Cada vez hay más hijos que piden a sus padres que eliminen sus fotos de las redes sociales

Cada vez hay más hijos que piden a sus padres que eliminen sus fotos de las redes sociales

Los niños y jóvenes expuestos se tienen que enfrentar, en ocasiones, a comentarios de sus amigos y otros círculos.

S. F.

La avalancha de fotos y vídeos que los padres realizan de sus hijos y que, sin la más leve contención ni el más ligero celo por la privacidad de los pequeños, publicarán alegremente en las redes sociales, son ya un foco importante de tensión en las familias.

Según datos de Coaching Club, cada vez hay más solicitudes de jóvenes que piden a sus padres que eliminen sus fotos de las redes sociales. El fenómeno del oversharing afecta a 4 de cada 5 niños y cada vez va a más. De hecho, entre los temas más recurrentes en terapia de familia destacan los reproches por la sobre exposición en redes sociales de imágenes que los jóvenes entienden como abuso de su intimidad.

Esta exposición en algunas ocasiones ha ocasionado problemas a los jóvenes en sus círculos de amistades. Entre los principales reproches destacan problemas en las relaciones de amistad de jóvenes que se ven obligados a dar explicaciones sobre momentos que exponen los padres en fotos en sus redes sociales que relatan y reflejan hechos, acciones o incluso planes realizados que entienden que no tienen por qué exponer, contar o dar explicaciones a sus amistades.

Verónica Rodríguez Orellana, terapeuta de Coaching Club explica: «Quién no ha tenido que dar algún tipo de explicación o explicar algún tipo de fotografía mal expuesta en una red social. En los círculos de amigos a veces incluso puede llegar a generar problemas o incluso bullying si el caso se lleva al extremo. No todos nos tomamos el humor de la misma manera y los jóvenes no tienen por qué verse expuestos con las fotografías graciosas que a veces los padre toman y comparten. Lo que a ellos les hace gracia, a un niño le puede ocasionar algún tipo de malestar en sus círculos de amistades o en el colegio».

Los padres desconocen o no acaban de valorar la magnitud de lo que sucede con estas imágenes. Y es que con estas fotografías compartidas en redes sociales están generando la identidad digital de los menores, tan al alcance de cualquier internauta y tan exhaustiva y detallada, circunstancia esta que es exclusiva y característica de las nuevas generaciones y a la que no se vieron sometidos a tan intensa exposición pública, los propios padres que ahora la estimulan.

«La difusión gráfica de niños jugando, durmiendo, comiendo, llorando, dando sus primeros pasos, sonriendo y, en resumen, un sinfín de escenas de la vida cotidiana con las que los padres pretenden compartir experiencias relativas a la educación de los hijos, sus dificultades y sus satisfacciones», advierte Rodríguez Orellana.

Sin embargo, muchas veces estos confiados padres no son conscientes de la sobresaturación de datos que facilitan acerca de la familia, atiborrando incluso a los receptores más fiables y publicando detalles arriesgados o, como poco, indebidos para la privacidad y la seguridad de los más pequeños.

La temprana adolescencia, en torno a los 12 años, es cuando la mayoría de los niños se inicia en las redes sociales. Coincide esta etapa con la formación de la propia identidad de los adolescentes y su comportamiento está completamente ligado a la aceptación que de ellos haga su entorno, por lo que muchas veces esta huella online creada por los padres avergüenza y molesta o enfada a los hijos.

«Resulta trascendente que los progenitores se pongan en el lugar del niño en el preciso momento en que pueda ser consciente de este contenido publicado al margen de su propia opinión. Deben ser escrupulosamente consecuentes con el hecho cierto de que los hijos deberán asumir las consecuencias de algo que no han decidido», concluye Rodríguez Orellana.

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