Una emprendedora monta un huerto sostenible y rentable con la ayuda de personas con discapacidad.

Una emprendedora monta un huerto sostenible y rentable con la ayuda de personas con discapacidad.

La idea de una bióloga en paro.

ADRIÁN CABEZAS

La emprendedora y bióloga Beatriz García se quedó en paro hace tres años y puso en marcha un huerto ecológico. Hoy, ya ha recuperado la inversión y puede vivir de ello. En buena medida, gracias a la ayuda incondicional de los trabajadores de ENVERA, una asociación de personas con discapacidad.

Cada vez son más las personas que apuestan por consumir productos ecológicos y sostenibles. De hecho, incluso se animan a tener su propio huerto. El siguiente paso sería obtener rentabilidad de él. Beatriz García Pelló es una de ellas. Ésta emprendedora se quedó en paro y no se lo pensó dos veces. Puso en marcha en 2017 su propio negocio, un huerto sostenible. Ahora ya no está sola, cuenta con la ayuda incondicional de sus trabajadores, personas con discapacidad de la asociación ENVERA (Asociación de Empleados de Iberia Padres de Personas con Discapacidad).

El proyecto se llama «Amor de Huerta» y, aunque reconoce que no es fácil vivir de ello, en los tres años que lleva el negocio, ya ha logrado beneficios. La idea de negocio se le presentó cuando un amigo que trabajaba en la asociación ENVERA le propuso aprovechar unos terrenos que tenían y que estaban abandonados. García se encontraba en paro, después de haber trabajado en una empresa para regenerar el aceite usado (ella había estudiado Biología y un máster en gestión y tratamiento de residuos). Y se lanzó a la aventura.

Contó que comenzó a negociar con la entidad. Ésta al final, acabó cediéndole los terrenos, a cambio de que ella se encargara de arreglarlos y los chicos del centro pudieran trabajar allí. Algo que, según contó, le entusiasmó desde el primer momento. En invierno de 2017 se pusieron manos a la obra y comenzaron a plantar en aquellos terrenos abandonados.

Un huerto ecológico y de temporada

Aunque «Amor de Huerta» no tiene el sello ecológico, se le podría tildar como tal, pues evitan los pesticidas y herbicidas industriales. Estos procedimientos son sustituidos con infusiones de ajo, de ortigas y de cola de caballo. Su mayor enemigo son las plagas, en especial el pulgón y la araña roja. Y su mayor aliado, los trabajadores de ENVERA, personas con síndrome de Down con los que reconoce entenderse muy bien.

Su negocio está activo durante todo el año, y los productos que plantan son de temporada. Ahora en verano, por ejemplo, cuenta con tomates y pepinos, mientras que, en invierno, la plantación se basa principalmente en coles, como el repollo o la lombarda. Aunque -según explicó- a veces compra a otros proveedores para poder ampliar su cartera de productos.

El funcionamiento para la venta es sencillo: realiza un listado de mercancías y los clientes se lo encargan. Tras ésto, prepara el producto y el comprador va a recogerlo. Pero, si el consumidor lo prefiere, también puede recogerlo con sus propias manos de la mata. Algo que ocurre con bastante frecuencia en temporada alta.

En tres años de vida ya ha recuperado la inversión

Ésta emprendedora gestiona el huerto totalmente sola. No obstante, a veces «cuento con la ayuda de voluntarios». En los tres años que lleva funcionando el negocio, García aseguró que el retorno ha sido positivo, pero que “es complicado vivir de ésto. Si tuviera que pagar un alquiler no podría hacerlo”.

A pesar de que el huerto está situado en Colmenar Viejo (Madrid), ésto no ha impedido que otros vecinos de pueblos cercanos como Tres Cantos o Soto del Real, acudan a él. Ésta buena acogida por los vecinos de la zona ha hecho que, actualmente, esté pensando en expandir el negocio, aunque todavía no lo tiene asegurado.

De momento, ella prefiere seguir utilizando su método principal para darse a conocer: el viejo boca a boca, que las personas hablen de lo que ella y sus ayudantes hacen. Ésto no quita que también se anuncie por Redes Sociales como Facebook, Instagram o Twitter. O, incluso, por otros medios de difusión como periódicos locales.

García aseguró que a la hora de afrontar y poner en marcha el proyecto “ha tenido mucha suerte”. Según explicó, para empezar a trabajar en el proyecto, no tuvo que realizar una inversión inicial de capital, pues gracias a las negociaciones de ENVERA con ciertas entidades como La Caixa y el Sindicato Español de Pilotos de la Líneas Aéreas (SEPLA) cubrieron los gastos iniciales, que ascendían hasta los 6.000 euros.

Sin embargo, reconoció que es “muy difícil empezar, y que requiere mucho esfuerzo y tiempo hasta que encuentras tu hueco». El huerto lo mantiene exclusivamente con lo que saca de la venta de sus productos. Aunque es ENVERA la que se encarga de las grandes obras de mantenimiento.

A la pregunta de si recomendaría emprender respondió con un “sí” rotundo. Pero señaló que es necesario «asesoramiento y continuidad en las ayudas. Sin ellas, es muy difícil que un pequeño negocio se sostenga», Tampoco es fácil encontrar tierras que cultivar: «Los precios están por las nubes» concluyó.