pero clínicamente necesario. La actividad cerebral se registró con electrodos de EEG (electroencefalografía) colocados en el cuero cabelludo.
Los bebés fueron sostenidos por su madre piel con piel (usando un pañal, contra el pecho de su madre), o sostenidos por su madre con ropa, o acostados en una cuna o incubadora (la mayoría de estos bebés estaban envueltos en pañales).
Los investigadores descubrieron que la respuesta inicial del cerebro al dolor era la misma, pero como la lanza del talón provocaba una serie de cuatro o cinco ondas de actividad cerebral, las ondas de actividad posteriores se veían afectadas por el hecho de que el bebé fuera sujetado piel con piel o con ropa.
La autora principal conjunta, la profesora Rebecca Pillai Riddell, del Departamento de Psicología de la Universidad de York, apunta que «la respuesta ligeramente retrasada se atenuó si hubo contacto de la piel con su madre, lo que sugiere que el contacto de los padres afecta el procesamiento de nivel superior del cerebro».
«El dolor podría ser lo mismo, pero la forma en que el cerebro del bebé procesa y reacciona a ese dolor depende de su contacto con uno de los padres –precisa–. Nuestros hallazgos apoyan la idea de que sostener a un bebé recién nacido contra la piel es importante para su desarrollo».
Los cerebros de los bebés que permanecieron en la cuna o incubadora también reaccionaron con menos fuerza al dolor que los que estaban en la ropa, pero los investigadores dicen que puede deberse a que los bebés no se interrumpieron al ser levantados antes del procedimiento, o debido a el éxito de la atención sensible e individualizada que se les brindó.
El comportamiento de los bebés no fue significativamente diferente entre los grupos, aunque el grupo piel con piel mostró respuestas ligeramente reducidas en términos de expresión facial y frecuencia cardíaca. Otros estudios han encontrado que el contacto piel a piel con uno de los padres afecta el comportamiento del bebé y puede reducir la intensidad con la que reaccionan al dolor, pero esos estudios no investigaron la respuesta cerebral.
En el estudio actual, las respuestas cerebrales de los bebés no solo se atenuaron en el grupo de piel con piel, sino que también siguieron una vía neural diferente.
La primera autora, la doctora Laura Jones, profesora de Neurociencia, Fisiología y Farmacología en el UCL, apunta que los cerebros de los bebés recién nacidos «tienen un alto grado de plasticidad, en particular los que nacen prematuros, y su desarrollo depende en gran medida de las interacciones con sus padres. Nuestros hallazgos pueden aportar nuevos información sobre cómo los bebés aprenden a procesar las amenazas, ya que son particularmente sensibles a las señales maternas».
Por su parte, La coautora, doctora Judith Meek del UCL, señala que «los padres y los médicos saben desde hace muchos años lo importante que es el cuidado piel a piel para los bebés en la UCI. Ahora hemos podido demostrar que esto tiene una sólida base neurofisiológica, que es un descubrimiento emocionante», resalta.