30 Jun La ruralización toma fuerza como condición para emprender un negocio.
El asentamiento del teletrabajo, el crecimiento del ‘e-commerce’ y el impulso del sector logístico hacen que abrir un negocio fuera de las grandes ciudades sea una oportunidad más rentable que antes de la pandemia.
Julio Núñez
Ante el aluvión de malas noticias relacionadas con la crisis económica del coronavirus, ver un rayo de luz entre tantos nubarrones que alumbre nuevas oportunidades de negocio parece imposible. No obstante, esa posibilidad, según apuntan las principales asociaciones de empresarios y autónomos, existe: es un momento idóneo para emprender en pequeños núcleos de población. De hecho, especialistas en el sector señalan que es una tendencia que parece, a raíz del estado de alarma, estar despegando por fin. Y que lo haga ahora no es en absoluto casual.
Prueba de ello son las centenas de consultas que ha recibido la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) durante el último mes. «La semana pasada, por ejemplo, recibimos 93 llamadas telefónicas de interesados que querían capitalizar el paro para montar un negocio en su pueblo. Está claro que viene una crisis muy grande y, como sucedió en 2008, es más fácil crear tu propio empleo que encontrarlo», explica Mayte Mazuelas, vicepresidenta de ATA. La ruralización por motivos laborales ha estado presente en las últimas décadas, especialmente en sectores primarios. Ahora, matiza Mazuelas, se está ampliando a otros oficios, como startups tecnológicas, gracias a la fuerza que han adoptado durante el confinamiento el e-commerce, el teletrabajo y el sector logístico. «La gente ha visto estos meses que puede realizar proyectos, por ejemplo, de arquitectura desde casa. O gestionar reuniones por videoconferencia. Y esto les hace plantearse irse a vivir a zonas más tranquilas y baratas que la gran ciudad, también para abrir un negocio», asegura Mazuelas.
De ser España vaciada a convertirse en nudos logísticos
Si se puede hablar de triunfadores durante el confinamiento, el e-commerce lidera el pódium. Las restricciones de movilidad provocaron que las compras por Internet crecieran un 50% y que muchas personas perdieran el miedo y comprasen por primera vez en su vida por esta vía, incluso productos perecederos de primera necesidad. La tendencia continúa tras la nueva normalidad y Google España ya prevé que en los próximos tres años el comercio electrónico representará el 20% del sector comercio. Ese incremento, según varios estudios, estará relacionado con la compra de productos de proximidad, lo que beneficiará especialmente a los elaborados en las zonas rurales. Algunas empresas locales ya han experimentado los beneficios de esta tendencia, como Despelta, un negocio de harinas en Palazuelos (Sigüenza) que ha multiplicado los últimos meses sus ventas por 100 gracias a su tienda online y a Correos Market, el market place que, desde su inauguración hace un año, les ayuda a distribuir sus pruductos por toda España. «Hemos pasado de 15 pedidos diarios a 140. La gente nos da las gracias por hacerles llegar la harina a sus casas», cuenta Carlos Moreno, uno de los socios del negocio.
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