30 Nov Aviso a los padres veganos: «Tenéis una vida en juego, no un juguete en vida»
Cuatro pediatras valoran las restricciones alimentarias en menores a raíz del último caso de muerte infantil vinculada a las decisiones dietéticas.
PAULA MARÍA
Dientes ennegrecidos por las caries, patología hepática, brazos y piernas hinchados y apenas siete kilos… fue el diagnóstico de un bebé estadounidense que falleció hace unos días con un grave cuadro de desnutrición a sus 18 meses de edad. Sus padres, ahora arrestados, siguen una dieta vegana estricta que impusieron también a sus hijos sin ningún tipo de control médico. Una práctica cada vez más frecuente que ha llevado a los pediatras a pronunciarse para incidir en que estos padres tienen «una vida en juego, no un juguete en vida».
Así lo advierte Roi Piñeiro Pérez, jefe Asociado del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba y firme opositor de las teorías sin base científica, quien asegura que la posición de la comunidad de pediatría «no debe ser de intolerancia», pero que la libertad de conciencia de los padres «termina cuando empieza la salud del menor». De la misma manera habla Esther Barrios Miras, pediatra de atención primaria del Centro de Salud San Fernando, quien asegura que lograr un acercamiento con los padres es crucial: «Cuando la comunidad médica se cierra a una tendencia que no comparte, la familia se aleja de las consultas y el mayor damnificado siempre es el menor».
Más tajante se muestra el doctor José Casas, jefe de la Unidad de Pediatría y Adolescencia del Hospital Ruber Internacional, quien asegura que este tipo de restricciones alimentarias «siempre aumentan los riesgos», especialmente cuando se dan en los momentos cruciales del crecimiento como lo son la gestación, los primeros meses y la adolescencia. Además, Casas incide en que los alimentos son mucho más que componentes en distinta proporción, por lo que las sustituciones tienen consecuencias: «Se puede ser vegano si hay un control pero, en cualquier caso, ningún pediatra sensato lo recomendaría».
«No es veganismo, es una temeridad»
Miriam Martínez Biarge, pediatra y neonatóloga en el Hospital Ruber Internacional, defiende que un niño puede estar perfectamente sano siguiendo una dieta sin consumo animal, algo que respalda la Academia Americana de Nutrición, pero matiza que «una dieta vegana no consta solo de frutas y verduras crudas, y menos en la infancia». Esta profesional, investigadora en el Hammersmith Hospital – Imperial College de Londres y en la Universidad de Bristol (Reino Unido), asegura que el caso relatado no es veganismo sino «una temeridad» y lamenta que en Europa «todos los años hay varios casos de negligencia paterna con resultado de muerte«, pero apunta que suelen ser más mediáticos aquellos en los que los tutores son veganos.
Barrios, experta en pediatría social, vinculada al Colegio de Médicos de Madrid, asegura que el riesgo es mayor cuando se habla de un niño que nace en casa, que no acude a las «revisiones del niño sano» y al que, en definitiva, «se le está negando el derecho a la Sanidad». A este respecto, Piñeiro pone de manifiesto la complejidad de definir cuándo intervenir para separar a un niño de sus padres: «Es difícil saber cuándo a un niño le hace más daño la influencia de su familia que la separación, ¿y si es un menor asmático con padres fumadores al que el humo le ha llevado directamente a urgencias?».
La realidad es que el pediatra no siempre cuenta con la información necesaria para actuar. Cuando un menor no va a la escuela, la alarma suena en el sistema y la situación se ataja con rapidez, pero no ocurre igual si las ‘pellas’ del niño son en el médico. Por ejemplo, en el caso relatado los padres no llevaron a su hijo a la consulta ni una vez en sus 18 meses. Barrios asegura que estos episodios tan extremos no son lo habitual, pero coincide con Piñeiro en que hace falta algún tipo de alerta que permita activar un mecanismo de control si el caso lo requiere.
Cuando la vida del menor está en juego
Ninguno de ellos habla de oídas. El propio Piñeiro tuvo que afrontar un episodio parecido en su consulta, a la que acudieron unos padres con su hijo, un lactante de un año con una desnutrición severa: «He visto pasas con menos arrugas en la piel». El especialista cuenta que el percentil del bebé no llegaba a uno, estaba tan por debajo de su edad en altura y en peso «como podría estarlo un niño de uno de los países más pobres de África». Así lo recoge en su libro, ‘Pseudociencias al desnudo. Que no te engañen’.
Cuando el doctor comentó la necesidad de ingresar al bebé, los padres cuestionaron sus aptitudes y la de su médico de cabecera que los había desviado al hospital aunque, aseguraban, «su hijo estaba perfectamente porque se le veía feliz». Con la excusa de comentar el caso a un especialista, Piñeiro salió de la consulta y fue directamente a avisar a un asistente social que decretó el ingreso inmediato, al que siguió la retirada de la custodia y una denuncia por abandono de menores.
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