29 Abr Alzheimer y coronavirus: 10 consejos clave.
La situación de confinamiento a causa del coronavirus es difícil para todos pero especialmente para los pacientes más vulnerables, como son los enfermos de Alzheimer.
Joanna Guillén Valera
“El principal problema en este grupo de población es el agravamiento de los trastornos de conducta que se puede producir por el aislamiento en casa”, afirma David Pérez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
Un proceso febril o una situación de oxigenación artificial, en caso de contagio, por ejemplo, «puede desestabilizar considerablemente a la persona con Alzheimer, lo que generaría cuadros confusionales con importantes consecuencias cognitivas y conductuales, que dificultarían el retorno a un estado similar al previo al contagio», advierte Andrés Navarro, neuropsicólogo de la Fundación Alzheimer España.
Por otra parte, la ruptura de las rutinas y dinámicas vitales habituales en estos pacientes acarrea un mayor daño que en personas mayores sin la enfermedad. «La falta de rutinas conlleva una dificultad o incapacidad de adquirir nuevos conocimientos, de modo que no pueden memorizar nueva información como las razones y la necesidad de este confinamiento. Esto crea confusión y malestar y puede redundar en problemas comportamentales», advierte.
Esto, añade, «se puede ver acrecentado por las dificultades comprensivas; al no ser capaces de procesar adecuadamente toda la información que reciben, aun entendiendo aceptablemente bien palabras como enfermedad, virus, problemas o muerte, los pacientes con Alzheimer no llegan a comprender bien los porqués de su entorno, mientras que sí perciben la atmósfera de preocupación y nerviosismo a su alrededor» y no poderse comunicar de forma efectiva «dificulta solventar estos problemas».
No hay que olvidar que si ya está resultando para todos y todas complicado el adaptarse a este estado de encierro, aun con conocimiento de causa y herramientas personales, «para personas con demencia estará lógicamente resultando muchísimo más arduo; no hay que perder de vista esta idea porque ayuda a ponerse en la piel del afectado y, por tanto, a comprenderle y a ser paciente y compasivo», recueda Navarro.
El Alzheimer afecta a la memoria a corto plazo, y por eso «cada explicación que repetimos, a ojos de quien la recibe, puede ser la primera explicación«.
Durante el confinamiento, actividades de vital importancia como pasear, acudir a una entidad o centro de día (lo que imprimía un carácter terapéutico y estabilizador a su vida cotidiana) y recibir atención presencial, o relacionarse socialmente (que aporta estimulación y bienestar anímico) «sufren un parón repentino, y con ello se detiene la continuidad terapéutica que contribuía a la ralentización del avance de los síntomas del Alzheimer», detalla.
Por todo esto, casi todos los afectados con esta enfermedad “desarrollan en mayor o menor medida algún trastorno conductual y el confinamiento puede generar un agravamiento de los mismos», de hecho, “una de las principales quejas de las familias y cuidadores está relacionada con el deseo persistente por salir a la calle, a veces obsesivo, que genera agitación e incluso agresividad”, describe el experto.
Aunque no hay datos concretos sobre el número de personas que padecen Alzheimer (ya que no hay un registro unificado de casos), se estima que “pueden existir entre 500 y 800.000 afectados en España”, considera Pérez.
Y es que, según relata Pérez, “hay pacientes que nunca han recibido un diagnóstico médico y otros que no han sido diagnosticado de demencia o Alzheimer ya que solo se les ha puesto una etiqueta de deterioro cognitivo«. En todo caso, “lo que sí se sabe es que esta patología representa uno de los principales problemas sanitarios y sociales en nuestro país por número y repercusión familiar”.
Lo que sí parece claro, a diferencia de otras patologías neurodegenerativas, es que es una enfermedad asociada a la edad, lo que hace que sean personas especialmente de riesgo frente al coronavirus.
Si a estos dos factores, confinamiento y edad, se le suman otros problemas que suelen tener estos pacientes como “inmovilidad, problemas deglutorios, pérdida de peso y una reducida capacidad respiratoria en los sujetos en los que la enfermedad está más avanzada”, el resultado puede ser “un curso más agresivo de la infección por coronavirus”, lamenta el experto del Hospital 12 de Octubre.
¿Se puede actuar para evitar el daño?
Según Pérez, “minimizar el riesgo de trastornos de la conducta estando encerrados en casa es difícil”, no obstante, “mantener una rutina diaria fija, facilitar tareas diversas a lo largo del día que mantengan entretenido al enfermo y hacer actividad física por casa son buenas ideas”, según explica Pérez.
Es aconsejable, casi por encima de todo, «simplificar el día a día en casa estableciendo rutinas horarias y anticipándose a lo que pueda ocurrir mediante la planificación», destaca Navarro. Según el experto, «la rutina le confiere a la persona con demencia de cierta capacidad de predecir lo que va a ocurrir, y esto es tranquilizador porque ofrece sensación de control y evita situaciones inesperadas».
Así, aconseja que «la hora de levantarse y acostarse no deberá variar de un día a otro (habrá que evitar siestas largas durante el día y comidas copiosas próximas a la hora de ir a la cama), ni tampoco los rituales de higiene y limpieza (asearse por la mañana, lavarse los dientes, ducharse al terminar la tarde para inducir el sueño) o la hora a la que se realizan labores domésticas».
Y es que, en la medida en que se pueda, «la persona afectada podrá ayudar e incluso realizar tareas adaptadas y supervisadas del hogar, como poner o quitar la mesa, doblar la ropa, tareas sencillas de limpieza, etc., ya que esto la mantendrá activa, distraída, estimulada y le permitirá albergar sensación de utilidad».
Tampoco se deberían modificar los momentos del día en los que se realizan tareas de estimulación física y mental. Ya que, mantener alguna tarea de estimulación cognitiva es otro de sus consejos de los expertos.
Aunque no pueden darse normas generales para los ejercicios cognitivos, “porque siempre hay que adaptarlos al perfil del paciente, su nivel cultural, sus aficiones y la presencia o no de déficits visuales o de otros sentidos”, señala Pérez, como norma general, “lo que sí se debería hacer es establecer, de forma reglada, algún periodo de actividad de este tipo todos los días, por ejemplo, una parte de la mañana y otra de la tarde”.
Siempre es preferible “cualquier actividad que al paciente le genere motivación o que sea aficionado”.
Siguiendo estas pautas, “podrían servir desde algún juego de mesa o alguna afición previa del paciente, hasta conversar sobre alguna serie o película que sea aficionado y se vuelva a visionar”, recomienda.
Lo que hay que evitar “son tareas repetitivas, que carezcan de motivación para el paciente, como por ejemplo hacer ejercicios repetitivos en papel si no hay interés por su parte, especialmente si nadie le supervisa”.
Para afrontar la situación, otro consejo es que, además de tratar de hacer comprender a la persona la naturaleza de la situación actual y de intentar mantenerla orientada en tiempo, espacio y persona (hablar diariamente de la actualidad, tener relojes a la vista, tachar los días de un calendario, llevar un diario, ver las noticias o leer prensa a la misma hora todos los días, mirar fotografías del pasado, etc.), «es importante adherirse a una estricta higiene y conservación de la apariencia física (no descuidarse ni desaliñarse); la imagen que damos y que vemos de nosotros mismos es un importante pilar psicológico», recuerda el neuropsicólogo.
Es importante saber también que las palabras negativas que empleamos ahora (virus, fallecidos, contagiados, muerte, etc.) «acarrean una importante carga emocional en personas con Alzheimer», que no pueden dar explicación a la situación en la que nos encontramos.
Por ello, «es importante dosificar la información que a este respecto reciben, aunque sigue estando indicado hacerles partícipes de las conversaciones en las que se habla de la crisis del coronavirus –siempre y cuando se hable de muchas cosas más-«, indica Navarro.
Las 10 claves
En casos de crisis, el consejo para los cuidadores será “mantener la calma y ser pacientes”. Por otra parte, “si el médico ha dejado una pauta de medicación de rescate, es importante usarla si la situación se desborda». Y si todo lo anterior falla, «habrá que hablar por teléfono con el centro de salud o, si es posible, con el especialista para que le proporcione nuevas pautas”.
Otras recomendaciones para los cuidadores o las familias son:
- Mantener una rutina para los horarios de comidas y los periodos de sueño e incluir de forma programada las visitas al cuarto de baño e higiene personal.
- Intentar hablar con el paciente con calma, usando frases simples e incluir solo una o dos órdenes. Esta estrategia es fundamental para aquellos pacientes que tienen problemas de lenguaje.
- Es muy útil acompañar las órdenes verbales con gestos y lenguaje emocional, a veces una caricia o un abrazo generan más calma que las palabras.
- Durante el día, es importante mantener alguna actividad más o menos reglada por la mañana y por la tarde. Podría tratarse de practicar alguna afición, una tarea manual de estimulación que esté haciendo previamente el paciente o incluso echar una mano en las tareas de limpieza y cocina si está capacitado.
- Si en algún momento el paciente está agitado, especialmente con la idea de salir a la calle, no hay que discutir con él sino buscar una respuesta con argumentos complejos. Es mejor mantener la calma, acompañarle por casa e intentar que se siente.
- En algunos casos el paciente puede presentar alucinaciones en este caso hay que explicar con un lenguaje sencillo, que no es real, pero sin discutir. Es útil iluminar bien la casa y encender las luces, incluso antes de anochecer, especialmente si el paciente presentaba ya problemas visuales. presentaba ya problemas visuales.
- En la situación actual, es muy difícil que el paciente haga ejercicio físico, por lo que hay que intentar acompañarle por la casa paseando con él mientras tanto. Es importante planificar estos paseos y hacerlos a diario como una actividad más, tanto por la mañana como por la tarde.
- Es importante que mantenga la medicación pautada por su médico previamente y no la suspenda. En ocasiones, el facultativo le puede haber dado pautas para aumentar o reducir la medicación según la situación de la conducta del paciente. Es importante seguir las indicaciones fielmente.
- ntentar evitar acudir a urgencias si no es por algo imprescindible, en tal caso hay que llamar a los teléfonos de emergencia o al centro de salud siempre para obtener más información antes de acudir a cualquier establecimiento asistencial.
- El último consejo es tener paciencia en estas circunstancias tan especiales y mostrarse siempre con mucha calma para que el paciente no se contagie de nuestro nerviosismo.