Setecientos invidentes cacereños recobran su autonomía con la ONCE

Setecientos invidentes cacereños recobran su autonomía con la ONCE

Aunque ya hay menos cegueras de nacimiento, los accidentes y patologías generan discapacidades. Hay 184 vendedores del Cupón en la provincia, la principal fuente para financiar todos los servicios.

LOLA LUCEÑO BARRANTES

Cierre los ojos y trate de desenvolverse así durante cinco minutos. Posiblemente opte por quedarse quieto y esperar. Otros no pueden hacerlo porque esos cinco minutos se prolongarán toda su vida. Las cegueras y las discapacidades visuales graves siguen estando al orden del día. Es cierto que los avances de la medicina permiten que cada vez nazcan menos niños con esta problemática, y que los tratamientos resultan bastante efectivos. Pero solo en Extremadura, entre 70 y 80 personas se afilian anualmente a la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) tras haber sufrido accidentes o enfermedades, la mayoría por encima de los 55 años.

Por tanto, la labor de esta entidad es siempre mucho más que necesaria porque abre las puertas a quienes llegan completamente desorientados. Solo en Cáceres, la ONCE hace posible que 700 usuarios vivan de forma normalizada. «Tenemos un objetivo preferente: conseguir su autonomía personal y su inclusión en la sociedad a través de la prestación de servicios sociales especializados», explica Leticia Ventura, directora de la agencia de la ONCE en Cáceres, donde hay usuarios de todas las edades. Allí les proporcionan atención integral en áreas fundamentales para que se puedan valer por sí mismos: rehabilitación, atención psicológica, apoyo al empleo, atención educativa…

UN PLAN PARA CADA PERSONA / «Cuando alguien pierde la visión y se afilia a la ONCE, en primer lugar le hacemos una entrevista personal a través de nuestros trabajadores sociales para determinar en qué circunstancias llega. Es un momento muy traumático, porque ya no puede seguir haciendo las cosas como antes. Vienen muy afectados», relata la directora. En esta entrevista se determina su afectación, sus necesidades, si está en edad de trabajar, si es un estudiante, si ha perdido toda la visión o le queda un ‘resto’ (así se denomina cuando todavía se conserva algo de capacidad visual). «Con todos estos datos determinamos qué servicios sociales de atención personal vamos a proporcionar a ese afiliado, y se le diseña un plan individualizado, como si le hiciésemos un traje a medida», detalla la responsable.

ORIENTARSE, ADAPTAR LA CASA… / Los servicios más demandados son rehabilitación y atención psicosocial, «porque las primeras herramientas que necesitan por lógica son las que les permiten comenzar a manejarse en su vida diaria». La rehabilitación conlleva tres áreas: orientación y movilidad para poder guiarse por diferentes entornos; habilidades de la vida diaria (cocinar, planchar, barrer, ir al supermercado, adaptar los electrodomésticos de casa con la ayuda de los técnicos de la ONCE…); y en tercer lugar, el área de óptica, ya que las personas que aún tienen ‘resto visual’ pueden conseguir optimizarlo a través de lentes especiales.

Laura Sousa es la responsable de los servicios de rehabilitación de la ONCE en Cáceres. Tiene sus instalaciones en la propia sede de la organización, en la calle Virgen del Pilar. «En principio trato de dar a los afiliados una autonomía básica para que después puedan continuar avanzando. Les enseño a desplazarse en interior y exterior, el uso del bastón…». También les instruye en las habilidades diarias, «de la mañana a la noche: vestido, aseo, cocina…».

Además, Laura se encarga de apoyarles con la rehabilitación visual cuando tienen un ‘resto de visión’, mediante el uso y manejo de ayudas ópticas. «Hace treinta años muchos afiliados eran ciegos totales, pero hoy más del 80% tienen ‘resto visual’ y es posible que le saquen buen provecho», afirma la especialista, con larga experiencia. «Todos pueden acabar haciendo una vida prácticamente normal aunque parten de condiciones muy difíciles», rubrica. Sin duda, «un trabajo duro que personalmente me da muchísimas satisfacciones».

Entre los primeros servicios que reciben los afiliados también destaca la atención psicosocial: «Vienen a la ONCE muy afectados, deben comenzar a aceptar su discapacidad, salir a la calle, enfrentarse a la sociedad, porque no resulta fácil… Hasta que no avanzan en este camino, difícilmente pueden comenzar con el resto», subraya Leticia Ventura.

Pero todos cuentan con una buena ayuda. El Equipo de Atención Básica de la ONCE está formado por trabajadores sociales, psicólogos, animadores socioculturales, maestros e incluso un instructor tiflotécnico, que es el encargado de adaptar la tecnología a personas con discapacidad visual. Les ayuda por ejemplo a trabajar con los ordenadores a través de programas de síntesis de voz (la velocidad de lectura es realmente extraordinaria), o les adapta los teléfonos móviles que también manejan por la voz y por ciertos códigos táctiles.

BENDITAS TECNOLOGÍAS / Y es que los avances tecnológicos han sido de gran ayuda para las personas con deficiencia visual. La ONCE cuenta con su propio lector de libros digitales con acceso a su biblioteca sonora (los afiliados pueden hacer peticiones y el servicio bibliográfico las atiende, por ejemplo pasando a sonoro un libro concreto). También existe el Club ONCE con acceso a numerosos servicios y trámites, y un fondo de películas audiodescritas. Los afiliados aprender a manejar todos estos recursos.

Una vez que las personas han recuperado el control de su vida, la ONCE les hace una adaptación para que puedan volver a su anterior puesto de trabajo. Pero si no tienen empleo y desean entrar en el mercado laboral, pueden utilizar el servicio de apoyo de esta organización para la búsqueda de trabajo. En primer lugar, el afiliado se entrevista con un técnico especialista que determina cuáles son sus intereses, sus capacidades y sus cualidades, si necesita formación extracurricular… A partir de ahí la ONCE introduce a estas personas en un bolsa de empleo y trata de brindarles salidas, bien en distintas empresas privadas o instituciones (la organización les avisa de las ofertas existentes), o bien a través de su propia red de empresas sociales, muy amplia, que se denomina Ilunion (sector sociosanitario, turismo, comercio, consultoría, servicios…), donde miles de personas tienen un empleo. En Cáceres, Ilunion dispone de una empresa de ‘contact center’ con 200 trabajadores.

Pero quizás la opción laboral más conocida de la ONCE son los agentes vendedores de productos de juego. En la provincia de Cáceres hay 184, y solo en la capital cacereña existen 10 quioscos que han comenzado a renovarse con un modelo más diáfano. «El vendedor es la figura emblemática del trato con el ciudadano, del ‘buenos días’, del acercamiento cotidiano, humano, a la sociedad, de la ilusión y la magia que puede llegar a cualquier cliente, y que sobrepasa lo meramente comercial», detalla la directora.

Aunque éste es el producto emblemático y más entrañable de la ONCE, también se han creado otros acordes a las nuevas tendencias, con gran acogida, como Eurojackpot, Súper Once, 7/39 o los Rascas. «Pero siempre defendemos el juego responsable, reforzamos mucho este concepto en los cursos a nuestros vendedores, por ejemplo jamás se dispensa a menores», rubrica.

La venta de dichos productos se ha incrementado un 8,5% en la provincia cacereña en lo que va de año. «Gracias a la ciudadanía, la ONCE puede financiar los servicios que facilitan nuestros grandes objetivos: la autonomía y la inclusión de quienes tienen problemas visuales», destaca la directora. Y ello pese a que la ONCE supone solo un 5% del mercado del juego, «por lo que con muy poco se consiguen grandes cosas», matiza la directora. De hecho, el cupón se creó en 1939 como un empleo para estas personas, que querían ganarse la vida en lugar de depender de un subsidio.

En suma, numerosas estructuras y recursos que se integran en el Grupo Social ONCE, formado por tres pilares: la propia ONCE (el pasado año cumplió su 80 aniversario), la Fundación ONCE para la cooperación e inclusión de personas con discapacidades diferentes a la visual, y en tercer lugar Ilunion, el grupo de empresas sociales. En toda España, el Grupo Social ONCE tiene 73.000 trabajadores, el 61% con algún tipo de discapacidad.

Aunque se ha avanzado mucho, aún quedan serias asignaturas pendientes. «Hay que trabajar la accesibilidad en las ciudades, también en Cáceres, que por sus características históricas tiene muchas cuestas, calles con chaflán (más complicadas al carecer de la referencia de las esquinas), y nuevas plataformas peatonales únicas en las que siempre se deberían atender las necesidades de las personas con déficit visual, ya que precisan algún tipo de separación (por ejemplo, otro tipo de baldosas) entre la zona donde se supone que acaba la acera y empieza el paso de coches, para evitar ser arrollados. «En la ONCE estamos dispuestos a asesorar sobre estos proyectos para lograr una ciudad en la que tengamos cabida todos», sostiene la directora.

CAMINO POR ANDAR / En general, la sociedad ha ganado terreno en la integración de personas con discapacidad, aunque hay que seguir caminando. Leticia Ventura se refiere a gestos como el del comerciante o el médico que se dirige al acompañante de la persona ciega y no a ella directamente. «La discapacidad es nuestro día a día, lo tenemos asumido, por eso hay que tender a su normalización por parte de todos», concluye.

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