La visión tradicional de la vejez está obsoleta

La visión tradicional de la vejez está obsoleta

Conversaciones en Salamanca.
Comprendiendo el envejecimiento.

REDACCIÓN

La visión tradicional de la vejez está obsoleta según Tom Kirkwood, experto en biología del envejecimiento. Así lo afirma en la conferencia ¿Por qué y cómo estamos viviendo más tiempo? El evento se incluye en el ciclo “Conversaciones en Salamanca: comprendiendo el envejecimiento“. Está organizado por el Centro Internacional sobre Envejecimiento (CENIE) y puede ser visto desde este enlace. Se trata de la tercera entrega de un programa con destacadas figuras del ámbito científico. El primer capítulo, en el mes de febrero, contó con la presencia del gerontólogo Aubrey de Grey; el segundo, en junio, tuvo como protagonista al bioquímico Juan Carlos Izpisua.

Sobre el envejecimiento de la población abundan muy a menudo los enfoques negativos. Y este punto de vista dificulta la comprensión de un fenómeno demográfico inédito hasta ahora. El CENIE quiere impulsar un cambio de actitudes, prácticas y políticas en este sentido; este organismo sostiene que alcanzar ese objetivo permitirá aprovechar el enorme potencial de las personas mayores del siglo XXI.

Es preciso modificar la visión tradicional de la vejez

Vivir más años no es un problema, sino un éxito. Kirkwood se muestra optimista con respecto al futuro de la investigación. “Aplicando las actuales técnicas contra el envejecimiento, podemos tener resultados positivos en 20 años“, asegura convencido. El envejecimiento no está programado por la Naturaleza. Es un proceso maleable y hay que aprovechar las oportunidades de poder ser más longevos. El envejecimiento es un fenómeno exclusivamente humano. Los animales en libertad no envejecen; por el contrario, mueren apenas experimentan signos de deterioro. A pesar de su indiscutible papel, la influencia de la genética es modesta, pues supone apenas un 25%. El 75% restante; es decir, la mayor parte, obedece a variables controlables. Los estilos de vida o las condiciones socioeconómicas, esenciales para el buen desarrollo del envejecimiento, son un claro ejemplo de ello.

El científico manifestó asimismo que hay que abandonar la obsesión por los costes económicos del envejecimiento. A pesar de ser una opinión muy extendida dista mucho de estar en lo cierto. Diferentes estudios han demostrado que el aumento de la esperanza de vida ha tenido un impacto económico positivo. Las personas mayores también son consumidores y, por tanto, contribuyen a la riqueza de la sociedad. Por último, aludió a la positiva actitud de las personas de edad avanzada. Los psicólogos lo denominan la paradoja de la vejez. El hecho hace referencia al bienestar emocional. Las personas mayores son más felices que ningún otro grupo de edad. No parece haber dudas: la visión tradicional de la vejez ha quedado obsoleta.

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