Lo que deberían saber los que todavía no se lavan las manos después de ir al baño.

Lo que deberían saber los que todavía no se lavan las manos después de ir al baño.

Tú también convives con ‘ellos’; según la Organización Mundial de la Salud, representan más de 90% de la población de este planeta.

Gema García Marcos

Seguramente, te los cruzas cada día en el cuarto de baño y te habrás preguntado por qué, a estas alturas ‘de partido’, siguen sin lavarse las manos después de ‘hacer sus cosas’. Es más, probablemente, habrás tenido que coger un papel para sujetar ese pomo que ellos (cuando decimos ellos nos referimos también a ellas, por supuesto) han agarrado previamente sin haber pasado antes por el ritual del agua y el jabón.

Quizás ‘ellos’, antes de que se desatara esta locura colectiva, te miraban como si fueras una especie de Howard Hughes de andar por casa, obsesionado por los virus y las bacterias.

Sin embargo, no hace falta verse amenazado por una epidemia de tintes bíblicos para saber que nuestras manos esconden todo un habitat de bacterias, alimentado por los teclados de nuestro ordenador, nuestros teléfonos móviles y, como no, por nuestras visitas al wc.

Tal y como contó la doctora Cristina Villegas, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, a nuestra compañera Isabel Vilches nuestras manos, que todo lo tocan, «pueden albergar unas 800.000 bacterias de los dos kilos que posee una persona media (de unos 70 kilos) entre la piel y el interior». Aunque no todas ella son perjudiciales: «En un individuo sano, no dan problemas», añade.

Una simple carta con el menú del día de cualquier restaurante puede albergar miles de millones de bacterias por centímetro cuadrado (las más comunes son el E. Coli), incluso más que las que ‘residen’ en un baño que se desinfecta diariamente.

LAVADO IDEAL

«Lavarse las manos es una de las mejores formas de evitar el contagio de determinadas enfermedades infecciosas y así protegerse a uno mismo y los convivientes», asevera Iván Pelegrín Senent, especialista en Enfermedades Infecciosas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA.

¿En qué situaciones debería ser de obligado cumplimiento? «Debe contemplarse, por ejemplo antes, durante y después de preparar alimentos; antes de comer; después de ir al baño; después de sonarse la nariz, toser o estornudar; también después de tocar basura, un animal o sus excrementos», detalla.

¿Cómo sería el lavado ideal? «Es fácil. Primero nos mojaríamos las manos con agua corriente limpia, cerraríamos el grifo y nos las enjabonaríamos. Posteriormente, nos frotaríamos con jabón hasta hacer una espuma con la que limpiaríamos el dorso, entre los dedos y debajo de las uñas. Esa maniobra hay que mantenerla durante, al menos, 20 segundos. Después, nos enjuagaríamos bien con agua corriente limpia. Y, al final, nos secaríamos con una toalla limpia o al aire».

¿Vale lavarse sólo con agua? «No. Usar un jabón para lavarse las manos es más eficaz que hacerlo solo con agua, ya que sus ingredientes levantan la suciedad y los microorganismos de la piel. Además, el mero hecho de que nos esmeremos más al utilizarlo, hace que se eliminen más microorganismos».

¿Agua caliente o fría? ¿Qué es más eficaz? «Tibia o fría. Si está muy caliente puede provocar mayor irritación en la piel y es más costosa para el medio ambiente».

¿Qué tipo de jabón es el más adecuado? «Es indiferente. Un jabón convencional. Si se hace muchas veces al día es preferible uno con pH neutro para no irritar la piel. Los jabones que se venden como antibacterianos no han demostrado un beneficio sanitario a nivel de consumidor (otra cosa es en ambientes específicos, como los hospitales).

¿Qué enfermedades podemos evitar de esta manera? «Infecciones virales (gripe, catarro común, etc), bacterianas y parasitarias que pueden causar diarrea por ejemplo», concluye el doctor Pelegrín.

Esperemos que ‘ellos» (cuando decimos ellos nos referimos también a ellas, por supuesto) lean este noticia, empiecen a lavarse las manos después de entrar al baño y dejen de mirarnos como si fuéramos una especie de Howard Hughes de andar por casa…

https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2020/03/04/5e5e574621efa0e4558b45aa.html