08 Ago Día de los Abuelos: los salvavidas de la familia y las personas más sabias
La conmemoración en el calendario católico de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo, explica el merecido reconocimiento.
ALBERTO LÓPEZ – MADRID
Si se celebra el Día del Padre y el Día de la Madre, cómo no se va a festejar el Día de los Abuelos, esas personas tan especiales para los más pequeños de la casa y de las que se guardan imborrables recuerdos por su paciencia, su sabiduría y su complicidad. El calendario tiene hoy, día 26 de julio, esa fecha dedicada a ellos al recordar el santoral a Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y, por tanto, abuelos de Jesús.
Sin embargo, la jornada de hoy es más sentimental que comercial. Los pequeños de la casa, de vacaciones, no llevarán esas cada vez más complicadas manualidades del colegio a sus abuelos como hacen con sus padres en marzo y en mayo, respectivamente. Hoy es un día para el reconocimiento y el agradecimiento por una labor de la que disfrutan con agrado y con la que se muestran siempre dispuestos, las 24 horas del día e incluso sacrificando su vida personal por la conciliación familiar.
Y es que los abuelos ya no son solo las personas que colman de caprichos a los nietos incluso a escondidas de sus hijos, los verdaderos padres de las criaturas, sino que se han convertido en coeducadores de los más pequeños. Ese malcriar a los reyes de la casa se ha quedado en una leyenda urbana, ya que las circunstancias económicas, laborales y sociales los han convertido a muchos, a su edad, en los auténticos padres de los menores por el tiempo que deben pasar con ellos.
Pero es que ellos también han cambiado. Los abuelos de ahora disfrutan de su papel a una edad más joven que hace décadas y tienen más calidad de vida, por lo que en muchos casos comparten aficiones con los nietos y hasta pueden viajar con ellos. La brecha digital, además, es cada vez es más estrecha y en la actualidad hay muchas formas de contar un cuento o una anécdota del pasado más allá de la tradición oral.
Lo que continúa siendo indisoluble entre abuelos y nietos es el parque, esa vía de escape con la que no puede ni la televisión ni las nuevas tecnologías. Es en este lugar donde se fraguan muchos de los lazos y de los recuerdos que todos tenemos de los abuelos: los paseos con ellos, sus consejos, la ayuda que ofrecen, su paciencia y lo condescendientes que son en secreto.
Pero el escenario no es tan idílico para todas las familias. También hay ausencias tempranas, enfermedades o, lo más habitual, una crisis que ha afectado a la mayoría de hogares y que en los últimos años ha variado el papel de los abuelos al tener que sacrificar su pensión para ayudar a los hijos, convirtiéndose, en muchos casos, en la única fuente de ingresos en el hogar. Muchos han hipotecado sus vidas de tranquilidad y merecido descanso después de años de trabajo para irse a vivir con los nietos y desempeñar el papel de padres o hasta han vendido su casa de toda la vida por la paz y el futuro familiar.
Toda esa mezcla de recuerdos, sentimientos y agradecimiento tiene cabida en esta jornada dedicada a los abuelos y que también se celebra en numerosos países Europa y América como Argentina, donde además se conmemora el Día de la Abuela el segundo domingo de noviembre y el Día del Abuelo el tercer domingo de agosto. También se celebra este día en Brasil, Nicaragua, Panamá y Portugal.
Google también se une hoy a este homenaje dedicando su doodle a los abuelos con una apuesta por el medioambiente y representando a los abuelos como dos frondosos y vigorosos árboles que abrazan y protegen a los pequeños arbustos, los nietos, que hay junto a ellos.
Los abuelos lo han vivido casi todo y por eso se consideran personas sabias, pero es que también los nietos les proporcionan una vitalidad extra que le aporta beneficios a sus achaques y preocupaciones. Esa retroalimentación crea una simbiosis por la que los nietos disfrutan con los abuelos y estos a su vez con ellos al retroceder en el tiempo una cuantas décadas y revivir una especie de segunda paternidad y también juventud.
Por eso, si aún estás a tiempo de disfrutar de tus abuelos, comparte tu tiempo con ellos, escucha sus vivencias, pregúntale cosas y verás todo lo que se aprende y la serenidad que transmiten.
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