Psicólogos expertos advierten que los jóvenes deben prepararse durante el verano para la vuelta al cole.

Psicólogos expertos advierten que los jóvenes deben prepararse durante el verano para la vuelta al cole.

El desorden de horarios que están experimentando muchos niños durante esta larga etapa pueden provocar diferentes trastornos en el sueño.

S.F

Los psicólogos del programa Recurra de GINSO, expertos en prevención temprana de conflictos y en dotar a las niños y adolescentes de herramientas para afrontar situaciones conflictivas, han analizado las principales consecuencias que la crisis sanitaria está ocasionando en los jóvenes y cómo deben prepararse para el verano tan atípico que tenemos por delante. Así, aunque las autoridades competentes han anunciado que la vuelta al cole tendrá énfasis en la presencialidad en las aulas bajo medidas de seguridad, con el objetivo de recuperar los déficits de enseñanza-aprendizaje, es necesario barajar la posibilidad de que ante los actuales rebrotes el formato presencial permanente se vea amenazado por lo que debemos preparar a los niños y adolescentes para cualquier escenario teniendo en cuenta diferentes aspectos.

Gestión emocional de un verano poco usual

Es importante explicar a los jóvenes el nuevo modelo vacacional que se están encontrando este año para evitar desilusiones y gestionar sus expectativas y emociones. A los más pequeños es importante explicarles que e stas vacaciones serán diferentes y que contarán con limitaciones para las que hay que precisar todas las medidas de seguridad que deben seguir. «Los niños tienen una buena capacidad de adaptación y para ellos suele ser más fácil asumir los cambios, más aún si lo viven con naturalidad, por lo que es fundamental que los padres, lejos de trasmitirles ansiedad o miedos, realicen una comunicación basada en la seguridad», explica Sophie Álvarez-Vieitez, subdirectora de Recurra Prevención en RECURRA Ginso.

En el caso de los adolescentes, la aproximación debe ser diferente, sobre todo, entendiendo que ellos tienen mayor autonomía y cuentan con un círculo social que no es fácil controlar. La comunicación a los mismos debe estar basada en la importancia de la responsabilidad individual para hacerles entender que no solo deben cuidarse a sí mismos, sino que deben cuidar de los demás, y crearles conciencia de que se puede disfrutar y ser precavido a la vez. «Los padres deben marcar límites acordes al sentido común y a las recomendaciones sanitarias y, a través de un lenguaje en positivo, debemos confiar en ellos y darles la posibilidad de demostrar su responsabilidad, ya que muchas veces nos sorprenden con su madurez», añade Álvarez-Vieitez.

Preparación para la vuelta al cole

De forma independiente a la presencialidad o no de la educación a partir de septiembre, es necesario preparar al alumnado lo mejor posible para la vuelta a clase. La constancia y un adecuado hábito de estudio, unidos a la motivación, ayudan a paliar las dificultades escolares que se han podido ver incrementadas durante este inusual curso académico y que pueden complicar, aún más, el inicio del próximo curso.

Así, es recomendable mantener un cierto hábito, aunque solo sea leer a diario un rato, o aprovechar para enseñarles a estudiar para evitar que desconecten al 100% y que la vuelta se les haga más cuesta arriba de lo habitual. Para mantener esos hábitos no solo hay que hacer hincapié en las áreas de mejora de los menores, sino que otra posibilidad es potenciar aquellas donde son buenos para seguir sacando provecho de las mismas de cara al año siguiente.

Por otra parte, el desorden en los horarios que están experimentando muchos niños durante estos meses, puede provocar diferentes trastornos en el sueño. Por tanto, es importante que los padres aseguren rutinas que, aunque tengan cierta flexibilidad por el contexto estival, ayuden a mantener hábitos en el sueño para evitar un rendimiento bajo en la vuelta a los estudios.

Gestión de la angustia y ansiedad

La angustia y la ansiedad son las principales consecuencias que los expertos han observado en los más jóvenes durante el periodo de confinamiento, a las que se sumaban dificultades cognitivas como, por ejemplo, problemas de concentración, atención, memorización o, incluso, alteraciones en la alimentación. Además, se están identificando problemas en el desarrollo social, en cómo se relacionan con sus iguales, puesto que muchos durante estas semanas se han visto privados de contacto con otros niños y con las actuales medidas de distanciamiento social se sigue manteniendo. En Primaria, además se añade la pérdida de las rutinas, que tan necesarias son y tanta seguridad dan.

En este momento, finalizado el periodo académico, los miedos y las ansiedades han disminuido, pero es fundamental prepararlos para la incertidumbre de la vuelta. La prioridad está en escucharlos para entender cuáles son sus preocupaciones y así poder ayudarles a regular sus miedos. Para muchos, además, la atención permanente que han recibido por parte de sus progenitores puede ocasionarles situaciones complicadas si se vuelve a la rutina habitual previa a la pandemia, en la que las familias pasaban menos tiempo juntas. Una forma de prevenir esas situaciones es la escucha y la comunicación constante, facilitando la información que les corresponde acorde a su edad y nivel de madurez y, también, manteniendo en el tiempo ciertas actividades conjuntas entre padres e hijos que hayan sido agradables.

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